C) Al mismo tiempo, esta plaza debía facilitar el acceso a los palacios papales que ya estaban construidos. Por otra parte, el diseño de Bernini tenía que delimitar el trazado de la plaza, cerrar el espacio, elevarla lo suficiente para crear un área independiente y diferenciada, pero también no hacerla demasiado alta para no afectar a la visión de la basílica y de las ventanas de los palacios papales. El Papa Sixto V había situado ante la basílica un obelisco egipcio que debía convertirse en el punto central de la nueva plaza. También se debía recuperar la visión de la magnífica cúpula que había quedado en un segundo plano tras la construcción de la fachada del templo. Junto a todo esto, la forma de la plaza debía tener una significación especial que simbolizara la vocación de universalidad de la Iglesia. Las soluciones que adoptó Bernini quisieron dar respuesta a todos estos aspectos. El artista ideó un primer tramo delimitado por dos brazos rectos y convergentes. Este primer espacio tiene forma de trapecio y está ligeramente inclinado por el desnivel del terreno. Estos brazos tienen la misma longitud que hay desde el baldaquino que está situado debajo de la cúpula de la basílica hasta la entrada de la misma. Los brazos convergen a medida que se van alejando de la basílica y esto produce un engaño óptico que da mayor dimensión a la fachada principal. A continuación se abre un espacio más amplio de forma elíptica. En el centro de esta extensión se encuentra el obelisco egipcio de cuarenta metros de altura y a ambos lados del mismo dos fuentes (una realizada por Bernini y otra por Fontana). Estos elementos se colocan en el eje mayor de la elipse y forman parte de toda la estructura escenográfica que creó Bernini. Estos brazos curvos contienen cuatro hileras paralelas de esbeltas columnas de estilo dórico-toscano (de quince metros de altura cada una), que sostienen un entablamento jónico coronado por ciento cuarenta estatuas de santos obra del equipo que trabajó con Bernini y que refuerzan la escenografía de todo el conjunto. En total se colocaron 296 columnas sobre un pedestal de tres escalones. El efecto de este espacio es impresionante ya que el bosque de columnas parece no acabarse sea cual sea el punto de observación elegido. El pavimento, que también tiene en este punto una ligera pendiente, está marcado con hileras de travertino que forman diferentes radios que convergen en el obelisco. En cuanto a los materiales es destacable la utilización de materiales nobles: mármoles, bronces…
El Abrazo de la Iglesia
D) Bernini quiso dar a la columnata la forma simbólica de un abrazo protector de la Iglesia que así recibe a todos los fieles que se dirigen hacia la basílica en peregrinación para rezar y ver al Pontífice. El artista crea una escenografía planteada para provocar emociones. La visión de la plaza debía provocar un fuerte sentimiento de admiración e incluso de conmoción.
Un Espacio Grandioso y Solemne
El visitante, además de encontrarse ante un espacio grandioso y solemne, se enfrentaba a la visión de la fachada de la basílica coronada por la espléndida cúpula. Bernini había dedicado gran parte de su vida profesional a los trabajos de la Basílica de San Pedro (como el baldaquino de bronce situado bajo la cúpula) y, además, recibió el encargo de construir esta plaza para que el templo tuviera un acceso digno. Este proyecto le tuvo ocupado durante once años, pero con la realización del mismo se hizo realidad un propósito importante: recuperar la visión de la cúpula diseñada por Miguel Ángel que había quedado en un segundo plano tras la construcción de la fachada de Maderno. Había que abrir el espacio ante la basílica para que la cúpula pudiera ser admirada sin obstáculos.
Función Litúrgica y Simbólica
En cuanto a la función, el bosque de columnas que forma los brazos curvos tuvo una finalidad litúrgica. Fue un espacio que se utilizó como recorrido durante las procesiones y las fiestas del Corpus Domini. Pero además esos tramos curvados, como ya hemos indicado, pretendían simbolizar el abrazo de la Iglesia a todos los fieles.
Un Acceso Digno y Espectacular
Por último, destacar que Bernini creó un espacio para acoger a las muchedumbres, facilitando la visión del Papa cuando se muestra en público en las grandes solemnidades, y construir, en definitiva, un acceso digno y espectacular para la basílica de San Pedro de acuerdo con los ideales de la Contrarreforma. Además, la solución del artista resolvió las difíciles conexiones entre la cúpula, la fachada y la plaza. Y por supuesto, esta plaza ha acabado convirtiéndose en el espacio de unión entre la basílica y la ciudad de Roma.
Etiquetas: Arquitectura barroca, Bernini, Plaza de San Pedro, Vaticano
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