06 Nov

de la industria, la metalurgia adquirió un gran impulso debido a la producción de nuevos metales como el acero inoxidable y el aluminio. Así, la industria del automóvil, con la invención por Henry Ford del coche utilitario, consiguió una gran expansión en Estados Unidos. La industria química logró un importante desarrollo en Alemania gracias a la fabricación de nuevos abonos, pesticidas, productos químicos, tintes y productos farmacéuticos. Finalmente, con la utilización del cemento armado se edificaron los primeros rascacielos.

Una nueva organización industrial

A finales del siglo XIX, la organización de la producción se orientó hacia la fabricación en serie como la mejor manera de aumentar la productividad, disminuir el tiempo empleado y reducir los costes de fabricación. Este nuevo método de trabajo se conoce como taylorismo, que consiste en la fabricación en cadena, es decir, la división del proceso de producción en tareas muy específicas utilizando máquinas de gran precisión. En ella, cada obrero realiza una parte muy concreta del proceso, eliminando los movimientos inútiles y rentabilizando al máximo la mano de obra. Este sistema de producción nació en Estados Unidos, y la fábrica de automóviles Ford fue una de las primeras en implantarlo. El resultado fue una producción estandarizada y también masiva de coches con unos costes menores, lo que permitió extender el consumo a sectores más amplios de la población. Las elevadas inversiones de capital que requerían las innovaciones tecnológicas estimularon la concentración industrial y las empresas se hicieron cada vez mayores. Para restringir la competencia se firmaban acuerdos entre empresas con el objetivo de fijar precios y establecer áreas de influencia. Así nacieron el cartel (diferentes empresas llegan a un acuerdo sobre la producción y los precios), el trust (se unen pequeñas empresa formando una sola empresa y así no tener competencia), el holding (es un gran grupo financiero donde poseen la mayoría de las acciones y las invierten en capital) y el monopolio (derecho exclusivo de una empresa a comercializar un producto).

La nueva sociedad industrial

En el nuevo sistema industrial, las diferencias sociales no se establecían, como en el Antiguo Régimen, por nacimiento sino por riqueza. Por tanto, la vieja sociedad estamental dio paso a la sociedad de clases, estructurada principalmente en dos grandes grupos: la burguesía y el proletariado.
La burguesía: La burguesía se convirtió en el grupo hegemónico, al ser la propietaria de las industrias y los negocios. Existía una gran burguesía integrada por banqueros, rentistas y propietarios de grandes fábricas. También había una mediana burguesía compuesta por profesionales liberales, funcionarios y comerciantes. Por debajo, un elevado número de empleados y tenderos formaban la pequeña burguesía.
Mezclada en ocasiones con la antigua nobleza, la burguesía se convirtió en el centro de la vida social. Sus viviendas ricamente decoradas, con servicios domésticos, su manera de vestir y


divertirse y sus valores se impusieron como modelo social a imitar.

Los obreros

Los trabajadores de las fábricas formaban el proletariado industrial y urbano. Constituían la mano de obra necesaria para las fábricas, donde se empleaban a cambio de un salario. Eran el grupo más numeroso y desfavorecido en la nueva sociedad. Al principio no existía ninguna legislación que fijase las condiciones laborales de los trabajadores. Por ello, los horarios, los salarios y las festividades eran establecidos arbitrariamente por los empresarios. En consecuencia, sus condiciones de vida y de trabajo resultaban muy duras: la jornada laboral duraba de 12 a 14 horas diarias y la remuneraciones eran insuficientes para mantener a una familia. Eso obligaba a trabajar a mujeres y niños, que percibían un sueldo inferior al de los hombres. Además, los talleres carecían de condiciones higiénicas, lo cual incrementaba las enfermedades entre los obreros.

Las primeras asociaciones obreras

La primera reacción de los obreros, en los inicios de la industrialización, fue su oposición al maquinismo, por considerarlo responsable de los bajos salarios y del paro. Su protesta se dirigió hacia la destrucción de máquinas y el incendio de establecimientos industriales (ludismo)
. Esta forma de resistencia se extendió por Europa en las primeras décadas del siglo XIX. Paralelamente, algunos sectores de trabajadores empezaron a darse cuenta de que formaban parte de una misma clase social, con problemas comunes y objetivos propios. Para defender sus intereses, crearon organizaciones de trabajadores, como las primeras Sociedades de Socorro Mutuos, que nacieron en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII. Su objetivo consistía en actuar como sociedades de resistencia para ayudar económicamente a sus miembros en caso de enfermedad o paro. Las sociedades obreras fueron, al principio, ilegalizadas por los gobiernos liberales. Pero en 1825 se derogaron en Gran Bretaña las leyes que las prohibían y se fundaron los primeros sindicatos, que reunían a obreros de un mismo ramo. EN 1834 se fundó la Great Trade Union, un sindicato que agrupaba a obreros de distintos oficios. El objetivo de los sindicatos era mejorar las condiciones de trabajo de los obreros. Sus primeras reivindicaciones fueron la defensa del derecho de asociación, la reducción de la jornada laboral, las mejoras salariales y la regulación del trabajo infantil.

La ciudad industrial del siglo XIX


La sociedad industrial sel siglo XIX tuvo su centro vital en las ciudades.
La concentración de mano de obra para las fábricas y la necesidad de agrupar los servicios, los transportes y los materiales básicos para la producción originaron el crecimiento de grandes núcleos industriales. Asimismo, la mecanización de las tareas agrícolas y la concentración de la propiedad dejaron a muchos campesinos sin tierra y sin trabajo, obligándoles a emigrar a las ciudades en búsqueda de un empleo en las fábricas.
Las ciudades se ampliaron y modernizaron. El centro urbano se modificó; se derribaron las antiguas murallas y se trazaron calles y avenidas

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