28 Mar
Introducción
Llamamos sistema político de la Restauración al periodo de la Historia de España que abarca desde 1875 hasta 1931. Se caracteriza por la vuelta de los Borbones al trono español tras la ruptura que supuso el Sexenio Democrático (1868-1874).
Origen del Régimen
En diciembre de 1874 se produce el pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto. Este triunfó porque recibió inmediatamente el apoyo del ejército, la alta burguesía, la Iglesia y la mayoría de la población rural, que veían en la monarquía borbónica la estabilidad política necesaria ante la convulsa situación del Sexenio.
El Sistema Canovista
La Restauración es, en gran medida, producto de un trabajo preparatorio realizado por Antonio Cánovas del Castillo. Su estrategia consistió en:
- Lograr la abdicación de Isabel II en su hijo, Alfonso.
- Crear un sistema bipartidista basado en dos partidos burgueses que pacíficamente se fueran turnando en el poder. Estos dos partidos serían el que él creó, el Partido Conservador, y el Partido Liberal (liderado inicialmente por Sagasta).
- Alejar a los militares de la vida política; Cánovas deseaba evitar los continuos pronunciamientos militares que habían caracterizado gran parte del siglo XIX español.
- Redactar en diciembre de 1874 el Manifiesto de Sandhurst, firmado por el futuro Alfonso XII. Este documento recogía las ideas básicas del proyecto restaurador: una monarquía constitucional abierta e integradora, y la compatibilidad entre la tradición católica y la libertad, buscando así el apoyo internacional de potencias como Francia e Inglaterra.
- Conseguir el apoyo de los grandes terratenientes, incluyendo los influyentes propietarios cubanos.
Las Bases del Sistema Político
Las bases del sistema político ideado por Cánovas fueron las siguientes:
La Constitución de 1876
Es la constitución de mayor vigencia en la historia de España. Se trata de un texto breve que pretende ser una síntesis y un punto medio entre las constituciones que la precedieron (la moderada de 1845 y la progresista de 1869). Aunque se aprobó por unas Cortes elegidas inicialmente por sufragio universal masculino (convocadas bajo la legislación del Sexenio), su punto de partida ideológico es el pacto entre las diferentes familias liberales.
Se caracteriza por:
- Soberanía compartida Rey-Cortes: El monarca tenía amplios poderes (convocar y disolver las Cortes, sancionar y vetar leyes, mando supremo del ejército).
- Cortes bicamerales: Compuestas por el Congreso de los Diputados (electivo) y el Senado (con senadores por derecho propio, vitalicios nombrados por la Corona y electivos).
- Amplia declaración de derechos, aunque su desarrollo posterior quedó sujeto a leyes ordinarias que a menudo los restringieron.
- Estado confesional católico: Si bien se toleraban otros cultos en privado, la religión católica era la oficial del Estado, que se comprometía a su mantenimiento. Se recortaba así la libertad religiosa establecida en 1869.
- Sufragio: La ley electoral inicial (1878) estableció el sufragio censitario, muy restringido. No se reimplantó el sufragio universal masculino hasta 1890, bajo un gobierno liberal.
La Monarquía como Centro del Sistema
La Corona cumplía un triple papel:
- Era expresión de la continuidad histórica y la legitimidad dinástica.
- Garantizaba el orden social frente a las opciones revolucionarias.
- Regulaba los tres poderes del Estado, actuando el rey como poder moderador de la vida política. Además, se fomentó la imagen del rey como «rey-soldado», jefe supremo del ejército.
El Bipartidismo y el Turno Pacífico
El sistema político se basó en la alternancia pactada de dos grandes partidos dinásticos, caracterizados ambos por una relativa indefinición ideológica y pragmatismo:
- El Partido Conservador: Liderado por Cánovas del Castillo, aglutinaba a los sectores más moderados del liberalismo, antiguos unionistas y parte de los católicos. Sus bases sociales fueron principalmente la burguesía latifundista y financiera y la aristocracia. Defendían el orden social y público, los valores establecidos por la Iglesia y la propiedad.
- El Partido Liberal: Liderado por Práxedes Mateo Sagasta, su origen fue el Partido Constitucional fundado durante el reinado de Amadeo I. Lo integraron antiguos progresistas, demócratas moderados y algunos exrepublicanos. Sus bases sociales fueron la burguesía industrial y comercial, profesionales liberales, funcionarios y clases medias urbanas. Su programa buscaba ciertas reformas sociales y educativas y la ampliación de las libertades.
