23 May

1. La Sociedad y la Cultura en las Últimas Décadas

En el mundo occidental, tras la crisis del petróleo de 1973, se inician una serie de acontecimientos históricos que producen profundos cambios:

  • La rápida fractura del bloque comunista, representada simbólicamente por la caída del muro de Berlín en 1989, supuso el final de los dos bloques: Estados Unidos y la URSS.
  • Se inicia el proyecto de la Unión Europea, con la firma en 1992 del Tratado de la Unión. Frente a Europa, África cada vez sufre más la miseria y la inestabilidad.
  • La revolución tecnológica (sobre todo Internet) altera la economía, las comunicaciones y la vida cotidiana. Además, la alta tecnología se convierte en un instrumento de poder que agranda aún más la brecha entre países ricos y pobres.

La Situación en España

En España se produce un importante cambio a partir de la muerte de Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975. Empieza entonces la transición, que permitió pasar del régimen dictatorial a un Estado democrático de derecho.

Aunque el 23 de febrero de 1981 se produjo el golpe de Estado del coronel Antonio Tejero y en la década hubo numerosos atentados de ETA, la democracia española consiguió consolidarse.

Por supuesto, igual que en los demás países occidentales, también en España la revolución tecnológica ha cambiado profundamente la economía y la forma de pensar y entender el mundo.

2. La Literatura Española desde 1975

La muerte de Franco y la posterior transición a la democracia trajeron consigo importantes cambios que afectaron a la literatura. Para empezar, desapareció la censura franquista, lo que dio un respiro a los escritores y además permitió que empezaran a publicarse en nuestro país las obras de autores europeos y las de los españoles exiliados.

En general, a partir de los años ochenta se vivió en España una oleada de alegría vital por la libertad recién estrenada.

Es complicado juzgar la producción literaria de las últimas décadas porque falta la perspectiva temporal, pero se pueden señalar algunas tendencias generales:

  • En la novela, se produce una reacción contra la experimentación de la década de los sesenta. En general, los narradores españoles, inspirados por los novelistas del boom hispanoamericano, intentan conjugar la calidad literaria de sus obras con su popularidad.
  • En poesía sucede algo similar; el culturalismo de los «nueve novísimos» de la antología de Castellet (1970) deja de ser el modelo en los años ochenta. Aunque hay tendencias poéticas muy distintas entre sí, en este periodo predomina la sencillez formal.
  • El género dramático fue el más beneficiado por la desaparición de la censura y la llegada de la democracia. Los nuevos gobiernos, tanto nacionales como autonómicos fomentaron el teatro con su política de subvenciones y lograron equiparlo en espectacularidad y brillantez con el género dramático europeo. Sin embargo, es posible que esta dependencia de lo público quitase al teatro algo de su sentido crítico.

3. La Poesía Española tras la Muerte de Franco

Salvando las distancias, la poesía posterior a 1970 evoluciona de manera similar a la novela, pues en ambos géneros se observa un importante descenso de la experimentación.

Cuando los poetas más jóvenes empiezan a publicar en los primeros años de la democracia, se vuelven a generaciones anteriores:

A.

  • Revisan la tradición y se fijan en poetas que, según ellos, no han recibido la atención que merecían, como Manuel Machado, María Zambrano, Rafael Alberti, Gerardo Diego.
  • Leen poesía europea y americana.
  • Encuentran sus modelos en José Hierro y, sobre todo, en los autores de la generación del medio siglo (Jaime Gil de Biedma).

La Poesía de la Experiencia

La poesía de la experiencia es una poesía realista, con el vocabulario sencillo, que habla de las situaciones cotidianas y transmite emociones. Sin embargo, sus autores no comunican su propia intimidad como los poetas románticos, sino que creen en la necesidad del distanciamiento irónico que aprendieron de los poemas de Jaime Gil de Biedma.

Sus rasgos más característicos son:

  • Uso de un lenguaje directo y sencillo, incluso conversacional.
  • Tono de ironía suave, más humorística que amarga.
  • Ambientes urbanos tomados de la vida cotidiana.
  • Sus temas son el amor y la amistad, la nostalgia por el paso del tiempo, la aceptación del fracaso.

Los poetas más representativos de esta tendencia son Luis García Montero (El jardín extranjero, 1983; Diario cómplice, 1987; Habitaciones separadas, 1994), Felipe Benítez Reyes (Paraíso manuscrito, 1982; Los vanos mundos, 1985).

La Poética del Silencio

Los poetas del silencio comparten una visión exigente de la poesía, alejada por completo de la anécdota vital y del lenguaje conversacional de los poetas de la experiencia. Para ellos, la poesía está al servicio de la reflexión y es una forma de conocer del mundo.

