LA POESÍA DE LA DÉCADA DE LOS 40
Después de la Guerra Civil la poesía busca los valores formales, el verso bien hecho, y se evade de la cruda realidad. Hay un primer grupo de poetas formado por Luis Felipe VIVANCO, LEOPOLDO PANERO, Luis ROSALES Y DIONISIO RIDRUEJO, que, unidos por la amistad y por una misma conciencia política y poética (LA GENERACIÓN DEL 36), escriben en la sección literaria de la revista Escorial, fundada en 1940. En 1943 salíó el primer número de otra, exclusivamente poética, llamada Garcilaso, que aglutinaba a un grupo de escritores jóvenes, autodenominado “juventud creadora”, del que destaca el director, JOSÉ GARCÍA NIETO (el GARCILASISMO). Estas dos revistas daban cabida en sus páginas a otros poetas, pero en general en su poesía predominan las formas clásicas, sobre todo el soneto, y una poesía intimista cuyos principales temas son la familia, la religión, el paisaje y el amor. Es la denominada POESÍA ARRAIGADA, en la que la pasión, el grito y la denuncia de la trágica realidad circundante estarán, en general, ausentes.
El autor de Hijos de la ira, DÁMASO ALONSO, pertenece a la Generación del 27, pero en el período de desarrollo de esa generación su figura no destaca como poeta, sino como profesor de filología y crítico literario. Este libro fue un revulsivo, respuesta a la “terrible sacudida de la guerra española”, agravada fuera de nuestras fronteras por la Segunda Guerra Mundial. Esta obra rompíó con el formalismo del verso clásico –casi toda ella está escrita en versículos– y del lenguaje cuidadosamente poético de la poesía oficialmente dominante. Incorporó el lenguaje coloquial, directo y prosaico. Rompíó, con su desgarro, con su “impureza” y con su expresión desoladora y amarga de la realidad, las tranquilas aguas del panorama poético del momento y señaló un nuevo camino a la poesía de aquellos años. Hijos de la ira se inserta en la denominada por el propio Dámaso Alonso POESÍA DESARRAIGADA, frente a la “arraigada”:
La ruptura y protesta que supuso Hijos de la ira hay que aplicarla también a Espadaña. Nacíó enfrentada a los presupuestos de la revista Garcilaso y defendíó en sus páginas una poesía comprometida, expresión del hombre como ser social e histórico, que asume las circunstancias y los problemas del momento, que se apasiona y grita ante la situación conflictiva del ser humano contemporáneo, que defiende la libertad de metro y de palabra para expresar, de la mejor manera posible, el mundo del creador. Espadaña fue un primer acercamiento de los poetas de entonces a la realidad del momento y un primer paso hacia lo que más tarde se llamaría “poesía social”.
Por tanto, en esta importante corriente poética desarraigada nos encontramos con una poesía existencialista que contempla al hombre “apresado” en un mundo hostil e incomprensible, atenazado por la soledad, el vacío, la incertidumbre, el miedo, el dolor, la angustia del vivir y del morir y la búsqueda de un refugio sereno o atormentado en Dios, como posible remedio o como simple invocación agónica. Blas de Otero y otros poetas posteriores expresarán esta angustiosa problemática existencial.
. LA POESÍA DE LOS CINCUENTA: POESÍA SOCIAL
Fruto de los intentos anteriores (Espadaña e Hijos de la ira) surge la poesía social de los años 50. Los principales poetas de esta tendencia fueron GABRIEL CELAYA y BLAS DE OTERO. Hay otros que se aproximaron a ellos por el talante ético y de testimonio social de sus versos, entre los que hay que resaltar a GLORIA FUERTES o JOSÉ HIERRO.
JOSÉ HIERRO (1922-2002). Su poesía social se preocupa por el hombre, por la atención a la realidad cercana, de la que quiere dejar constancia, y por su tono testimonial y casi narrativo. También destaca la sencillez de su expresión. Principales obras: Tierra sin nosotros, Quinta del 42, Cuanto sé de mí y Libro de las alucinaciones.
GABRIEL CELAYA (1911-1991). Continuador de los poetas del 27, surrealista, existencialista, ha sido, sobre todo, el poeta más representativo del Realismo social de esta década. “La poesía es un instrumento para transformar el mundo” (poesía como compromiso y revolución). Su poesía emplea un lenguaje directo, prosaico, no embellecido. Todo ello aparece en su poema más famoso: “La poesía es un arma cargada de futuro”. Las cartas boca arriba, Lo demás es silencio y Cantos iberos son las obras representativas de la tendencia social en la poética de Celaya, quien posteriormente cultivaría una poesía de corte vanguardista.