Ambos partidos establecieron un turno pacífico en el gobierno, pactando la alternancia para evitar pronunciamientos y asegurar la estabilidad. El turnismo se consolidó especialmente durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena, tras la muerte prematura de Alfonso XII, con el llamado Pacto del Pardo (1885).
El Caciquismo y el Fraude Electoral
Aunque la Restauración proporcionó un largo periodo de estabilidad política, fue un sistema oligárquico y corrupto, carente de verdadera democracia. Se basó en el clientelismo político y el fraude electoral sistemático, cuyos tres ejes eran:
- Los altos cargos gubernamentales (ministros, subsecretarios) que decidían el resultado electoral deseado («encasillado»).
- Los gobernadores civiles de las provincias, que transmitían las instrucciones y presionaban a nivel local.
- Los caciques (personajes ricos e influyentes en la España rural y urbana, terratenientes, notables locales), que manipulaban directamente el voto mediante coacciones, favores o trampas («pucherazo»).
Estas relaciones caciquiles permitieron un fraude electoral generalizado que garantizaba el funcionamiento del turno pactado entre conservadores y liberales, al margen de la voluntad popular real.
Evolución Política del Régimen (1875-1923)
Se distinguen tres grandes periodos antes de la Dictadura de Primo de Rivera:
Reinado de Alfonso XII (1875-1885)
- Predominio del Partido Conservador: Con Cánovas como Presidente del Gobierno en varias etapas, su objetivo principal fue consolidar la monarquía y construir un sistema político estable y centralizado. Se aplicó una política conservadora y se pusieron fin a los conflictos heredados del Sexenio: terminó la Tercera Guerra Carlista con la derrota definitiva de Don Carlos (1876) y se firmó en Cuba la Paz de Zanjón (1878), que puso fin temporalmente a la Guerra de los Diez Años.
- Breve Gobierno del Partido Liberal de Sagasta (1881-1883): Introdujo algunas reformas, como una mayor libertad de imprenta y cambios en materia educativa, y mostró apoyo al librecambismo.
Regencia de María Cristina (1885-1902)
- «Gobierno Largo» Liberal de Sagasta (1885-1890): Tras el Pacto del Pardo, se emprendieron importantes reformas legislativas de carácter liberal, como la Ley de Asociaciones (1887), la abolición definitiva de la esclavitud (1888), la implantación del sufragio universal masculino (1890) y la aprobación del Código Civil (1889).
- Crisis de Fin de Siglo (1890-1902): Se alternaron en el poder conservadores y liberales en gobiernos más inestables. Al final de la década, surgieron o se agravaron tres grandes problemas que desembocaron en la crisis de 1898: la cuestión colonial (insurrección en Cuba y Filipinas y guerra con EE. UU.), la creciente conflictividad social (movimiento obrero) y el auge de los nacionalismos periféricos.
Reinado de Alfonso XIII (1902-1923): La Crisis Progresiva del Sistema
El reinado efectivo de Alfonso XIII se caracteriza por dos grandes rasgos que contribuyeron a la crisis del sistema:
- Un intervencionismo constante del monarca en la vida política ordinaria y en las crisis de gobierno, debilitando a los partidos del turno.
- La estrecha relación entre la Corona y los mandos militares, que recuperaron protagonismo político.
La Crisis Múltiple de 1917
La crisis del sistema de la Restauración se manifestó de forma aguda entre 1909 (Semana Trágica) y culminó en 1923, pero el año 1917 fue especialmente crítico. La llamada crisis múltiple de 1917 (militar, política y social) supuso una grave desestabilización. Fueron, en realidad, tres desafíos que coincidieron en el tiempo:
- La crisis militar: El descontento entre los oficiales peninsulares por los bajos sueldos y el sistema de ascensos (que primaba los méritos de guerra, beneficiando a los africanistas) llevó a la creación de las Juntas de Defensa, asociaciones militares ilegales que presionaron al gobierno.
- La crisis política: Ante el cierre de las Cortes decretado por el gobierno conservador de Eduardo Dato y la suspensión de las garantías constitucionales, la Lliga Regionalista catalana convocó en Barcelona una Asamblea de Parlamentarios (diputados y senadores de la oposición) que exigía una reforma de la Constitución y la autonomía para Cataluña. Fracasó por divisiones internas y el miedo a la agitación social.
