11 Oct
El Resurgir de la Narrativa (1975-1980)
La llegada de la democracia en 1975 abrió paso a un ambiente de libertad y supuso un acercamiento a Europa. En la literatura, la desaparición de la censura llevó a la publicación de obras prohibidas y la recuperación de la narrativa de los exiliados. Trajo también una mayor divulgación de la literatura española en el extranjero, contribuyendo al auge literario de nuevos autores y la publicación de numerosas obras. Como consecuencia de la libertad de expresión, a partir de 1975 los escritores adoptaron un estilo individual que manifestó su interés artístico y se guió por el “gusto por contar” y conectar con el lector, lo que supuso el abandono de la novela experimental, ofreciendo una estructura simple y cerrada.
Coincidiendo con el auge de la novela experimental, nace una nueva generación de narradores, conocida como generación del 68, al conjunto de novelistas nacidos y educados en la posguerra. Primero, estos autores se alejaron de la novela social y optaron por la novela experimental. Sin embargo, después dejaron de lado la novela estructural y recuperaron los elementos tradicionales del relato, abordando los problemas del hombre como ser individual. A esta segunda corriente pertenecen autores como Eduardo Mendoza, Juan José Millás, Álvaro Pombo, Vázquez Montalbán y Soledad Puértolas, entre otros. A la configuración de este nuevo estilo contribuyó la publicación de tres obras de estilos diferentes: La saga/fuga de J.B. escrita por Torrente Ballester, Escuela de mandarines de Espinosa y La verdad sobre el caso Savolta de Mendoza.
Diversificación de la Narrativa (1980 en adelante)
A partir de los años 80, el panorama narrativo comenzó a dividirse llevando a diferentes estilos, como consecuencia de la coexistencia de distintas generaciones. Debido a esto resulta muy difícil establecer tendencias claras y únicas, por lo que recurrimos a una clasificación orientativa basada en el criterio de críticos como Sanz Villanueva, donde se encuentra la metanovela, a través de la cual se transmiten las técnicas literarias para la creación de la novela desde la propia novela, como en Fragmentos de apocalipsis (1977) de Ballester. La novela lírica se acerca al poema lírico mediante un complejo simbolismo y un lenguaje sugerente (La lluvia amarilla de Julio Llamazares).
A su vez surge la novela histórica donde sobresale El manuscrito carmesí de Gala, o La Ciudad de los prodigios de Eduardo Mendoza que recrea el siglo de Oro. En la novela de intriga destacan obras como El invierno de Lisboa de Muñoz Molina, La serie Carvalho de Vázquez Montalbán y Javier Marías protagoniza la novela de pensamiento, cercana al ensayo. La novela neorrealista aborda los problemas de la juventud urbana desde la contracultura (Historias del Kronen de J. Ángel Mañas). También hay que mencionar en esta época la importancia de las mujeres en la literatura de la democracia que están muy ligadas al periodismo, entre las cuales destacan Elvira Lindo, Rosa Montero y Almudena Grandes (Inés y la alegría). La trayectoria literaria de A. Grandes se ha encaminado a relatar historias desde la Guerra Civil hasta nuestros días.
Autores Destacados
Entre los novelistas de este periodo sobresale Eduardo Mendoza, quien publicó en 1975 La verdad sobre el caso Savolta, una novela que combina la intriga con las técnicas experimentales, abriendo el paso a la novela actual. Otras de sus obras muestran una excepcional capacidad paródica como en El misterio de la cripta embrujada. Su obra más ambiciosa y lograda es La ciudad de los prodigios. Otro autor destacado es Antonio Muñoz Molina, que combina en sus obras el rigor estructural del relato con la preocupación por elaborar un argumento atractivo para el lector. Molina conoce la fama con su obra El jinete polaco y El invierno en Lisboa. Por su parte, Javier Marías se caracteriza por su originalidad, su estilo elaborado y su énfasis en los temas del misterio y la identidad personal y la reflexión sobre el tiempo. Entre sus obras destaca Corazón tan blanco, Mañana en la batalla piensa en mí o Tu rostro mañana. Otros novelistas de esta época que hoy tienen éxito y calidad por su creación narrativa, son Luis Mateo Díez, Luis Landero, Juan José Millás, Rafael Chirbes, Manuel Rivas o Lorenzo Silva.
Conclusión
En definitiva, la llegada de la democracia trajo un ambiente de libertad y la vuelta a la narración tradicional dando paso a un gran número de escritores cuyas obras tendrían una deuda con las tendencias anteriores. Un periodo que continúa hasta nuestros días con muchos de aquellos autores y voces nuevas que tienen mucho que decir.
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