BLAS DE OTERO (1916-1979). Su poesía, de profundo lirismo, se debate entre la esperanza y la dificultad del ser y del vivir en un duro presente, Su obra presenta cuatro grandes tendencias: poesía existencialista, poesía amorosa, poesía social y el tema de España. Es un artesano del lenguaje: aliteraciones, paralelismos, juegos de palabras y expresiones coloquiales. Emplea formas métricas clásicas (el soneto), el verso libre y el versículo. Hay que destacar el ritmo duro, distorsionado, con abundancia de encabalgamientos, mediante el que comunica su pasión arrebatada. Sus principales libros son: Ángel fieramente humano, Redoble de conciencia, Pido la paz y la palabra, En castellano y Que trata de España.
LA POESÍA DE LOS AÑOS 60: POESÍA DEL CONOCIMIENTO
La llamada “poesía social” de los años 50, a veces muy radical, repetitiva y prosaica, produjo un cierto cansancio. Un grupo de poetas súperó los contenidos más sociales –denuncia de la opresión, de la miseria– y emprendíó un rumbo poético hacia aspectos, siempre humanos y solidarios, pero con un decidido interés por los valores estéticos y las posibilidades del lenguaje.
Nacidos entre 1925 y 1938, constituyen un grupo de poetas con un elevado nivel de calidad artística. Los nombres y títulos más representativos son los siguientes: ÁNGEL GONZÁLEZ: Áspero mundo y Tratado de urbanismo; JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO: Salmos al viento y Algo sucede; JAIME GIL DE BIEDMA: Compañeros de viaje, Moralidades y Poemas póstumos; JOSÉ ÁNGEL VALENTE: A modo de esperanza; CLAUDIO RODRÍGUEZ: Don de la ebriedad.
Evitan el prosaísmo y la espontaneidad de la poesía social, con una intencionada elaboración estilística. Reivindican un lenguaje poético alejado del simbolismo y de las experiencias vanguardistas, que conjuga perfectamente la fuerza expresiva de magníficas imágenes sensoriales con el estilo conversacional; la ironía e incluso el sarcasmo. Dos rasgos muy importantes son el tono cuasi-narrativo y conversacional y el léxico sobrio, eficaz y preciso.
En cuanto al contenido, hay que hablar de una poesía no social, pero sí crítica e inconformista. Expresan sus propias experiencias de la vida cotidiana, con un retorno al intimismo: el paso del tiempo, el amor, la amistad, los recuerdos de la infancia (principalmente de la guerra). Hay que destacar también el doloroso escepticismo ante el sentimiento de soledad. Por último, destaca su concepción de la poesía como vehículo de conocimiento, más que de comunicación.
. AÑOS SETENTA: LOS NOVÍSIMOS
Estos poetas más jóvenes se sienten alejados de la Guerra Civil y se manifiestan ajenos a la poesía anterior, preocupada por lo social. El crítico José María Castellet publicó en 1970 una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles que sacó a la luz las tendencias de la nueva poesía. Los novísimos son escépticos sobre las posibilidades de la poesía para cambiar el mundo. Predomina en ellos el sentimiento de inutilidad de la poesía, atacan la poesía social y proclaman la autonomía del arte, basada en la defensa de la imaginación y el interés por el estudio del estilo. Se ha definido este grupo como experimental, esteticista y lúdico. Su rasgo esencial es el interés por los motivos culturales extranjeros. De la poesía española solo les interesan algunos poetas, como Aleixandre y Gil de Biedma. Se despreocupan de las formas métricas tradicionales y les gusta introducir en sus obras elementos exóticos. Quizá lo más destacado en estos poetas sea la incorporación a su mundo
Destacan los siguientes autores y obras: Manuel VÁZQUEZ MONTALBÁN (Una educación sentimental), Antonio MARTÍNEZ SARRIÓN (Teatro de operaciones), PERE GIMFERRER (Arde el mar), Guillermo CARNERO (Dibujo de la muerte) y LEOPOLDO MARÍA PANERO (Así se fundó Carnaby Street). Dentro de esta estética se incluyen también ANA Mª MOIX, JOSÉ Mª ÁLVAREZ, FÉLIX DE AZÚA, Vicente MOLINA FOIX, Luis ALBERTO DE CUENCA, Luis Antonio DE VILLENA o Antonio COLINAS.
