02 Dic
La Monarquía Hispánica en los Siglos XVI y XVIII
Los Austrias (1516-1700)
Reinado de Carlos I (1516-1556)
Carlos I consolidó el Estado moderno, reforzando los organismos creados por sus abuelos. Preocupado por la política exterior, fue elegido emperador de Alemania. Mantuvo las diferencias entre los reinos hispánicos. Su interés por los asuntos europeos, la preferencia por extranjeros en cargos administrativos y sus continuos viajes a Europa provocaron descontento. Enfrentó dos levantamientos, ambos aplastados. Su política exterior se marcó por el mantenimiento de sus posesiones y la idea de unificar la cristiandad. Esto provocó guerras con Francia y la lucha contra luteranos y turcos. Fracasó en su intento de crear un imperio cristiano. Al abdicar, dejó la corona imperial a su hermano Fernando, emperador de Austria. Consolidó el imperio americano con la conquista del imperio azteca e inca.
Reinado de Felipe II (1556-1598)
Felipe II no heredó la corona imperial, su monarquía fue esencialmente hispánica. Fijó la capital en Madrid. Enfrentó problemas económicos, la sublevación de los moriscos de Granada y la rebelión de Aragón. El mantenimiento de la hegemonía europea provocó guerras con Francia, la guerra contra los turcos, la revuelta de los Países Bajos y el enfrentamiento con Inglaterra.
Reinado de Felipe III (1598-1621)
Felipe III confió el gobierno al duque de Lerma. Su política exterior se basó en la pacificación: firmó la paz con Inglaterra y pacificó las Provincias Unidas. Decretó la expulsión de los moriscos, grave para Valencia y Aragón.
Reinado de Felipe IV (1621-1665)
Felipe IV confió el gobierno al conde-duque de Olivares. Reanudó las hostilidades con las Provincias Unidas, reconociendo su independencia en 1648. Participó en la Guerra de los Treinta Años apoyando a Austria, enfrentándose a Inglaterra y Francia. En 1648, se intentó acabar con la hegemonía española y su control del comercio americano. Franceses e ingleses capturaron la flota de la plata dos veces. Felipe IV, sin recursos, negoció la paz, perdiendo territorios. Enfrentó las revueltas de Cataluña y Portugal por el intento de implantar la Unión de Armas. La revuelta de Portugal, apoyada por Inglaterra, llevó al reconocimiento de su independencia por Carlos II. Más de 40 años de guerra provocaron pérdidas territoriales y la pérdida del dominio del mar, lo que significó la pérdida de la hegemonía española.
Reinado de Carlos II (1665-1700)
A la muerte de Felipe IV, su hijo tenía 4 años. Gobernó su madre, Mariana de Austria, que entregó el gobierno al padre Nithard. En política interior, destaca la recuperación económica. Hubo desinterés por los asuntos europeos y preocupación por el Mediterráneo occidental y el imperio americano. Francia aprovechó la debilidad militar para ampliar sus territorios. El problema sucesorio marcó el final del reinado. La imposibilidad de Carlos II de tener heredero despertó el interés de las cortes europeas. Carlos de Habsburgo y Felipe de Anjou se disputaban el trono. Carlos II nombró heredero a Felipe de Anjou, iniciándose una guerra entre Habsburgo y Borbones.
Los Borbones (1700-1788)
El siglo XVIII comenzó con la Guerra de Sucesión y la entronización de la Casa de Borbón, que introdujo cambios en la política exterior y reforzó la defensa del imperio colonial. Los gobiernos borbónicos mantuvieron la alianza con Francia contra Inglaterra. La Corona de Aragón se asimiló a la de Castilla, eliminando sus instituciones y leyes. España se convirtió en un Estado absolutista y centralizado. Fue un siglo de recuperación, crecimiento demográfico y económico, auge del comercio colonial y reformas para modernizar el país.
La Guerra de Sucesión (1702-1714)
A la muerte de Carlos II, estalló la guerra entre los partidarios del archiduque Carlos de Habsburgo y Felipe de Anjou. Un hecho ajeno al conflicto puso fin a la guerra: Carlos se convirtió en emperador de Austria y sus aliados, temerosos de su poder, negociaron la paz. Felipe V fue reconocido como rey de España, separándose definitivamente las coronas de España y Francia.
Reinado de Felipe V (1700-1746)
Felipe V inauguró la dinastía borbónica. Centralizó el Estado con los Decretos de Nueva Planta, acabando con la existencia de diferentes reinos, leyes e instituciones. Transformó la administración territorial para reforzar el poder absoluto del monarca y limitó el poder de la Iglesia. Promovió la industria y el comercio.
Reinado de Fernando VI (1746-1759)
Su reinado se caracterizó por reformas económicas para modernizar el país.
Reinado de Carlos III (1759-1788)
Carlos III creía en el Estado absoluto y la soberanía real, pero se veía como benefactor del pueblo e impulsor de reformas. Sus objetivos eran acabar con las tierras amortizadas, los privilegios fiscales de la nobleza y el clero, y las trabas al comercio. Las primeras medidas provocaron protestas populares, lo que llevó a cambios menos radicales. Aunque no cumplió todos sus objetivos, dejó una cultura ilustrada importante para el desarrollo político posterior. Fue el mejor monarca del siglo XVIII. La política exterior se centró en mantener el imperio y la alianza con Francia (Pactos de Familia), participando en guerras con pocos beneficios (Guerra de los Siete Años, Guerra de Independencia de las colonias inglesas).
Características Generales de la Época
- Monarquía Absoluta de derechos divinos: El rey concentraba los tres poderes del Estado.
- Sociedad estamental: Sociedad dividida en grupos cerrados por nacimiento, basada en privilegios y desigualdades.
- Economía: Basada en el sector primario, con escasa actividad industrial y comercio controlado por el Estado.
- Iglesia: Gran influencia política y social.
La Ilustración
A mediados del siglo XVIII, la Ilustración criticó la sociedad y propuso nuevos modelos:
- Gobiernos representativos.
- Igualdad social.
- Economía libre de la intervención del Estado.
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