20 Dic

La oratoria o el arte de hablar con elocuencia estaba muy presente en el mundo grecolatino, porque en la acción política (en la asamblea) y en la jurídica (ante un tribunal) el dominio de la palabra jugaba un papel fundamental. Por ello, los jóvenes griegos y romanos debían aprender el arte del discurso, es decir, retórica. No se debe confundir retórica con oratoria; la primera es el arte teórico del discurso, mientras que la segunda es su aplicación práctica.

En Roma las escuelas de retórica empezaron a asentarse en el siglo I a.C. A partir de entonces los jóvenes, al acabar sus estudios primarios y secundarios, pasaban al rhetor, con el que aprendían todas las técnicas de la oratoria.

Partes del Discurso

Exordium: introducción para atraer la atención del público y hacerlo benévolo (captatio beneuolentiae). Debe ser rápida, estar centrada sobre el tema y con alguna anécdota, chiste o frase impactante que atraiga al auditorio.

Narratio: explicación del asunto que se va a tratar.

Argumentatio: desarrollo de los argumentos favorables (confirmatio) y refutación de los argumentos contrarios (refutatio).

Peroratio: resumen y conclusión. Debe ser breve, enérgica e impactante.

Elementos del Discurso

Inventio (invención): Búsqueda de argumentos apropiados.

Dispositio (disposición): Ordenación y colocación de los argumentos adecuados.

Elocutio (elocución): Elección de la forma más elegante para expresar las ideas (el ornato).

Actio o pronuntiatio (acción o pronunciación): Modulación de la voz y el movimiento del cuerpo, gestos etc., para que el discurso sea persuasivo.

Memoria: Capacidad de retener todos los argumentos.

MARCO TULIO CICERÓN (106-43 a.C.) ORATORIA 

Es el máximo exponente de la oratoria romana tanto a lo que se refiere a la práctica como a la teoría.

Vivió el fin de la República y fue coetáneo de César. Sin embargo, durante la guerra civil, se alineó con Cneo Pompeyo y el partido de los optimates. Cuando César venció, regresó a Roma.

Estuvo ligado a la política; fue cónsul (63 a.C.) y sufrió una conjura orquestada por Lucio Catilina. Sufrió el exilio (58 a.C.), acusado por Publio Clodio de haber condenado a muerte a los partidarios de Catilina sin un juicio previo.

Murió a manos de los partidarios de Marco Antonio.

De los tratados de retórica destacan:

De oratore à Expone sus opiniones acerca de la formación del orador.

Orator à Traza el retrato del orador ideal.

Brutus à Hace una historia de la elocuencia romana y esboza un intento de crítica literaria.

Por lo que se refiere a sus discursos se pueden clasificar en judiciales y políticos según fueran pronunciados ante un tribunal o ante el Senado o el pueblo:

Los más importantes entre los políticos son:

Las Catilinarias (In L. Catilinam orationes), pronunciadas ante el Senado contra L. Catilina y los conjurados.

Las Filípicas contra Marco Antonio tras la muerte de César (In M. Antonium orationes Philippicae), llamadas así por analogía con las Filípicas que el griego Demóstenes pronunció contra Filipo II de Macedonia.

De sus discursos judiciales podemos destacar:

Las Verrinas (In Verrem), pronunciados contra Verres. Los sicilianos encomiendan a Cicerón la defensa de sus derechos cuando acusan de extorsión a su ex-gobernador Verres. Consiguió que el gobernador fuese desterrado.

El discurso en defensa de Milón, Pro Milone. Milón y Clodio eran enemigos y en un encuentro fortuito, Clodio perdió la vida, y Milón fue acusado de su muerte. Cicerón, enemigo de Clodio, se apresuró a defender al promotor del asesinato. Milón finalmente fue condenado y huyó al exilio. El discurso de Cicerón que hoy conocemos no fue exactamente el que pronunció, sino que fue retocado por él mismo.

QUINTILIANO (c.35- c.95 d.C.) ORATORIA

Quintiliano (nacido en Calahorra, actual La Rioja) fue un abogado famoso en su tiempo y profesor de retórica. Grandes escritores fueron discípulos suyos: Plinio el Joven, Suetonio, Juvenal, Tácito

Su obra principal fue De institutione oratoria (Sobre la formación del orador). En ella se expone la teoría retórica y las pautas para la educación del orador. Su obra tiene unas indudables cualidades pedagógicas y éste es su mayor mérito.

La postura que defiende Quintiliano es la del clasicismo, un regreso a los valores literarios de la época de Cicerón, a quien toma como model

Sin embargo, en esta época, donde no hay libertad política ni debate de ideas, la educación en la retórica no tiene razón de ser.

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