16 Ago
La Europa Napoleónica
El Directorio y el Ascenso de Napoleón
El régimen del Directorio (1795-1799) debía eludir un doble peligro: el retorno a la república democrática jacobina y la reimplantación del Antiguo Régimen. Para poder actuar entre la presión de las masas populares y las amenazas contrarrevolucionarias internas, se hizo necesario el ejército que había vencido en Europa. Esta es la significación histórica de Napoleón. El Directorio puso al joven general corso al mando del ejército de Italia. En pocos meses, conquistó el norte de Italia e impuso a Austria la Paz de Campoformio, por la que Bélgica quedaba en poder de Francia. Tras la campaña de Egipto retornó a París entre la aclamación de las multitudes. Se apoyó en los sectores moderados del Directorio, que planeaban otorgar una mayor fuerza al poder ejecutivo. El golpe de Estado del 18 de noviembre de 1799 estableció un poder ejecutivo compuesto por tres cónsules. Bonaparte fue elegido primer cónsul. La nueva Constitución del año VIII (1799) volvió a conceder el derecho de voto a todos los ciudadanos. El Gobierno tenía la iniciativa legislativa y proponía los proyectos de ley al cuerpo legislativo. El Consulado era casi una dictadura disfrazada.
Las Reformas Internas
El orden público se restableció con la creación de un Ministerio del Interior y de una eficaz policía secreta. Se centralizó la Administración, y los departamentos franceses pasaron a depender de los ministerios. Se estableció una importante reforma fiscal, que extendió a toda la ciudadanía la obligación de pagar impuestos. Se firmó un acuerdo o concordato con la Santa Sede, que reconoció el nuevo Estado francés. Se promulgó el nuevo Código de Derecho Civil, en el que se recogían muchas de las aspiraciones de la burguesía. Las instituciones de la Revolución Francesa y del imperio napoleónico fueron aplicadas en los estados vasallos o aliados. Las constituciones se basaron en el modelo de la Constitución de 1795: monarquías limitadas por la separación de poderes y con un cuerpo legislativo elegido por sufragio censitario.
La Guerra Europea
Las guerras entre Francia y las potencias europeas fueron constantes entre 1792 y 1815. Francia como país abanderado de un proceso revolucionario, convocaba a los pueblos del mundo para derribar la tiranía de cada país. La lista de éxitos militares franceses es:
- Austerlitz, contra los austriacos y los rusos (1805)
- Jena, contra los prusianos (1806)
- Wagram, contra Austria (1809)
El conflicto franco-británico era de carácter económico. Francia era el principal competidor de Gran Bretaña. Napoleón decretó un bloqueo continental contra Gran Bretaña, que prohibía el comercio con las islas Británicas y produjo grandes perturbaciones económicas en los países.
Las Fronteras del Imperio
Un complejo sistema de estados vasallos, administrados por hermanos y parientes de Napoleón, y de estados aliados, a los que se había impuesto la paz. Bélgica se convertía en la República Bátava, en un reino gobernado por Luis Bonaparte. Jerónimo, se ciñó la corona del reino de Westfalia. En el norte, el reino de Italia estaba gobernado por un virrey, y el reino vasallo de Nápoles, por el general Murat. Destronados los Borbones, la corona española pasó a manos de su hermano José Bonaparte. Dieciséis estados alemanes formaban la Confederación del Rin. El general Bernadotte ocupaba el trono de Suecia. Los tratados de Tilsit, con Rusia y Prusia (1807), y el Tratado de Viena (1809) con Austria, aseguraron la paz durante ese período.
Europa Contra Napoleón
La etapa napoleónica puede ser considerada como un esfuerzo por extender los ideales de libertad y progreso a todos los países de Europa. A este proyecto se oponían los intereses nacionales, los defensores del Antiguo Régimen y la heterogeneidad de las identidades culturales de los pueblos. La imposición de los principios napoleónicos fue más fácil con su sistema se garantizaba el fin del feudalismo, el libre ejercicio de las actividades económicas, la libre circulación de bienes y el pleno derecho a la propiedad privada. La resistencia del pueblo español, desde la batalla de Bailén (1808) hasta las victorias de Wellington (1812), llevó al propio emperador a afirmar en sus memorias que esa infortunada guerra de España fue una verdadera calamidad. Una nueva coalición de las potencias europeas derrotó a los ejércitos imperiales en la batalla de las Naciones (Leipzig, 1813). La aventura de su retorno Napoleón al poder, el llamado imperio de los Cien Días, acabó cuando las tropas inglesas, prusianas, austriacas y rusas lo derrotaron definitivamente en Waterloo.
El Eco de la Revolución
La Revolución Francesa fue una revolución burguesa que tuvo que recurrir a un necesario apoyo popular para poder enfrentarse a la aristocracia y a la contrarrevolución. Una sociedad transformada disponía de nuevos instrumentos políticos y sociales renovados.
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