- La crisis social: La neutralidad española en la Primera Guerra Mundial generó enormes beneficios empresariales pero también una fuerte inflación que redujo los salarios reales. La tensión social, canalizada por los sindicatos CNT y UGT, estalló en agosto con la convocatoria de una huelga general revolucionaria, que fue duramente reprimida por el ejército.
Tras 1917, la inestabilidad política y la conflictividad social aumentaron, destacando episodios como el Trienio Bolchevique en Andalucía (1918-1920) y el pistolerismo en Barcelona (1919-1923), con atentados anarquistas y de la patronal. Además, la crisis del ejército se agravó tras la humillante derrota en Marruecos, el llamado Desastre de Annual (1921). A estas causas se sumaron la creciente presión de los nacionalismos y el impacto ideológico de la Revolución Bolchevique de 1917 en Rusia. Ante esta situación de bloqueo e ingobernabilidad, Alfonso XIII optó por apoyar la solución militar: el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera en septiembre de 1923.
Los Elementos Opositores al Sistema
A pesar de la estabilidad inicial, el sistema de la Restauración tuvo importantes opositores:
El Carlismo
Su derrota militar definitiva en 1876 cerró la etapa de lucha armada dinástica y abrió la vía de la actuación política. Bajo el liderazgo ideológico de Cándido Nocedal (representante de Don Carlos en España), el carlismo se acercó al catolicismo más intransigente y mantuvo una base social en Navarra, País Vasco y zonas de Cataluña y Valencia, aunque con fuerza decreciente.
La Oposición Republicana
Fragmentada tras el fracaso de la I República, surgieron varias corrientes que intentaron fusionarse sin éxito:
- El Partido Posibilista de Emilio Castelar (el más moderado, acabó integrándose en el Partido Liberal).
- Los radicales de Manuel Ruiz Zorrilla (partidarios de la insurrección).
- Los centralistas de Nicolás Salmerón.
- El Partido Republicano Federal de Francisco Pi i Margall.
Aunque con escasa representación parlamentaria, mantuvieron cierta influencia en las clases medias urbanas e intelectuales.
Los Nacionalismos Periféricos
Nacionalismo Catalán
Este movimiento surgió con fuerza a finales del siglo XIX, impulsado por el crecimiento económico derivado de la industrialización (que generó una burguesía defensora de políticas proteccionistas) y por el renacimiento cultural de la Renaixença (que defendía la recuperación de la lengua catalana y las tradiciones propias). Figuras como Valentí Almirall (Lo Catalanisme) y Enric Prat de la Riba (Bases de Manresa, Lliga Regionalista) fueron clave en su articulación política, demandando autonomía.
Nacionalismo Vasco
Surgió más tardíamente, a raíz de la abolición definitiva de los fueros tras la Tercera Guerra Carlista (1876), la defensa de la lengua vasca (euskera) y el deseo de preservar las tradiciones frente al centralismo liberal y el impacto social y cultural de la rápida industrialización (llegada masiva de inmigrantes). Este movimiento fue articulado ideológicamente por Sabino Arana, fundador del Partido Nacionalista Vasco (PNV) en 1895, con un fuerte componente católico y tradicionalista.
El Movimiento Obrero
La Ley de Asociaciones de 1887 (aprobada por el gobierno liberal de Sagasta) permitió la actuación legal del movimiento obrero, que estaba dividido en dos grandes tendencias ideológicas:
Socialismo
Estuvo representado principalmente por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado clandestinamente en 1879 por Pablo Iglesias, y su sindicato asociado, la Unión General de Trabajadores (UGT), creada en 1888. De ideología marxista, defendía los derechos del proletariado y combinó la aspiración revolucionaria final con la lucha por reformas concretas (mejores salarios, jornada laboral) y la participación política (Pablo Iglesias fue el primer diputado socialista en 1910).
Anarquismo
Fue la ideología obrera más influyente en España durante este periodo, especialmente en Cataluña y Andalucía. Dividido entre tendencias anarcosindicalistas (partidarias de la acción sindical a través de organizaciones como la Federación de Trabajadores de la Región Española – FTRE y, posteriormente, la Confederación Nacional del Trabajo – CNT, fundada en 1910) y grupos anarcocomunistas defensores de la «propaganda por el hecho» (acción directa y terrorista). El anarquismo protagonizó numerosos atentados contra figuras políticas (Cánovas fue asesinado por un anarquista en 1897), militares, eclesiásticas y de la burguesía, así como huelgas generales de gran dureza.
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