20 Feb

Los años de la inmediata posguerra fueron tiempos difíciles de miedo y privaciones,
nada propicios para la actividad artística y literaria. La Guerra Civil supuso además un corte
brusco y radical con la tradición inmediatamente anterior. Otro hecho influyó
negativamente en la actividad literaria: la imposición de una severa censura, que marcará
el devenir literario hasta casi los años 80. Los poetas hispanoamericanos, desde Rubén
Darío, han influido enormemente en la evolución de la literatura española del Siglo XX.
Contar con la presencia en España de autores como Borges o Pablo Neruda supuso en una
España cerrada al exterior y mermada por la censura, un poco de aire fresco.Poesía DE POSGUERRA
La Guerra Civil dejó un país en ruinas y un gran vacío: Machado, Unamuno, ValleInclán y Lorca han muerto. Casi todos los poetas del 27 se han exiliado: Salinas, Guillén,Cernuda, Alberti… Hay un poeta que muere en la cárcel en 1942. Se trata de uno de esospoetas difíciles de encasillar en una u otra generación, pero del que hay que hablar:Miguel Hernández. De familia humilde, fue autodidacta y empezó a escribir a los 16 años.
En la Guerra Civil se alista en el bando republicano y es hecho prisionero. Desde la cárcelescribe versos y allí muere años después de tuberculosis. Al igual que Lorca, sabe unir a la
perfección el arte popular con las técnicas novedosas. En 1936 aparece la obra maestra de
Hernández, El rayo que no cesa, conjunto de poemas, en su mayor parte sonetos cuyo
tema central es la frustración amorosa del poeta. El extraordinario equilibrio entre
desbordamiento emocional y densidad conceptual confiere a los poemas de este libro una
fuerza expresiva raras veces alcanzada en la lírica castellana. La obra incluye la
emocionada “Elegía a Ramón Sijé”. De Cancionero y Romancero de ausencias destaca su
archiconocida “Nanas de la cebolla”. El poeta está en la cárcel. Ha recibido una carta de su
mujer en la que le dice que muchos días no hay para comer más que cebollas.
3. AÑOS 40: Poesía ARRAIGADA Y DESARRAIGADA
Hay autores que eligen la evasión y, bajo la influencia de Garcilaso, componen poemas
donde se busca más la perfección formal. La temática religiosa es común a ellos. Autores
representativos de esta tendencia de poesía arraigada son: Luis Felipe Vivanco y Leopoldo
Panero.
En 1944 se publica una obra que origina la renovación de la poesía del momento: Hijos
de la ira de Dámaso Alonso. El poeta ve que el mundo es un caos y una angustia, y se
siente sin raíces, es decir, desarraigado, sin encontrar justificación a su vida y a su destino
humano. Así, estos poetas en general, expresan angustia y desesperación, sienten la
incomunicación de Dios y una radical soledad. Es una poesía rehumanizada, centrada
plenamente en los sentimientos. Abordan temas existenciales (muerte, tristeza, soledad,
desesperación) La influencia de Miguel Hernández en ellos fue decisiva en cuanto al
concepto de la vida como lucha con el medio exterior o interior. En cuanto al estilo,
rechazan la estética serena y armónica del garcilasismo y se inclinan por un lenguaje
directo, coloquial, duro y apasionado. Representan esta tendencia Dámaso Alonso,
Victoriano Crémer y Carlos Bousoño