DESDE 1975 HASTA LA ACTUALIDAD: ÚLTIMAS TENDENCIAS
TEMAS Y ESTILO. Rechazan lo frío y conceptual de la generación anterior a favor del intimismo y la emoción. De la poesía de los setenta mantienen la temática urbana, y la vida cotidiana se convierte en fuente de poemas de tono autobiográfico, en los que asoman sentimientos como el amor, la soledad, el paso del tiempo, la angustia ante la muerte…
TENDENCIAS. El neosurrealismo (entronca con la generación del 27 y los surrealistas de posguerra, y continúa la línea de algunos novísimos. Destaca BLANCA ANDREU: De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall); el neorromanticismo (sus temas constantes son la noche, la importancia del canto y, especialmente, la muerte; destaca Antonio COLINAS con Noche más allá de la noche o Los silencios del fuego); la poesía del silencio, minimalista o conceptualista (que continúa la línea de la poesía del silencio iniciada por José Ángel Valente. Los poemas, preferentemente en verso corto, condensan los conceptos y abandonan el exceso verbal. Se trata de composiciones que invitan a la sugerencia por medio de “silencios”. Destacan JAIME SILES con Canon, Alegoría o Música de agua y ANDRÉS SÁNCHEZ ROBAYNA con Palmas sobre la losa fría y Fuego blanco); la poesía épica (que recupera la naturaleza y el recuerdo de un pasado ídilico. Destaca Julio LLAMAZARES con Memoria de la nieve) y la poesía sensualista o del nuevo erotismo (con Ana Rosetti: Los devaneos de Erato e Indicios vehementes).
Luis GARCÍA MONTERO es el más claro representante de la poesía de la experiencia. Sus poemas son fundamentalmente urbanos y giran alrededor de motivos como el café como lugar de encuentro, la carretera, la ciudad, la calle. En sus textos, se hace presente el tema del amor cotidiano y compartido. Junto a elementos de la realidad, aparecen el irracionalismo y la fantasía, que contribuyen a una visión poética del mundo y de la vida.
JON JUARISTI se aproxima a la tendencia social y rescata temas y autores del País Vasco como Gabriel Aresti. Sus versos, cargados de ironía, llegan a veces a la parodia. Junto a esta vertiente de carácter cívico, cultiva una poesía más intimista, de depurado intimismo.
Miguel D’ORS presenta una poesía íntima, autobiográfica, de temática religiosa y familiar con cuidada elaboración técnica.
NOVELA DESDE 1939
La Guerra Civil supuso un profundo corte en la evolución literaria española debido a una serie de razones: a. La muerte de algunos de los grandes modelos de la novela española del Siglo XX (Unamuno, Valle-Inclán). B. El exilio obligado de otros autores que habían comenzado a destacar en la década de los treinta: Max Aub, Francisco Ayala, Ramón J. Sénder, etc. C. Las nuevas circunstancias políticas y la censura impiden que se siga con una tendencia de novela de corte social que se venía haciendo desde los años treinta. D. Esas mismas circunstancias históricas (miseria, desigualdades, falta de libertades, etc.) hacen que pierda sentido otra de las tendencias novelísticas anteriores a la Guerra, como es el caso de la novela deshumanizada y vanguardista.
Como consecuencia, la novela española en la década de los 40 debe, prácticamente, comenzar de nuevo. En lo referente a la periodización de la novela que se inicia después del año
1939, la crítica literaria ha señalado cuatro etapas sucesivas: Posguerra, Realismo social, Renovación técnica y la novela escrita desde 1975, y cinco generaciones de novelistas que se han ido incorporando a lo largo de estos años: 8 a. Generación del 36. Autores que se dan a conocer durante la Guerra Civil o en los años inmediatamente posteriores. B. Generación del 50. Novelistas que comienzan a publicar en torno al año 1950. C. Generación del 68. Autores que aparecerán en la década de los 60. D. Promoción del 80 y del 90. Últimas incorporaciones a la novela española.
s tendencias novelísticas: a. Novela triunfalista, que defiende las nuevas circunstancias políticas del país. Esta novela defiende los valores tradicionales (Dios, Patria, Familia) y justifica la Guerra Civil y sus consecuencias, culpando de las mismas al bando perdedor. B. Tremendismo. Esta tendencia es iniciada por Camilo José Cela con La familia de Pascual Duarte en el año 1942. Son novelas que nos retratan un mundo y unos personajes dominados por la violencia y por la miseria. C.
