05 Oct

La Revolución Científica

La Revolución Científica llevó a sustituir el modelo cosmológico aristotélico-ptolemaico, vigente desde la antigua Grecia hasta el siglo XVI, por el modelo copernicano.

El Modelo Cosmológico Aristotélico-Ptolemaico

Este modelo se caracteriza por los rasgos siguientes:

  1. Geocentrismo: La Tierra inmóvil ocupa el centro del universo.
  2. El universo está dividido en dos regiones:
    1. El mundo supralunar (en el que se incluye la Luna): es un mundo perfecto formado por éter; los astros que lo habitan son esferas perfectas dotadas de movimiento constante y circular.
    2. El mundo sublunar (la Tierra): está compuesto por los cuatro elementos y los seres que lo poblamos estamos sometidos a la generación y a la corrupción.
  3. El universo es finito y no existe el vacío. Está limitado por la esfera de las estrellas fijas, bajo la cual existen otras esferas cristalinas en cuyo interior se encuentran los astros. Todas estas esferas giran en torno a la Tierra.

Este modelo, a pesar de ser aceptado durante tanto tiempo, no era capaz de explicar los movimientos de los planetas.

El Modelo Cosmológico Copernicano

En 1543, Copérnico publicó su obra Sobre las revoluciones de las esferas celestes. Buscando la simplicidad, la uniformidad y la armonía que se supone que reinan en el universo, planteó la hipótesis heliocéntrica y el movimiento terrestre.

El heliocentrismo no sitúa el Sol en el centro geométrico del universo, pero sí afirma que está en reposo circundado por las esferas cristalinas de los planetas. La Tierra gira en una rotación circular diaria y otra anual alrededor del Sol.

Galileo tomó pronto partido por el modelo copernicano frente al geocentrismo medieval defendido por la Iglesia católica, si bien no hizo pública su posición hasta encontrar pruebas que la corroborasen.

En 1609 construyó un telescopio que le permitió encontrar pruebas de carácter experimental a favor del heliocentrismo y se declaró públicamente partidario del sistema copernicano. Las pruebas son las siguientes:

  1. La superficie rugosa de la Luna refuta la tesis aristotélica de la perfección de los cielos; la Luna no es una superficie lisa e inmutable.
  2. Los cuatro satélites de Júpiter descubiertos poco después por Galileo demuestran que no todos los cuerpos celestes giraban en torno a la Tierra.
  3. Las manchas solares que a veces aparecen y que cambian de tamaño y de lugar contradicen también la idea de la perfección de los cielos.
  4. Las fases de Venus solo se pueden comprender suponiendo que Venus gire alrededor del Sol.

Todas estas observaciones eran inexplicables con el sistema de Ptolomeo y confirmaban que los astros no eran cuerpos etéreos perfectos.

A pesar de las evidencias, no todos aceptaron las conclusiones heliocentristas de Galileo. Los partidarios del sistema ptolemaico veían en el nuevo modelo cosmológico un ataque a las bases de la imagen tradicional del universo. La Iglesia católica vio peligrar el sistema del mundo que durante siglos se había construido para que fuera compatible con el dogma católico y las Sagradas Escrituras. Incapaces de aportar pruebas favorables a la antigua cosmología y superados por una ciencia que había abandonado definitivamente el principio de autoridad medieval en favor de la observación, los defensores de la antigua ciencia recurrieron, en sus ataques contra Galileo, a argumentos teológicos más que científicos.

Galileo defendió la separación de teología y ciencia, pues cada una tiene un campo propio que no debe ser invadido, e intentó demostrar que la teoría heliocéntrica no está en contra de la Biblia.

A pesar de todo, en 1616, el libro de Copérnico fue prohibido y el inquisidor general llamó a Galileo y lo instó a no defender en público el sistema copernicano. Pero Galileo siguió defendiéndolo, incluso parodiando la opinión aristotélica, y, en 1633, fue procesado por la Inquisición y condenado a abjurar y a prisión perpetua.

El Método de la Nueva Ciencia

A pesar de su defensa del heliocentrismo e incluso de su condena, las principales contribuciones de Galileo a la ciencia no se refieren a la astronomía, sino a la mecánica; en especial, a la dinámica. Sus investigaciones sobre el movimiento uniforme, la caída de los graves o el movimiento de los proyectiles supusieron una auténtica revolución en la física. La clave de dicha revolución fue la utilización de las matemáticas como lenguaje para expresar los principios físicos. Según Galileo, las matemáticas son el lenguaje de la realidad. La naturaleza sigue leyes matemáticas, y el hombre lo único que ha de hacer es descubrirlas. Para ello su máxima guía es la razón; ella impone sus leyes a la experiencia.

Experimentación y lenguaje matemático, los dos pilares de la nueva ciencia, fueron el apoyo de las investigaciones de Galileo y los que hacen de este físico uno de los principales protagonistas de la Revolución científica.

Definiciones

Geocentrismo:
Teoría que explicaba el movimiento aparente de los astros partiendo de que la Tierra era el centro inmóvil del universo. Formulada por Aristóteles (siglo IV a. C.) fue aceptada por la Iglesia y se convirtió en la teoría cosmológica dominante hasta el Renacimiento.
Éter:
Materia pura e incorruptible.
Cuatro elementos:
Aire, agua, tierra y fuego.
Heliocentrismo:
Teoría que explica los movimientos de los astros tomando al Sol como centro del sistema. Aunque había sido formulada en la Antigüedad por Aristarco de Samos (siglo III a. C.), solo fue considerada una hipótesis firme después de Copérnico.
Principio de autoridad:
Siguiendo este principio, se aceptan las afirmaciones que se recogen en los textos que se consideran indudables, que, por tanto, no están sujetos a discusión. Este principio se expresa en la locución latina “magister dixit”, muy presente en la escolástica medieval, que consideraba autoridades indiscutibles no solo las Sagradas Escrituras, sino también los textos de algunos autores de la Antigüedad clásica; en especial, de Aristóteles, de Hipócrates y de Galeno.
Mecánica:
Parte de la física que trata del equilibrio y del movimiento de los cuerpos sometidos a cualquier fuerza.
Dinámica:
Parte de la mecánica que trata de las leyes del movimiento en relación con las fuerzas que lo producen.
Caída de los graves:
Esta expresión se refiere a uno de los problemas claves en la evolución del pensamiento físico y filosófico: el problema de la caída de los cuerpos. Galileo lo clasificó como un movimiento uniformemente acelerado.

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