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4. AÑOS 50: Poesía SOCIAL
En los años 50 la poesía desarraigada evoluciona hacia la poesía social, se pasa de
expresar la angustia individual a manifestar la solidaridad con los demás. Los factores
sociales se convierten en elementos centrales del poema. La poesía se concibe como
“arma de combate”, según Celaya. Su intención es solidaria, comprometida con el pueblo,
preocupada por la libertad, la justicia y la situación de España. Esta poesía de denuncia
tiene un precursor claro, Pablo Neruda, y un ideólogo francés, Jean-Paúl Sartre.
Las características más esenciales son:
 poesía para la inmensa mayoría, en contraposición a la inmensa minoría de
Juan Ramón, poesía, por tanto, como medio de comunicación,
 la poesía es testimonio fiel de la realidad que se vive en la calle,
 los temas principales son la denuncia social, la falta de libertad,
 el estilo es sencillo, cercano al lenguaje coloquial, a veces prosaico y muy
expresivo, para llegar al máximo número de personas posible.
Victoriano Crémer, Eugenio de Nora o Gabriel Celaya con Cantos íberos, son
algunos de los representantes de esta generación pero sin duda, es Blas de Otero, con
Pido la paz y la palabra el autor y la obra más característicos de la década. Blas de Otero
resume las etapas cubiertas por nuestra poesía durante varias décadas: primero
existencial, luego social y, por último, buscando nuevos caminos poéticos.
5. AÑOS 60: Poesía EXISTENCIAL
Aparece en la década de los 60 una generación que supone un cambio respecto a la
poesía social. Para estos poetas la poesía es una manera de conocimiento de la realidad.
Comparten la visión crítica de la realidad pero desde una actitud humanista, centrándose
en los problemas del ser humano. Hay en ellos una preocupación fundamental por el
hombre. Su temática se caracteriza por un retorno al intimismo.
El cambio más significativo ocurre en el plano formal. Su lenguaje es natural, pero no
coloquial. Tiene por tanto un mayor rigor poético buscando la depuración y la
concentración de la palabra, evitando el prosaísmo de la década anterior.
Representan este grupo:
Ángel González, representa el paso de la poesía social a nuevos tonos. Su abierta
denuncia se irá cargando de ironía y poco a poco aparece en él lo más íntimo y lo amoroso.
Jaime Gil de Biedma. Es el cronista desencantado y amargo de una vida burguesa,
evocada con ironía y nostalgia. Es un maestro en el arte del tono coloquial cargado de
emoción.
Nos debemos detener en la figura del zamorano Claudio Rodríguez. Aún no había
cumplido los veinte años cuando obtuvo el Premio Adonais por Don de la ebriedad. Era un
libro que chocó fuertemente con la poesía social que se practicaba en 1953 al estar
protagonizado por la hondura intimista y la sobriedad en el canto a su tierra. Sorprendió a
poetas y críticos su genial precocidad creativa y su carácter visionario: se trataba de un
libro de imágenes deslumbrantes y misteriosas escrito por un poeta adolescente entonces
desconocido, que lo había ido componiendo en sus largas caminatas por tierras de Castilla.

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En este primer poemario la poesía se concibe como un don (un regalo) y una
ebriedad (un entusiasmo). Esta conmoción se manifiesta en una respuesta exaltada ante el
hecho de vivir, de estar vivo y, se plasma en su poesía mediante exclamaciones
irracionales y simbólicas. El poeta recurre a símbolos que lo entroncan directamente con la
poesía de Rimbaud.
En su andadura poética, esa exaltación se modera, llegando a veces a desaparecer
por completo. En Alianza y condena, su tercer poemario, ha terminado el canto
entusiasmado. La etapa de madurez poética de Claudio Rodríguez trae consigo la
desilusión y el desengaño que le producen un sentimiento de dolor resignado. Sin
embargo, con El vuelo de la celebración apunta desde el título a otra actitud vital donde el
poeta alude en varias ocasiones a la vinculación entre poesía y fiesta. El objeto de la
celebración es la vida en su totalidad a favor de unas facetas de la realidad, las positivas,
en detrimento de otras, las negativas.
Sus cinco libros de poesía han hecho de él un clásico, referente imprescindible en
la evolución de la poesía española del Siglo XX. Su obra es relativamente breve,
caracterizada por la esencialidad, el absoluto dominio del ritmo, la sorprendente
capacidad imaginativa y la hondura ética.
Su estilo tiene una mezcla de Surrealismo y clasicismo a lo que se añade la
insuperable musicalidad de sus endecasílabos. El lenguaje poético de Claudio Rodríguez se
caracteriza por la búsqueda de un lenguaje vivo. Siente que las palabras cotidianas, las
usuales, las más sencillas, son aquellas que se hallan más cerca de las cosas que designan,
razón por la cual son las más adecuadas para acceder a la esencia de las cosas.
Su poesía manifiesta la independencia creadora de su autor con respecto a
escuelas, tendencias o programas del panorama poético de los años 50 y 60, aunque su
obra discurra de manera paralela a la de su generación y a la de su época.
6. AÑOS 70: LOS Novísimos O Generación DEL 68
En 1970 aparece la antología Nueve novísimos poetas españoles, de ahí el nombre de
novísimos. En conjunto tienden hacia una lírica experimental, minoritaria. Intentan la
renovación del estilo a través de formas expresivas de vanguardia, como el Surrealismo.
Los nuevos autores no creen que se pueda cambiar la sociedad mediante la poesía.
Son comunes a toda la generación las siguientes características:
 Nacidos después de la Guerra Civil, son disidentes
 Tienen una rica formación literaria, sobre todo, europea y americana, ya que
rechazan a la tradición española.Reciben gran influencia de los medios de comunicación de masas.Eligen la escritura automática y evitan el discurso lógico.Combinan temas intimistas (amor, erotismo, infancia…), sociales y políticos (elconsumismo, la guerra de Vietnam…), y los tratan con ironía, humor ydistanciamiento. El cine, la música o el cómic son temas muy recurrentes.Su estilo es una mezcla de Modernismo y Surrealismo.
Representan a los novísimos: Leopoldo María Panero, Ana María Moix, Pere
Gimferrer, y Vicente Molina Foix.

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