Algunos poetas de esta corriente son Jaime Siles (Música de agua, 1983) Miguel Casado (Inventario, 1987). Olvido García Valdés (Ella, los pájaros, 1994).

El Neosurrealismo

Otra tendencia de la poesía española de las últimas décadas está enmarcada en el surrealismo. Sin embargo, no utiliza las técnicas más vanguardistas, sino que se expresa fundamentalmente a través de imágenes oníricas o visionarias.

Escriben poesía neosurrealista, entre otros, Blanca Andreu (De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall, 1980), Juan Carlos Mestre (La visita de Safo, 1983).

Los Poetas Más Recientes

Los poetas del siglo XXI se caracterizan por su eclecticismo, ya que mezclan las tendencias anteriores con un nuevo culturalismo que entronca otra vez con los novísimos. Juan Antonio González Iglesias, Elena Medel, Andrés Neuman y Antonio Lucas son algunos de los jóvenes poetas.

4. La Narrativa Española desde 1975

Después de la complicada novela experimental de la década de los sesenta, que fue iniciada en 1961 por Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, se produjo en la narrativa de los años sesenta y ochenta un acusado descenso de los experimentos técnicos. La novela de Eduardo Mendoza La verdad sobre el caso Savolta (1975) es un claro ejemplo de esta evolución.

Sin embargo, los novelistas no siempre logran el difícil equilibrio entre la exigencia de escribir una obra de calidad y el deseo de contar una historia entretenida. De hecho, en este periodo se produce cierto acercamiento a la subliteratura.

Conviene también tener en cuenta una característica de la sociedad posmoderna: la importancia en el mercado. En efecto, la novela se ha convertido en un objeto de consumo, cuyo valor se juzga a partir del número de ejemplares vendidos.

4.1. Principales Subgéneros de la Novela

El panorama de la novela después de 1975 es enormemente variado:

A. La Novela Negra

Es un tipo de relato policiaco ambientado en los bajos fondos urbanos.

Eduardo Mendoza es uno de los autores que utilizan en sus novelas los moldes de la novela negra, como en La verdad sobre el caso Savolta (1975).

Otros autores de novela negra son Juan José Millás (Papel mojado, 1983), Juan Madrid (Días encontrados, 1993).

B. La Novela Realista

Algunas novelas de las últimas décadas se centran en una trama narrada de forma realista. Su estilo recuerda en ocasiones a Benito Pérez Galdós y a los novelistas de XIX. Así sucede en La fuente de la edad (1986), de Luis Mateo Díez, Romanticismo (2001), de Manuel Longares, o La larga marcha (1996), de Rafael Chirbes.

C. La Metaficción

Es muy característica de este periodo la metaliteratura, es decir, la literatura que elige como tema la propia literatura, como en La noche que llegué al café Gijón (1997), de Francisco Umbral, y Las máscaras de héroe (1996), de Juan Manuel de Prada.

D. La Novela Lírica

En estas novelas son muy importantes la subjetividad del autor y el cuidado del estilo, que se acerca al lenguaje de la poesía. Mortal y rosa (1975), novela de Francisco Umbral es un fiel reflejo de esta corriente.

E. La Novela Histórica

Probablemente, el auge de la novela histórica se relaciona con el éxito de El nombre de la rosa, publicada en 1980 por el italiano Umberto Eco, y con la libertad de expresión que conllevó el fin de la censura.

También son frecuentes las novelas históricas ambientadas en la Guerra Civil, generalmente con la intención de reinterpretar lo sucedido desde el punto de vista de los vencidos (una intención que entronca con la desconfianza hacia la historia contada e impuesta por los vencedores). Algunos ejemplos son Luna de lobos (1985), de Julio Llamazares; Soldados de Salamina (2001), de Javier Cercas; La voz dormida (2002), de Dulce Chacón; o Los girasoles ciegos (2004), de Alberto Méndez.

En esta misma línea se entronca la obra El cuarto de atrás (1978) de Carmen Martín Gaite, una novela autobiográfica que mezcla la metaliteratura y la novela histórica de una forma magistral, a través de la visión crítica y feminista de la autora hacia los condicionantes patriarcales que caracterizaron la dictadura.

F. La Novela Sentimental y Erótica

Desde la transición, posiblemente como reacción contra los tabúes del régimen franquista, empiezan a aparecer novelas de tema amoroso con un importante contenido erótico. Las edades de Lulú (1989) de Almudena Grandes o La regla de tres (1996) de Antonio Gala son ejemplos de esta

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