Novela existencial
Podríamos decir que se inicia con la novela Nada de Carmen Laforet y continuada por Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada y Gonzalo Torrente Ballester con Javier Mariño. Estas novelas reflejarán el tema de la angustia existencial, la tristeza y la frustración de las vidas cotidianas.. EL Realismo SOCIAL (1950-1962)
En la década de los cincuenta la censura se relaja y ese hecho permitirá la aparición de novelas en las que la denuncia de la pobreza, la persecución y la injusticia sean los temas predominantes. A esta tendencia se le ha llamado novela social y no es exclusivamente española, sino que durante todo el Siglo XX venía existiendo una serie de obras que habían convertido la denuncia social en la base de sus argumentos. En los años cincuenta, el francés Jean Paúl Sartre define lo que es esta “Literatura social”. Veamos lo que dice este autor a través de algunas frases suyas: – “La literatura no debe reflejar solo la realidad, sino explicarla e, incluso, transformarla”. – “El escritor tiene una función social, y será cómplice de la opresión si no se alía con los oprimidos”. – “No se es escritor por decir ciertas cosas, sino por decirlas de cierta manera”.
La literatura social, como hemos dicho, no es un fenómeno de los años cincuenta, sino que se venía haciendo por diferentes caminos desde principios de siglo y en distintos países occidentales De hecho, el Realismo ha sido la fórmula preferida por los novelistas del Siglo XX para enfrentarse a la problemática social. Centrándonos en lo que sucede en la literatura española de la década de los cincuenta, debemos distinguir, en primer lugar, dos momentos en el Realismo social: a. Precursores de la novela social: Miguel Delibes, El camino (1950); Luis Romero, La noria (1951); Camilo J. Cela, La colmena (1951). B. Verdadera novela social.- Se inicia a partir de 1954 con autores como Ignacio Aldecoa, José Manuel Caballero Bonald, Carmen Martín Gaite, Ana Mª Matute, Juan García Hortelano y Rafael Sánchez Ferlosio.
Los temas principales de la novela española del Realismo social serán: La dureza de la vida en el campo (Dos días de Septiembre, de Caballero Bonald o Los santos inocentes, de Miguel Delibes). El mundo del trabajo urbano (Central Eléctrica, de Juan García Hortelano) La ciudad (La colmena, de Cela). Las clases trabajadoras (El Jarama, de Sánchez Ferlosio). La burguésía (Entre visillos, Carmen Martín Gaite).
Algunas de las carácterísticas son: Narración lineal. Aparente sencillez. Descripciones funcionales. Concentración espacial y temporal. Personaje colectivo. Personaje representativo. Preeminencia del diálogo.
. LA RENOVACIÓN DE LAS TÉCNICAS NARRATIVAS (1962-1975)
Lo carácterístico, por tanto, de la novela española de este período será la introducción de múltiples recursos técnicos que buscan apartarse de las formas tradicionales. Veamos los más usados:
1. El tratamiento de la anécdota o tema central. El argumento queda relegado a un plano muy secundario e incluso se prescinde de toda acción. A veces, la anécdota se carga de significación simbólica, se hace alegoría o parábola. También hay ejemplos en los que se han buscado anécdotas propias de géneros considerados marginales o vetustos (el folletín, los libros de caballerías, etc.) trasmutados con enfoques serios, irónicos, paródicos o lúdicos.
2. Se retoma el análisis de personajes individuales. Este personaje tiende al modelo antiheroico; se trata de un ser sumido en conflictos y contradicciones, generalmente zarandeado, borroso o anulado.
3. Procedimientos de estructuración. En lo que concierne a la estructura externa, aparece dentro del capítulo una nueva unidad: la secuencia. Es frecuente que el capítulo desaparezca y que una novela se componga de una serie de secuencias separadas por espacios en blanco, sin numerar. Incluso hay novelas que se presentan como un discurso ininterrumpido.
4. Las personas narrativas. Resulta curiosa la proliferación de la segunda persona narrativa. En unos casos el «tú» es un personaje al que el narrador se dirige; en otros, se trata de un «tú» autorreflexivo.
