09 Abr

La Restauración Borbónica en España (1874-1902): Estabilidad Política y Crisis Colonial

Tras la llegada de Alfonso XII al trono español el 29 de diciembre de 1874 hasta 1902, hubo un periodo caracterizado por la estabilidad política debido a la creación de un sistema político compartido por todos los sectores burgueses, en el que predominaban los valores conservadores de orden, propiedad y monarquía. Esta época estuvo muy marcada por la corrupción electoral, que no impidió la pérdida del territorio de ultramar, derivando en una crisis política y moral, no económica.

Nacimiento de la Restauración

Durante el inestable Sexenio Democrático, una parte de la oposición monárquica se agrupó en torno a Antonio Cánovas del Castillo que planeaba la vuelta de la dinastía Borbón al hijo de Isabel II, Alfonso. Las ideas del proyecto restaurador se difundieron en el Manifiesto de Sandhurst (cuyo objetivo perseguía que la nueva monarquía sería un régimen conservador y católico que garantizaría el funcionamiento del sistema político liberal) y el 29 de diciembre el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto acabó con el orden republicano y proclamó rey de España a Alfonso XII. Además se acabará con los conflictos heredados, solucionándose la tercera Guerra Carlista (1876), dando lugar a la centralización que suprimió el sistema foral vasco; y la sublevación cubana con la Paz de Zanjón de 1878, que consiguió en Cuba la amnistía, la abolición de la esclavitud y tener representantes en las Cortes.

Tomará importancia Antonio Cánovas del Castillo que creó el partido alfonsino, que era apoyado por las clases medias y altas, por sectores del ejército y por los círculos coloniales.

Los Pilares Fundamentales de la Restauración

Cánovas del Castillo fue el político que sienta las bases institucionales y jurídicas del sistema que se concretaron en una nueva Constitución (1876).

Esta constitución fue un reflejo del liberalismo doctrinario: sufragio censitario, la soberanía compartida entre las Cortes y el rey; papel moderador de la Corona con amplios poderes (derecho de veto, nombramiento de ministros, potestad de convocar, suspender o disolver las Cortes…); Cortes bicamerales (Senado y Congreso); confesionalidad católica del Estado, aunque toleraba otras creencias; declaración de derechos que, como otros aspectos polémicos, debía ser concretada en leyes posteriores.

Para garantizar la estabilidad política, se creó un sistema bipartidista 1875-1885 en el que el partido Conservador de Cánovas y el partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta se alternaban en el poder (turnismo) de forma pacífica gracias al fraude electoral dirigido desde el ministro de gobernación a través del encasillado (documento elaborado por el ministro de gobernación en el que aparecían las listas con el número y el nombre de los diputados que debían ganar las elecciones en cada distrito, así, preestablecido el resultado electoral) y ayudado por los gobernadores civiles (transmitían la lista de los candidatos «ministeriales» a los alcaldes y caciques, para garantizar su elección) y caciques locales (era el principal oligarca de una zona o localidad, que sometía a su autoridad al resto de los oligarcas de su zona mediante la compra de voto o coacción). El conjunto de trampas y manipulaciones electorales eran conocidas como el pucherazo. Posteriormente se tuvo lugar el Pacto de El Pardo, un acuerdo al que llegaron Cánovas del Castillo y Sagasta en noviembre de 1885, cuando murió Alfonso XII por tuberculosis y empezó la regencia de María Cristina de Habsburgo. Se hizo para dar estabilidad a la regencia asegurando la alternancia en el poder de ambos partidos, lo que consolidó el sistema canovista.

Los Partidos del Sistema y la Oposición Política

Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885) empezó gobernando el Partido Conservador de forma autoritaria y con recortes de libertades. En 1881 empezó a gobernar el Partido Liberal Progresista y se repusieron los derechos y libertades que el Partido Conservador había eliminado. Entre 1884 y 1885 vuelve al poder el Partido Conservador de Cánovas, pero se desgastó rápidamente. En 1885 murió Alfonso XII y empezó la regencia de su esposa María Cristina de Habsburgo (1885-1902). El Partido Liberal (1885 – 1890 “Gobierno Largo de Sagasta”) emprendió reformas como:

  • La Ley de Asociaciones de 1887 que permitió legalizar sindicatos y partidos obreros.
  • Ley de sufragio universal en 1890.
  • Ley del Jurado de 1898.
  • Código Civil de 1889.
  • Abolición de la esclavitud, 1888.
  • Proyecto de reforma del ejército, etc.

A partir de 1890 se alternaron gobiernos conservadores y liberales en un ambiente de crisis ya que coincidieron las guerras de Cuba y Filipinas, la cuestión social y el auge de los regionalismos convertidos en nacionalismos. En 1897 fue asesinado Cánovas y se empezó a producir la descomposición de ambos partidos debido a los personalismos y disputas internas.

La oposición al sistema restaurador se reflejó en el carlismo derrotado militarmente en 1876; los republicanos continuaban divididos entre posibilistas, federales y radicales. Los nacionalismos periféricos ganaron fuerza en Cataluña dónde se creó la Lliga Regionalista y en País Vasco, el PNV. El movimiento obrero se dividió en la tendencia socialista con el PSOE y el sindicato UGT. La tendencia anarquista, optó por la acción directa haciendo que el movimiento obrero fuese perseguido de forma intermitente.

La Pérdida del Imperio. La Insurrección Colonial y la Crisis del 98

En 1895 se inició la última guerra cubana con la insurrección nacionalista liderada por José Martí (Grito de Baire). En 1896 se produjo otra sublevación en las Filipinas, y en febrero de 1898 el estallido del acorazado americano Maine en La Habana provocó la guerra hispano-norteamericana. La derrota española contra Estados Unidos fue muy rápida (batalla de Santiago de Cuba y batalla de Cavite en Filipinas). La paz se firmó en París en diciembre de 1898, que supuso la pérdida de las últimas colonias españolas (independencias de Cuba y Filipinas) provocando la crisis política y moral de la Restauración que rompió los fundamentos del sistema y planteó la necesidad de realizar reformas que modernizaron la vida social y política del país, así nace el Regeneracionismo. Éste fue una corriente intelectual cuyo objetivo era la renovación política, moral y social. Aplicó una reforma literaria en 1898, el inicio de la generación del 98, con Joaquín Costa (fallecido en Graus) como gran representante; además de una reforma educativa con residencia de estudiantes y una reforma política, la unión racional.

Conclusión

La Restauración en España (1874-1902) estableció un Estado liberal de derecho, pero fue controlado por élites, careciendo de verdadera democracia. A pesar de intentos de democratización, la corrupción electoral y prácticas fraudulentas como el «pucherazo» evidenciaron la falta de participación ciudadana real. El sistema político se basó en valores conservadores, el turnismo bipartidista y una monarquía con poder moderador.

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