23 Jul
El camino a la Restauración borbónica
Tras la inestabilidad del Sexenio Democrático se produce la restauración de la dinastía borbónica. El 1 de diciembre de 1874, Alfonso de Borbón firmó el Manifiesto de Sandhurst, inspirado por Cánovas, en el que anuncia un nuevo programa político basado en la monarquía constitucional, capaz de superar la inestabilidad política. El 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos da un golpe de estado en Sagunto que, aceptado por Serrano y por el ejército, significó la proclamación del joven monarca iniciándose el periodo de la Restauración. El 14 de enero de 1875 Alfonso XII entra en Madrid como rey.
La Restauración supone un largo periodo de estabilidad política con predominio de los valores conservadores de orden, propiedad y monarquía. Se trataba de crear un sistema político compartido por todos los sectores burgueses a los que se asegura un cierto margen de libertad de expresión mientras se producía la exclusión de los sectores populares de la vida política, buscando reafirmar el peso de las instituciones tradicionales (nobleza, Iglesia).
En 1885, fallece Alfonso XII. Mª Cristina de Habsburgo, viuda del rey, se hará cargo de la Regencia hasta 1902, fecha en la que se declara la mayoría de edad de Alfonso XIII.
Bases institucionales y jurídicas del sistema
El sistema político de la Restauración está ligado a Antonio Cánovas, su pensamiento político fue contrario al sufragio universal. Sin embargo, fue pragmático y realista y buscó el consenso entre las fuerzas liberales. Cánovas era partidario de mantener el sistema liberal antidemocrático basado en el sufragio censitario.
Defendía la idea moderada de la soberanía compartida de Rey y Cortes, en un punto intermedio entre el Antiguo Régimen y la monarquía democrática de 1869. Sin embargo, era consciente de que era necesario renovar el programa de los moderados. Cánovas quería terminar con las continuas intervenciones del Ejército, fuente continua de inestabilidad creando un sistema bipartidista basado en dos partidos burgueses que pacíficamente se fueran turnando en el poder. Estos dos partidos serían el que él creó, el Partido Conservador, que debía sustituir al agotado partido Moderado, y el Partido Liberal, dirigido por el antiguo progresista Práxedes Mateo Sagasta. El turno se garantizaba con el fraude electoral, manejado por los caciques locales mediante la compra del voto o la coacción.
La Constitución de 1876
El régimen de la Restauración se dotó de una nueva constitución, al acabar la III guerra carlista, desarrollada por unas Cortes constituyentes con mayoría canovista. Sus principales rasgos eran:
- Soberanía compartida entre las Cortes y el Rey.
- Existencia de Cortes bicamerales.
- Fortalecimiento del poder de la Corona con la designación de los ministros y el mando directo del ejército, derecho de vetos sobre las leyes aprobadas por las Cortes, y poder para convocar, suspender o disolver Cortes.
La Constitución reconocía de manera teórica derechos y libertades que en la práctica fueron limitados o aplazados durante los gobiernos de Cánovas. En la misma, no se especifica el tipo de sufragio para elegir el Congreso pero bajo el gobierno del Partido Conservador de Cánovas se aprobó la Ley Electoral de 1878 que establecía el voto censitario, limitado a los mayores contribuyentes.
Finalmente, la religión católica se declaró religión oficial del Estado.
Hitos políticos y alternancia en el poder
Primera etapa (1875-1885)
En esta primera etapa predominan los Gobiernos conservadores presididos por Cánovas. Se caracterizó por el progresivo afianzamiento del régimen debido al agotamiento político de la sociedad tras la inestabilidad vivida desde 1868 que posibilitó la aceptación de un sistema centralista y autoritario. En 1884 Cánovas regresó al poder, por temor a una desestabilización del sistema político tras la muerte del rey Alfonso XII provocando el llamado Pacto del Pardo. Con este pacto Cánovas cede a Sagasta la jefatura del gobierno, consagrando así el turno y garantizando la preservación del régimen, se instauraron medidas como Ley de Sufragio Censitario.
Segunda etapa (1885-1902)
En la segunda etapa durante la regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena, el Partido Liberal gobernaría durante más tiempo desarrollando una importante obra reformista entre 1885 y 1890 (Ley de Asociaciones, 1887; abolición de la esclavitud, 1888; introducción de juicios por jurados; nuevo Código Civil en 1889; reformas hacendísticas y militares: y la implantación del sufragio universal masculino en 1890). En 1897 moría Cánovas asesinado. La oposición al sistema político se incrementó y estaba representada por el carlismo (derrotado una vez más en 1876), los republicanos (divididos), los nacientes nacionalismos periféricos (Cataluña, País Vasco…) y el movimiento obrero (anarquismo, socialismo), relegado a la oposición sin que llegaran a tener fuerza parlamentaria suficiente y perseguidos intermitentemente
Crisis política y moral de la Restauración
En 1898, la pérdida de las últimas colonias españolas (Paz de París), Cuba tras la Paz de Zanjón (1878) se había producido la Guerra Chiquita (1879). Fue un intento de revuelta contra el gobierno español por parte de algunos grupos independentistas cubanos, liderado por Calixto García. En 1895 estalló la Guerra de Independencia de Cuba, el Grito de Baire (1895) hasta la guerra hispano-norteamericana de 1898 y Filipinas, sumió a la Restauración en una grave crisis política y moral, planteó la necesidad de realizar un proceso de reformas que modernizara la vida social y política del país que se concreta en el regeneracionismo. Destacados intelectuales regeneracionistas propugnaron una España más cercana a Europa y modernizaron la economía y la sociedad española. Uno de los principales regeneracionistas fue el aragonés Joaquín Costa que pidió y para buscar soluciones de futuro y no mantenerse aferrados al pasado.
CONCLUSIÓN:
La Restauración en España (1874-1902) estableció un Estado liberal de derecho, pero fue controlado por élites, careciendo de verdadera democracia. A pesar de intentos de democratización, la corrupción electoral y prácticas fraudulentas como el»pucheraz» evidenciaron la falta de participación ciudadana real. El sistema político se basó en valores conservadores, el turnismo bipartidista y una monarquía con poder moderador.
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