13 Sep

La Narrativa en Prosa Durante el Renacimiento

BOCCACCIO

En el siglo XII, algunos narradores franceses escriben una serie de narraciones caballerescas (o novela cortesana/ roman courtois), emparentadas con los cantares de gesta. Están centradas en asuntos bélicos que después amplían a temas amorosos y aventuras inverosímiles. Las más importantes de estas narraciones se centrarán en la llamada “materia de Bretaña” o ciclo artúrico, en torno a la figura legendaria del rey Arturo, los caballeros de la Tabla Redonda y la ciudad mítica de Camelot. En los siglos siguientes se incorporan nuevos temas y héroes (el Santo Grial, Lanzarote…). Su influencia llegará hasta el siglo XVI con las famosas ‘novelas de caballerías’.

Al lado de estas narraciones largas, centradas en personajes heroicos y amores caballerescos, surgirán colecciones de cuentos o historias breves (novella / novela), de carácter costumbrista, amores más realistas y tono satírico.

Los Cuentos o Narraciones Breves

Con origen en las fábulas griegas o en la literatura oriental, las narraciones breves tuvieron mucho éxito a lo largo de la Edad Media y llegan hasta el Renacimiento conformando un género propio. Dependiendo de la finalidad con que fueron escritos podemos diferenciar tres tipos de cuentos:

  1. Cuentos moralizantes: con una enseñanza explícita (moraleja) o implícita, formaban colecciones de “ejemplos” utilizados por los predicadores para impartir una enseñanza moral. Los argumentos procedían de las tradiciones griegas, latinas, de la Biblia o de tradiciones orales tanto cristianas como musulmanas.
  2. Cuentos burlescos: sátiras de denuncia social escritas en verso (“fabliaux”) en Francia. Reflejaban los vicios de la sociedad, del mundo de los estudiantes goliardescos, de los pícaros, de mujeres desvergonzadas, de las tabernas, etc., pero no pretenden una finalidad moral (a diferencia de los “enxiempla” medievales).
  3. Relatos de entretenimiento: relacionados con la tradición folklórica, se escriben con una finalidad instructiva y práctica para la vida.

Las colecciones de cuentos más importantes aparecen en el siglo XIV y son: en España, El Conde Lucanor, de Don Juan Manuel, de clara intención didáctica; los Cuentos de Canterbury del escritor inglés G. de Chaucer, y el Decamerón de Boccaccio. Rasgos comunes a estas obras y a otras colecciones son: la variedad de los temas (realistas, fantásticos, eróticos, humorísticos, de aventuras, etc.); algunos argumentos son originales pero muchos tienen su origen en relatos clásicos, hindúes (Calila e Dimna), árabes (Las mil y una noches), folklóricos, en leyendas tradicionales sobre milagros de santos o de la Virgen, etc.; los libros tienen un hilo conductor con un marco narrativo que da unidad a los relatos dispares.

En el Renacimiento, en pleno siglo XVI, el género narrativo continúa la tradición de las novelas cortas (con historias sentimentales, psicológicas, humorísticas, satíricas) que siguen, sobre todo, los modelos creados por Boccaccio. Pero también se inauguran nuevas modalidades de narración más extensas, entre las que destacan:

  • La novela pastoril, que nace con La Arcadia de Sannazzaro y será ampliamente imitada en toda Europa. Se trata de una narración protagonizada por pastores idealizados que cuentan sus amores en el marco de una naturaleza igualmente idealizada (locus amoenus).
  • La novela de caballerías, que recrea el mundo de las narraciones caballerescas medievales con aventuras inverosímiles y mundos imaginarios. El Amadís de Gaula, en España, es un modelo de esta narrativa.
  • La novela bizantina, obras protagonizadas por dos enamorados que viven todo tipo de aventuras (naufragios, separaciones, reencuentros, peligros…) hasta llegar a un final feliz.
  • La novela picaresca, originada en España con el Lazarillo (1554) y que tendrá un importante desarrollo posterior (en alguna novela corta de Cervantes, o en Quevedo, Mateo Alemán…).
  • La novela morisca, novela sentimental, etc.

Mención especial merece la aportación narrativa del francés Francois Rabelais, autor de Gargantúa y Pantagruel, una obra que cuenta las aventuras disparatadas de dos gigantes, padre e hijo. Su argumento fantástico le sirve para insistir en varios temas: el goce vital (comida, bebida, sexo), la trasgresión de las normas sociales, la sátira a la Iglesia y a la cultura oficial, y el lenguaje entendido como instrumento que permite manipular la realidad. Para ofrecer esta visión distorsionada y satírica, Rabelais utiliza un lenguaje que recurre a todo tipo de registros: humanistas, coloquiales, irónicos, distorsionados, exageración, etc. Con esta obra Rabelais se convierte en un auténtico clásico de la literatura francesa.

Giovanni Boccaccio

Junto con Dante y Petrarca, Boccaccio forma la tríada prodigiosa de los escritores del siglo XIV en Italia. Ellos inauguran las ideas humanistas e influyen de manera decisiva en los siglos siguientes.

En la obra de Boccaccio podemos distinguir dos etapas:

  1. Una primera, de formación artística, en la que escribe poesía de influencia estilnovista y algunas novelas: de ambientación pastoril (El Ninfale d´Ameto); de trama más verosímil y realista, o psicológica, la Elegia di Madonna Fiammetta, basada en la experiencia de su ruptura amorosa con esta dama; y sobre todo, el primer modelo de narración burguesa: la colección de cuentos del Decamerón, la obra que sitúa a Boccaccio en un lugar de honor en la literatura universal.
  2. En la segunda etapa da un giro radical a su creación literaria (influido también por una crisis personal) y escribirá obras de carácter erudito y humanista, algunas en latín. En la Genealogía de los dioses paganos reinterpreta la mitología clásica a la luz de la moral cristiana; en De viribus ilustribus ofrece una semblanza de hombres ilustres abatidos por la Fortuna. Escribirá también un comentario a la Divina Comedia de Dante y una violenta sátira antifeminista titulada El Corbaccio.

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