01 Nov

La Poesía y el Romanticismo: Siglo XIX

El Romanticismo español se desarrolló al iniciarse el reinado de Isabel II, cuando los liberales regresaron del exilio y dieron a conocer sus obras, inspiradas en la nueva estética que habían asimilado en Inglaterra y Francia. Compartió con el Romanticismo europeo la valoración de la subjetividad y la libertad del escritor frente a las normas sociales y las reglas de la literatura neoclásica, pero se distinguió de él por inspirarse en el Romancero y en el teatro de los siglos XVI y XVII.

Características del Romanticismo

Fue un movimiento que abarcó mucho más que el mundo del arte; fue una ideología, una moda y un modo de entender la vida y el mundo. Fue una reacción contra el mundo burgués, dominante en esta época gracias a la revolución industrial.

  • Subjetivismo: Para los románticos, el artista es un “genio”, tiene un don, por eso dan mucha importancia al “yo”. Muchas veces el romántico es el protagonista de su propia obra. Sus sentimientos, emociones, reflexiones… son el tema de las obras románticas.
  • La libertad: El artista romántico no cree en ninguna norma, no solo artística sino tampoco social. El romántico suele ser un marginado, un incomprendido, y se aísla de la sociedad porque se cree superior (rechaza la sociedad).
  • Escapismo: El romántico huye de la realidad; no le interesa, por eso se escapa bien en el tiempo (muchas obras románticas transcurren en el pasado, sobre todo en la Edad Media, época que ellos idealizan) o bien en el espacio; muchas obras transcurren en lugares alejados (Oriente, África…).
  • Importancia de la naturaleza: Los románticos fueron unos grandes descubridores del simbolismo de la naturaleza. Los paisajes son la expresión de la forma de sentir del escritor romántico; los paisajes nocturnos, las tormentas, los campos solitarios (tristeza, soledad e insatisfacción del autor). La naturaleza no solo es un fondo sino que expresa el estado de ánimo del artista.

José de Espronceda: Siglo XIX

Por su rebeldía, radicalismo político y escepticismo religioso, Espronceda representa el máximo ejemplo del romanticismo exaltado. En su obra destacan dos extensos poemas narrativos: “El estudiante de Salamanca” y el inacabado “El diablo mundo”. Espronceda también es autor de poemas de orientación social: “El reo de muerte”, “El mendigo” y la “Canción del pirata”.

Es el primer poeta social-político. En estos poemas, los protagonistas son siempre personas marginadas y rechazadas por la sociedad, pero gracias a esto son libres y pueden decir lo que quieren, por eso son una demoledora crítica contra la sociedad.

Gustavo Adolfo Bécquer: Siglo XIX

Pobre y de salud precaria, Bécquer vivió modestamente de sus colaboraciones en revistas. En ellas publicó las leyendas, relatos fantásticos en los cuales recrea épocas pasadas y se identifica con los inalcanzables anhelos de los protagonistas.

Las Rimas de Bécquer son 84 poemas breves. Poco después de la muerte de Bécquer, sus amigos las publicaron ordenadas como si delinearan la historia de un amor, desde los esperanzados sentimientos de su inicio hasta el desengaño final. Se agrupan en series, que tratan de la expresión poética, el amor ilusionado, el desengaño amoroso y la soledad, la angustia y el presagio de la muerte en la serie final.

Bécquer casi siempre compuso las Rimas con versos de rima asonante. Logra su lenguaje sugerente utilizando sustantivos tales como sueño, rumor, suspiro… que significan realidades transitorias.

La Poesía en el Tránsito al Siglo XX

La literatura y el arte de finales del siglo XIX fueron expresión del individualismo del artista, rebelde y enfrentado al conformismo de la vida burguesa y a sus valores materialistas. La literatura debía expresar la realidad subjetivamente al mostrar los estados de ánimo y las percepciones sutiles que ésta sugería al escritor.

El Modernismo supuso la renovación de la poesía; ésta valoró los aspectos ornamentales y musicales del lenguaje lírico, de entre los que destacan los contrastes fonéticos y los significados coloristas y plásticos de las palabras, al tiempo que se expresan imprecisos estados de ánimo mediante imágenes y símbolos.

El punto culminante de la nueva poesía se alcanza con la obra de Rubén Darío “Azul” y “Cantos de vida y esperanza”. Seguidores: Ramón de Valle-Inclán, Juan Ramón Jiménez, Antonio Machado y Manuel Machado.

Juan Ramón Jiménez: Siglo XIX-XX

Se consagró de forma exclusiva a la creación de su obra poética. Durante las primeras décadas del siglo XX, Juan Ramón Jiménez fue impulsor de las corrientes poéticas renovadoras. Al iniciarse la Guerra Civil, se exilió y ejerció de profesor. En 1956 le fue concedido el Premio Nobel de Literatura.

En la primera etapa de su poesía destacan “Arias tristes” y los poemas en prosa de “Platero y yo”. El cambio fundamental en su obra comienza con los poemas y prosas breves de “Diario de un poeta recién casado”.

La Égloga

Es un poema que representa una breve escena campestre protagonizada por pastores estilizados, que nada tienen de rudos y mucho de cultos cortesanos. A través de ellos, el poeta expresa sus propios sentimientos y el deseo de armonizar la vida humana con la naturaleza, mediante el tópico literario de locus amoenus.

La Elegía

Es un poema doloroso por la muerte de una persona. Se refiere siempre a una muerte concreta. No tiene una forma específica, aunque abundan los ejemplos elaborados con versos de arte mayor.

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