17 Jun

La Narrativa Española de Posguerra

Novela de Posguerra

Tras el triunfo del régimen totalitario, España experimentó una brusca ruptura con la tradición liberal de la Generación del 27. Este cambio se reflejó en un aislamiento cultural, donde la censura impedía cualquier crítica al régimen. La novela se convirtió en un medio de expresión tanto para los vencedores como para los vencidos. Autores como Ignacio Agustí, a través de la novela, transmitieron la idea del régimen. Por otro lado, desde el exilio, surgieron obras como «Réquiem por un campesino español» de Ramón J. Sender. En la península, destacan obras como «La familia de Pascual Duarte» de Camilo José Cela, «Nada» de Carmen Laforet (galardonada con el premio Nadal en 1945) y «La sombra del ciprés es alargada» de Miguel Delibes (publicada en 1948).

Generación del 50 o del Medio Siglo

La Generación del 50 o del Medio Siglo, nacida entre 1925 y 1935, vivió la guerra civil española durante su infancia. Pertenecían a la burguesía o familias acomodadas adeptas al régimen. Estos jóvenes universitarios experimentaron las primeras protestas estudiantiles y desarrollaron una creciente conciencia contra las injusticias sociales.

Surgieron dos destacados grupos literarios: el Grupo de Madrid, representado por la Revista Española con figuras como Carmen Martín Gaite, Rafael Sánchez Ferlosio e Ignacio Aldecoa, y el Grupo de Barcelona, asociado a la Revista Laye, donde se destacaron escritores como Juan Marsé y los hermanos Juan y Luis Goytisolo.

La novela de los años 50 se caracterizó por un realismo objetivista, empleando narradores externos e impersonales que exponían situaciones injustas pero no las juzgaban. Los argumentos eran esquemáticos y las técnicas narrativas simples, reflejando una influencia del neorrealismo italiano. Los personajes tendían a ser planos.

Entre los autores destacados de este período se encuentran Rafael Sánchez Ferlosio, con su obra «El Jarama», e Ignacio Aldecoa, autor de «El fulgor y la sangre».

Renovación Narrativa de los Años 60

La renovación narrativa de los años 60 marcó un cambio significativo en la literatura española, influenciada por modelos narrativos tanto de Hispanoamérica como de Europa. Los rasgos de esta renovación incluyeron el uso de puntos de vista múltiples, el empleo del monólogo interior, la fusión de géneros literarios y la eliminación de los límites entre lo real y lo imaginario. Además, se experimentó con diferentes registros de la lengua, y se introdujo el humor y la ironía como elementos narrativos.

Entre los autores destacados de este período se encuentran Luis Martín-Santos, con «Tiempo de silencio», Juan Marsé, con su novela «Últimas tardes con Teresa», y Miguel Delibes se destacó con «Cinco horas con Mario».

Narrativa desde 1975 a la Actualidad

Desde 1975 hasta la actualidad, la narrativa española ha experimentado una gran diversificación. Tras la intensa experimentación de los años 60, que resultó en la pérdida de lectores, los escritores buscaron fidelizar a un público más amplio. Esto se reflejó en una vuelta al suspense narrativo y a la recuperación de la intriga. Muchos autores participaron en medios como la prensa y la televisión para alcanzar una mayor audiencia. A su vez, se observó una recuperación de formas narrativas cercanas al realismo existencial, que resonaban con un lector heterogéneo y no selectivo.

Surgieron diversos subgéneros que abordaron temáticas variadas. La novela policíaca o negra, con obras como «La verdad sobre el caso Savolta» de Eduardo Mendoza. Asimismo, el realismo existencial se manifestó en obras como «Una historia ridícula» de Luis Landero. La memoria histórica en «Episodios de una guerra interminable» de Almudena Grandes. Por otro lado, la novela reflexiva como «Los enamoramientos» de Javier Marías. La literatura fantástica se ve en «Paraíso inhabitado» de Ana María Matute. Por último, el género histórico con intriga en obras como «El último Catón» de Matilde Asensi.

Etapas y Evolución de la Obra de C.M.G

3.1 Narrativa Anterior a 1970: Realismo Objetivista y Renovación Formal

La narrativa anterior a 1970 se caracterizó por un realismo objetivista y una renovación formal que reflejaban una tendencia neorrealista. Estas obras se destacaron por mostrar el contexto de manera detallada, utilizando evocaciones a la memoria y un narrador testigo que observa pero no juzga, permitiendo que el lector extraiga sus propias conclusiones.

Dentro de este periodo, destacan obras como «Entre visillos», «Ritmo lento», «El balneario» y «Las ataduras».

3.2 Narrativa Anterior a 1990: La Búsqueda de un Interlocutor

En la narrativa anterior a 1990, se observa una búsqueda de un nuevo interlocutor por parte de los autores, quienes se sienten agotados tanto del realismo objetivo como de la novela experimental. Los rasgos principales de esta etapa incluyen el intento por parte de los autores de ahondar en su propia experiencia, tanto personal como histórica.

Dos obras destacadas que reflejan esta búsqueda son «Retahílas», un diálogo entre un sobrino y su tío, y «El cuarto de atrás», una obra autobiográfica y tópica que se sumerge en la noche de insomnio de la autora.

3.3 Narrativa a Partir de 1990: Del Cuento Maravilloso a la Escritura del Yo

A partir de 1990, la narrativa española experimentó un cambio significativo, explorando desde el cuento maravilloso hasta la escritura del yo. En «Caperucita en Manhattan» (1990), Sara Allen narra el periplo desde Brooklyn hasta Manhattan, ofreciendo una novela de aprendizaje. En «La Reina de las nieves» (1994), se plantea la necesidad de reconocimiento en la sociedad, mientras que «Nubosidad variable» (1992) adopta un tono confesional. «Lo raro es vivir» (1996) sigue a Águeda en su búsqueda de sentido en la vida, «Irse de casa» (1998) presenta a una diseñadora que regresa a Nueva York cuarenta años después, confrontando su pasado y su presente. Por último, «Los parentescos» (2001) sigue a Baltasar en su intento de reconstruir su vida a partir de carencias afectivas.

Claves Narrativas de C.M.G

El modelo de novela social destaca por su predominio del diálogo sobre la descripción, protagonismo a un personaje colectivo, la condensación del tiempo y las referencias a la España de los años 50.

Tres grandes rasgos propios de C.M.G son:

  • La reproducción de la lengua oral a través de un estilo directo e indirecto.
  • La búsqueda de un interlocutor, ya sea Gertru, su padre o Pablo; sin embargo, al final el lector se convierte en su interlocutor, implicándolo en la trama de la historia.
  • La creación de ambientes mediante descripciones fotográficas de costumbres, muebles y formas de vestir, como la «rebeca». Además, se incluyen referencias cinematográficas y musicales, así como al libro «La náusea» de Jean-Paul Sartre, y la música francesa.

Temas

  • Vida de una ciudad provinciana en la posguerra
  • El poder de la Iglesia y la moral nacional católica
  • Represión sexual
  • La incomunicación – búsqueda de un interlocutor
  • Papel de la mujer en el franquismo
  • Educación
  • Lucha por la autonomía personal
  • Literaturización
  • Entretenimiento juvenil
  • Inicio de la vida adulta
  • Deseo de libertad y de viajar

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