5. Reaparición del narrador omnisciente
6. Disminución del diálogo en favor de otros procedimientos como el estilo indirecto libre (introducción del pensamiento de un personaje en tercera persona suprimiendo los nexos y los verbos introductorios) y el monólogo interior, que recoge las ideas tal como fluyen, sin pasar por el tamiz estructurador de la sintaxis
. 7. Las descripciones desbordan su tradicional función ambientadora y adquieren valor en sí. En ocasiones, la descripción es metafórica o simbólica: la realidad aparece trasmutada poéticamente o sirve para poner de relieve la problemática presentada.
8. Se tiende a narrar una acción desde enfoques diferentes (poliperspectivismo). Esta técnica ya aparecía en La Colmena.
9. El tiempo narrativo también experimenta modificaciones: a) Se pierde la linealidad. B) La memoria adquiere importancia mediante el flash-back. C) Técnica del contrapunto, que consiste en la superposición de situaciones que tienen lugar en tiempos y espacios diferentes.
10. Comentarios de tipo ideológico, a los que se les da entrada a través de los diálogos, los monólogos, las digresiones, etc. La novela tiende a absorber elementos de otros géneros como el ensayo.
11. Renovación estilística. A) Se tiende a borrar las fronteras entre la prosa y el verso: el lenguaje poético penetra abundantemente en la novela. B) Se exploran todas las posibilidades de la frase, desde la muy corta (a veces inarticulada) hasta la más compleja, y se buscan violentas rupturas sintácticas que logren nuevos efectos. C) Se incorporan elementos extraños a las novelas precedentes: expedientes, textos periodísticos, anuncios, informes… También la tipografía puede presentar modificaciones, la puntuación es anárquica o desaparece. D) Artificios topográficos: ausencia de puntuación, disposiciones especiales de párrafos y líneas, uso de distintos tipos de letras, inserción de grabados y esquemas, etc.
12. La nueva novela y el lector. La renovación del género supone un nuevo concepto de lector y exige nuevas formas de lectura. El lector ya no puede ser un mero receptor pasivo.
. LA NOVELA DESDE 1975
dado que existen múltiples formas de entender la novela. Repasemos algunas de ellas:
1. Metanovela. Narra una historia y el proceso seguido para la redacción o composición de la misma. Se trata de hacer una novela sobre cómo se escribe una novela (La orilla oscura, de José Mª Merino, o Papel mojado, de Juan José Millás).
2. Novela lírica. El valor esencial es la calidad técnica con que está escrita, la búsqueda de la perfección formal (La lluvia amarilla, de Julio Llamazares o La fuente de la edad, de Luis Mateo Díez).
3. Novela autobiográfica (Corazón tan blanco, de Javier Marías). Muchas de estas novelas se han ocupado de los años del franquismo y de la lucha contra la dictadura (El río de la luna, de José Mª Guelbanzu) y también del desengaño por la transición política (Los dioses de sí mismos, de Juan José Armas Marcelo).
4. Novela de intriga y policíaca (la serie Carvalho de Manuel Vázquez Montalbán, La tabla de Flandes, de Arturo Pérez Reverté, El invierno en Lisboa de Antonio Muñoz Molina).
5. Otra tendencia en la novela de los autores más jóvenes es la de hacer una novela que trata los problemas de la juventud urbana con una estética muy cercana a la contracultura (Historias del Kronen, de José Ángel Mañas, Ray Loriga con Héroes o Lucía Etxebarría en Sexo, Prozac y dudas).
LOS ÚLTIMOS AÑOS Durante el período de la transición se dieron a conocer una serie de dramaturgos que, junto con los nuevos nombres, son los que están ahora en las carteleras. Es demasiado pronto para aventurar una serie de rasgos o tendencias comunes. Por ello, nos limitaremos a citar a los autores más representativos: DOMINGO MIRÁS dispone de un sólido manejo del castellano y refleja abierta admiración por los clásicos españoles. Ese es el rasgo fundamental de sus obras: el lenguaje que manejan sus criaturas. Escribíó dramas como La venta del ahorcado o La monja alférez. JOSÉ SANCHÍS SINISTERRA es un autor al que le gusta encontrarse en los límites de la teatralidad y de la narración, de donde saca los temas para sus obras. Es, asimismo, un fino observador de la historia, de la que extrae las más sugestivas consecuencias, merced al contraste entre un casi tradicional tratamiento de la épica y su sorprendente sentido del humor. Su obra más conocida es ¡Ay, Carmela!. FERMÍN CABAL evoluciona desde el Naturalismo costumbrista hasta formas mucho más avanzadas de ese propio Realismo. Destacan entre sus creaciones Tú estás loco, Briones y Esta noche gran velada. JOSÉ Luis ALONSO DE SANTOS destaca por la creación de una comedia costumbrista, pero enraizada en los problemas sociales del presente y con una ingeniosa utilización del lenguaje popular. Destacan entre sus obras La estanquera de Vallecas, Bajarse al moro y Pares y nines.
