07 Dic
Una vez desenmascarado el engaño de la metafísica y la ciencia, se ha de realizar una crítica a la moral de los esclavos, moral que ha dominado siempre la cultura occidental desde su origen con el racionalismo socrático. Primero, Nietzsche se pregunta por el sentido y el significado de la moral, un saber mediante el que se juzga el bien y el mal. Afirmó que este sentido nos ha llegado deformado tanto histórica como etimológicamente.
Origen Histórico y Etimológico de la Moral
Considerando su origen histórico, cuando el ser humano comenzó a vivir dentro de una organización social, el fuerte se autodenominaba bueno y al débil se le tachaba de malo. Considerando su origen etimológico, en todas las lenguas, bueno significa noble y fuerte, mientras que malo equivale a vulgar.
Las Dos Morales según Nietzsche
Nietzsche distinguió dos morales opuestas:
- La moral de los señores: la de los hombres superiores, creadores de valores, que deciden por sí mismos lo que es bueno y lo que es malo.
- La moral de los esclavos: la de los débiles, resentidos contra los señores y la vida, que no se atreven a decidir lo que es bueno o malo, sino que se aferran al intelecto.
La gran perversión del cristianismo es que convence a los señores para someterse a esa moral de esclavos y compadecerse de los débiles. Para Nietzsche, puede observarse la lucha de estas dos morales a lo largo de la historia. Al comienzo de la organización social, solo existía la moral de los señores, que no admitían la existencia de un bien, pues eran ellos quienes decidían sobre lo bueno y verdadero.
La Influencia de Sócrates y Platón
Con la llegada de Sócrates y Platón, surgió una nueva moral, la de los hombres débiles y resentidos, que se alzó con la victoria. Estos filósofos colocaron el bien en sí por encima de cada individuo y consiguieron que se sometieran a estos conceptos. Posteriormente, su tarea fue continuada por el cristianismo, en la época moderna fue promovida por Kant y finalmente culminó con la Revolución Francesa y las revoluciones del siglo XIX.
A pesar de todo, las dos razas y las dos morales aún seguían mezcladas en la sociedad de su tiempo, en continua lucha y confusión. También aseguró que el triunfo de los plebeyos no era definitivo, pues se anunciaba la aparición de un superhombre.
La Muerte de Dios
Una de las tesis centrales de Nietzsche es la muerte de Dios, al que consideró una condición indispensable para eliminar el ser inmutable, las verdades objetivas y la moral de los esclavos. Toda la metafísica occidental se había apoyado en la noción de Dios y, para Nietzsche, la idea de Dios no era más que una palabra, un artificio del lenguaje inventado por los esclavos.
Sin embargo, Nietzsche afirmó que lo más grave es que los hombres débiles han tomado a Dios como excusa para imponer a todos una moral de condiciones y prohibiciones. Por este motivo, consideró que la tarea prioritaria era eliminar a Dios; tras su muerte, el ser humano se libraría de estorbos y podría situarse más allá del bien y del mal.
La Amenaza de Dios
Para el pensador, Dios es la amenaza más grande que existe contra la vida, hace que los seres humanos crean en otras vidas y rehuyan esta, la única real. En opinión de Nietzsche, las negaciones de Dios hasta el momento han sido inútiles, porque en ellas la idea de un ser superior ha sido sustituida por otros conceptos ilusorios.
Todo lo noble y digno de Dios debe ser devuelto al hombre sin sustituirlo por ninguna otra cosa, de manera que, sin Dios, el hombre se convierta en Dios. El ateísmo nietzscheano careció de fundamento teórico. Le bastó con señalar que la creencia en Dios era la causa de que los seres humanos se hicieran débiles, rechazaran la vida y dejaran de ser independientes.
El Nihilismo en la Cultura Occidental
Nietzsche consideró que la cultura occidental había inventado a Dios para dar un sentido a la vida y evitar que se convirtiera en algo absurdo. Pero en la civilización occidental, este había dejado de cumplir su función y se imponía el nihilismo, la ausencia de valores. Este nihilismo tenía un aspecto negativo: la desaparición de Dios significaba la destrucción de ese otro mundo que se sustentaba en él y el ser humano estaba abocado a no creer en nada, al nihilismo.
El nihilismo negativo dirigía al hombre a la pasividad, tal como quedó recogido en el pensamiento de Schopenhauer. Nietzsche nunca admitió esta forma de nihilismo porque conducía a la desesperación, pero nunca quedó él mismo libre del pesimismo. Aunque también presentaba un aspecto positivo, la eliminación de Dios despejaba el camino hacia el futuro.
Conclusión
En conclusión, lo cierto es que sin Dios, el ser humano quedaba desarraigado, abandonado en manos de quienes ostentan el poder.
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