22 Oct

La Novela Española del Siglo XX

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno, nacido en Bilbao y catedrático de griego en la Universidad de Salamanca, cultivó casi todos los géneros literarios. Destaca por su carácter crítico e independiente, y sus novelas son proyección de sus inquietudes personales, sobre todo filosóficas.

Los temas que más preocupan a Unamuno son:

  • El problema de España: Al preocuparse por la esencia de lo español, diferenció entre historia e intrahistoria.
  • El problema religioso: El ser humano, según Unamuno, tiene terror a la nada y desea existir eternamente, por eso necesita un Dios.
  • El problema de la identidad: Soslayar la muerte.
  • La desnudez expresiva: No aparecen descripciones ni pintura de costumbres.
  • La importancia que se concede al diálogo: individual, personaje agonista, en lucha con la idea de la muerte.
  • La novela como un método de conocimiento aplicado: Búsqueda de soluciones frente al ansia de no morir.
  • La reinterpretación del concepto de Realismo: La estructura abierta y el monólogo interior.

Su primera novela fue Paz en la guerra, que trata el tema de las guerras carlistas y tiene un trasfondo autobiográfico.

Estilo a la luz de sus ideas sobre la novela:

  • La novela es un género abierto.
  • Defiende la libertad absoluta.
  • Cualidades de la novela deben ser el ritmo dinámico y la captación del ambiente.

En sus obras no hay una estructura precisa o un desenlace claro. Es frecuente que componga sus narraciones a partir de una serie de episodios dispersos.

  • Los personajes.
  • El ritmo es rápido y ágil.
  • “Retórica de tono menor”.

El árbol de la ciencia, la historia de Andrés Hurtado, medicina en Madrid, la relación con su familia, tema importante es el enfrentamiento entre el mundo natural y el de la ciencia y por último la crítica a la sociedad asfixiante de la época.

Pío Baroja

Pío Baroja: Nacido en San Sebastián, vive en Madrid prácticamente toda su vida. Fue un escritor prolífico que centró su labor en la novela, si bien es también escritor de ensayos. Su visión pesimista del mundo se refleja en los argumentos de sus obras y sus personajes.

Primera etapa:

Es la de mayor creatividad y vitalismo. Pertenecen a ella obras como Camino de perfección, la trilogía La lucha por la vida, El árbol de la ciencia, Zalacaín el aventurero o Las inquietudes de Shanti Andía, entre otras. Son las novelas en las que se refleja mejor la personalidad de Pío Baroja, y las que expresan más claramente el espíritu del grupo del 98 y la crisis de fin de siglo. Presentan una serie de personajes que intentan buscar sentido a su existencia; algunos son seres en conflicto consigo mismos y con el medio, que acaban sucumbiendo; otros son hombres de acción que sueñan con la libertad.

Segunda etapa:

22 novelas Memorias de un hombre de acción.

Tercera etapa:

Destacan sus memorias.

La novela del Modernismo y de la Generación del 98

La renovación estética del Modernismo se extiende a la novela. Sus temas y actitudes coinciden con los de la poesía. La sensualidad, la idealización y estilización de la realidad son la base de las Sonatas de Valle-Inclán y de Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, cimas de la prosa modernista. La Generación del 98 conserva aspectos modernistas significativos, como la renovación del lenguaje, la descripción impresionista, la evocación nostálgica y la idealización del paisaje; reacciona contra el estilo «vulgar» del Realismo y recoge, en unos casos, el legado temático e ideológico del Naturalismo (Baroja), en otros, la enorme carga intelectual y existencialista del pensamiento alemán (Unamuno) y, en otros, las formas de una nueva sensibilidad basada en la precisión lingüística o las evocaciones nostálgicas del Romanticismo (Azorín).

La novela del Novecentismo y Vanguardia

A partir de 1914, la generación novecentista, opuesta a la anterior, siguió la línea intelectualista de las primeras vanguardias europeas. Estos escritores, entre los que destacamos a Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala, defensores de un arte puro, persiguieron ante todo una renovación formal que hiciera de la novela un mundo autónomo. En sus relatos utilizaban un estilo cuidado, daban entrada a la ironía y reflejaban el proceso del pensamiento de los personajes, aspectos que también tuvieron en cuenta narradores de vanguardia como Ramón Gómez de la Serna y algunos autores de la generación del 27 o vinculados a ella.

Gabriel Miró (1879-1930) contempla la realidad desde sus impresiones en novelas sin apenas acción, concebidas como una secuencia de escenas descriptivas en las que capta con ritmo lento gran variedad de matices sensoriales. Así sucede en Nuestro padre San Daniel y El obispo leproso.

Ramón Pérez de Ayala (1880-1962) creó una novela experimental, de ideas, preocupada esencialmente por el tema de la conciencia, con estilo elegante, de léxico rico.

Ramón Gómez de la Serna ante su visión del mundo como un territorio desordenado una literatura libre configurada por la greguería que está en la base de su arte narrativo desde sus primeras novelas, El doctor inverosímil (1914) La viuda blanca y negra (1917)…hasta su obra maestra, El hombre perdido (1946).

La novela de la Generación del 27 en la línea vanguardista conviene recordar a autores Benjamín Jarnés, a Max Aub, a Francisco Ayala y a Rosa Chacel

La novela realista y social

Los acontecimientos políticos que se suceden en España desde finales de los años veinte (fin de la dictadura de Primo de Rivera, II República y Guerra Civil) provocaron un cambio de actitud en los escritores. La novela se trasformó en un medio de exponer conflictos humanos de todo tipo, incluidos los de contenido social y político.

Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español.

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