05 Nov

Contexto Histórico

El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, estuvo marcado por dos revoluciones: la Revolución Gloriosa en Inglaterra y la Revolución Francesa. En este siglo, la sociedad se organizaba según el llamado Antiguo Régimen: un gobierno absolutista, donde pervivía la división social en estamentos (nobleza, clero y tercer estado) heredada del medievo. Ante las reivindicaciones ciudadanas de libertad, la clase dirigente respondió con el despotismo ilustrado. Es decir, los aristócratas realizaron reformas que contribuyeron al bienestar general, pero la Revolución Francesa terminó con este modelo de sociedad despótica y clasista.

Contexto Filosófico

La Ilustración se desarrolló en Europa durante el siglo XVIII. Los pensadores de la Ilustración tenían una confianza prácticamente ilimitada en la razón y en su poder. Si se utilizaba adecuadamente, es decir, de forma libre y sin perjuicio, se alcanzaría un conocimiento y un dominio efectivo de la naturaleza que supondría para el ser humano el comienzo de una era de progreso sin límites.

Su funcionamiento consistía en ir de los hechos a los principios, y no de los principios a los hechos, como pensaban los racionalistas. La influencia del empirismo en el pensamiento ilustrado es muy clara. La metáfora que mejor refleja esta confianza en la razón de los filósofos del siglo XVIII es la de la luz.

El desarrollo de las ciencias experimentales, que los ilustrados valoraban como el logro más claro del uso autónomo de la razón, señala el cambio por el que transita la humanidad hacia su perfeccionamiento.

Influencias Filosóficas

La filosofía de la Ilustración es, en primer lugar, heredada de Descartes, el racionalista por excelencia del siglo XVII. Como diría D’Alembert: “Descartes se atrevió a enseñar a los buenos espíritus a sacudirse el yugo de la escolástica”. El ser humano lo conciben como formando una especie única, superior a todas las demás especies por las operaciones de las que es capaz. Además, Descartes había defendido la unidad de la ciencia, y esta fue la convicción de la que nació la Enciclopedia.

La observación, el cálculo y la comprobación de resultados se mostraron, a partir de Newton, como un camino más fecundo que el de la deducción a la hora de interpretar y comprender el universo.

También Locke, con su valoración de la experiencia y su método de análisis de las ideas para tratar de encontrar en ellas la experiencia de la que surgen, influyó en la Ilustración, sobre todo en la crítica de las ideas morales.

La Enciclopedia

La obra más importante de los ilustrados franceses es la Enciclopedia. Los enciclopedistas franceses poseen, pues, una visión monista y materialista de la realidad.

Hay entre ellos una línea de pensamiento claramente materialista y atea, cuyos principales representantes son Diderot y Helvetius; otra que recibe el nombre de deísmo, y cuyos representantes más significativos son D’Alembert y Voltaire.

Pensamiento Político

En política, todos los ilustrados se oponen a las doctrinas tradicionales y mantienen que el ámbito de la política es autónomo. En contra de los defensores de la razón de estado, como Maquiavelo o Hobbes, defienden que las leyes tienen que fundamentarse en principios accesibles a la razón.

La posición política más extendida entre los ilustrados franceses fue el despotismo ilustrado.

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