19 Jun

La novela de la posguerra va a estar condicionada por las consecuencias económicas, políticas, ideológicas y  sociales de la Guerra Civil y la consecutiva dictadura del general Franco (hasta 1975). Esta etapa se ve  caracterizada por la censura y pérdida de las libertades marcada por elementos como la ley de  responsabilidades políticas y las cárceles especiales. Las etapas históricas se correlacionan con diferentes modos  de creación novelesca. 

Para empezar, la novela de los años cuarenta se caracteriza por desarrollarse en una España presidida por la  represión política, el aislamiento internacional y la precariedad económica. En esta etapa se ve el desarrollo de  una novela propagandística, impulsada por los vencedores de la guerra (Bando nacional) que intentan glorificar  la victoria. De ello podemos destacar figuras como Torrente Ballester con Javier Mariño. Posteriormente, algunos autores encuentran otro enfoque y dan lugar a la novela realista existencialista que refleja la situación  de posguerra del momento, una realidad critica y dolorida de España. A partir de esto,surge una nueva corriente  narrativa denominada Tremendismo inaugurada por la obra de Camilo José Cela, La familia de Pascual Duarte (1942), inspirada en el Lazarillo de Tormes. Esta corriente acentúa los aspectos más sórdidos, violentos y  desagradables de los personajes, por ejemplo, en la obra de Cela un condenado a muerte describe en primera  persona su penosa vida llena dureza, crudeza y violencia (tendencia autobiográfica en la obra), sin mencionar  que trata temas como la educación, el amor y la religión. Otra de las obras que hay que destacar es Nada (1944)  de Carmen Laforet, dado que tiene carácterísticas propias de la novela existencialista como la narración en  primera persona, temas que tratan la lucha del individuo contra las circunstancias, la Guerra Civil, la frustración  y soledad. Todo ello desde un punto de vista existencial y no social.
Por último, encontramos a Miguel Delibes con su obra La sombra del ciprés es alargada. Posteriormente, se desarrolla la novela del exilio con autores  como Ramón J. Sender, de ideología comunista y el cual abarca temas como la distancia, la memoria y la  obsesión por la violencia. Su obra cumbre es Réquiem por un campesino español; Así mismo, Max Aub y su obra  El laberinto mágico; y por último Rosa Chacel que abarca un contenido intelectual y da lugar a La sinrazón. 

En lo que concierne al inicio de los años cincuenta, se desarrolla una novela de corte realista, el Realismo social.  Este tipo de novelas se preocupa por lo colectivo y lo social, tienen un intento de reflejar el pasado con  objetividad, abarca temas como la soledad de posguerra, el recuerdo y la desigualdad social. Además de ello, tiene una intención ético moral que refleja una literatura de carácter útil plasmada a través de 2 enfoques una 

novela realista social (testimonial) con obras como El Jarama de Sánchez Ferlosio y una novela realista social  critica (denuncia explícita) con obras como Las afueras (Goytisolo). Esta etapa de la novela se caracteriza por  superar la novela de los 40 en innovaciones técnicas tomando influencias de técnicas de cine, de la novela norteamericana y del neorrealismo italiano. Algunas de estas técnicas son el punto de vista objetivista, la  omnipresencia de los diálogos, las secuencias, la ambientación contemporánea del autor, el protagonista  colectivo, la narración lineal y el lenguaje introducido por el habla popular. Algunas de las obras más  carácterísticas son La colmena (Cela), Entre visillos (Martín Goite) y Los Abel (Ana M. Matute). 

Por último, en lo que respecta al desarrollo de la novela a partir de 1962 hasta 1975, podemos destacar el  debilitamiento del régimen qué dará lugar a muchos cambios dentro del país, además de la presencia de  influencias externas (aperturismo). Durante esta etapa destacan autores como Luis Martín Santos con su obra  tiempo de silencio con la que da lugar a una ruptura y creación de nuevas técnicas experimentales, además de  mantener el compromiso social pese a crear técnicas y fórmulas de expresión influenciadas por la literatura  universal (Proust, James Joyce). Algunas de estas técnicas son el monólogo interior, el perspectivismo, el  desorden temporal y las discreciones del autor que dan lugar a un papel del lector en el que debe componer el  relato, esto, hace que los lectores terminen alejándose de esta novela. Algunos otros autores en los que  podemos ver esta línea renovadora son Juan Maisé con Ultimas tardes con Teresa, Delibes con Cinco horas con  Mario y Cela con San Camilo (1936). 

por último y no menos importante hay que destacar que la novela experimentalista tuvo influencia del Boom  hispanoamericano con autores como Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa y Gabriel García  Márquez. 

en suma de todo lo dicho, podemos concluir que la novela española del 36 al 75 tuvo diferentes tendencias  tanto en la temática como en las técnicas que rompieron con la narrativa anterior, sin embargo contó con  elementos comunes marcados por la realidad del exilio, la censura, la presencia de la Guerra Civil y sus  consecuencias en los escritores. 

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