. TEATRO A PARTIR DE 1939
A) Dosificación de la intención crítica sin atacar a fondo problemas graves
b) Tendencia al teatro cómico, con muchos enredos de personajes. Tampoco faltarían dramas serios que planteaban problemas morales o el drama histórico, que propaga principios espirituales o nacionales.
c) Los decorados de las obras son interiores de casas acomodadas debido al estatus de los personajes que las protagonizan (grandes cortinajes, muebles lujosos, mayordomos, doncellas…). 13
d) Incorporación de técnicas cinematográficas para construir una acción rápida (cambios constantes de lugar y de tiempo).
e) El sistema de valores inmovilistas que se transmite es el que procede de la alta comedia decimonónica y que pasa por BENAVENTE: defensa de la honradez, la fidelidad, el amor ordenado mediante la presentación de las desgracias a las que conduce su contrario…
f) Repetición de temas. Se crean un número considerable de obras en torno a las mismas cuestiones: adulterio, infidelidad…
EL TEATRO REALISTA Nace, hacia comienzos de los 50, un nuevo teatro algo más inconformista y existencial que tiene como exponentes más destacados Historia de una escalera (1950) de BUERO VALLEJO y en Escuadra hacia la muerte (1953) de ALFONSO SASTRE. Más adelante, hacia 1955, abandonarían la temática existencial y abordarían un teatro de tintes más sociales, en consonancia con lo que se venía haciendo en el género narrativo.
Por estos años surge, junto al público burgués, un público nuevo, juvenil y universitario que pide otro tipo de teatro. Todo ello coincide con la consolidación del Realismo social en la novela. ALFONSO SASTRE será el principal teorizador del teatro de protesta y denuncia en su obra Drama y sociedad.
Los temas mayores son los de la injusticia social, la explotación del hombre por el hombre, las condiciones inhumanas de vida del proletariado y de la clase media baja, su alienación, su angustia y su miseria social y existencial, etc. El lenguaje de esa dramaturgia es con frecuencia violento, sin eufemismos y conlleva una consciente intención de desafío a los públicos burgueses. Los protagonistas suelen aparecer como víctimas de la sociedad por excelencia.
EL NUEVO TEATRO ESPAÑOL. Hacia finales de los 60 aparece un movimiento de renovación caracterizado por su acercamiento al teatro de otras partes de Europa y la valoración del «teatro independiente» frente al comercial. A la cabeza de este movimiento se encuentra Cataluña, principalmente con el grupo Els Joglars de ALBERT BOADELLA.
a) Carácter heredero de los «teatros de cámara» (particulares) opuestos al teatro comercial. B) Valoración de la investigación a través de una continua autocrítica que conduce a nuevos ensayos. C) Se reduce la importancia del trabajo individual; se revaloriza el teatro como labor de conjunto. D) Consideración del texto como apoyo del espectáculo y no viceversa. E) Configuración del espectáculo en función de los destinatarios.
. TEATRO EXPERIMENTAL:a) Se le concede mayor relevancia al espectáculo que al texto literario. Es más importante impresionar o divertir que comunicar ideas o experiencias. Surge el teatrofiesta- celebración (Fura dels Baus, Els Comediants…). 17 b) El texto se suple, por tanto, por todo tipo de efectos sonoros y lumínicos. Se incluyen elementos de otros espectáculos como el guiñol, la revista, el cabaret… C) Las relaciones entre obra y espectador se conciben de manera diferente. Es frecuente que se haga participar a los asistentes de manera directa en la representación rompiendo así el tradicional «muro escénico». D) Aunque los móviles que conducen a estas opciones teatrales son muy variados se pueden reducir a dos principalmente: fines político-sociales (inspirados en Brecht) o espectáculos lúdico-ceremoniales.
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