13 Oct

El Sufragio Femenino

En las Cortes Constituyentes, dos figuras clave debatieron el sufragio femenino: Victoria Kent y Clara Campoamor. Campoamor defendió el voto femenino, mientras que Kent propuso posponerlo hasta la consolidación de la República. Kent, junto con algunos sectores de la izquierda, temía la influencia del clero católico en el voto femenino. Este debate se enmarcaba en una izquierda que reconocía el derecho al voto pero temía sus consecuencias políticas, y una derecha que, a menudo, se oponía al derecho pero esperaba obtener beneficios electorales. La sospecha de una mayor influencia eclesiástica en el electorado femenino era central en este debate. Las opiniones personales, como la de Clara Campoamor (miembro del Partido Radical, contrario al sufragio), a veces prevalecieron sobre las posiciones de los partidos. Finalmente, el sufragio femenino se aprobó por un estrecho margen.

Educación y Cultura

El Bienio Reformista (1932-1933)

La labor pedagógica del bienio 1932-1933 fue crucial. Se construyeron escuelas para contrarrestar la influencia de la enseñanza religiosa y ampliar la oferta pública, gratuita y mixta, según la Constitución de 1931.

La Residencia de Estudiantes

En la Enseñanza Superior, la Residencia de Estudiantes, creada por la ILE, vivió un momento de auge. Allí coincidieron tres figuras de la cultura española del siglo XX: Salvador Dalí, Luis Buñuel y Federico García Lorca, unidos por su interés en el surrealismo. Buñuel y Lorca colaboraron en el polémico documental Las Hurdes, tierra sin pan. Lorca escribió obras como Bodas de Sangre, Yerma y La Casa de Bernarda Alba.

Fomento de la Cultura

Se crearon bibliotecas ambulantes y misiones pedagógicas para llevar educación y cultura a zonas rurales. Maestros y estudiantes participaban en estas misiones, que incluían museos ambulantes, teatro, cine y coros. Destacan los grupos teatrales El Buho, de Max Aub, y La Barraca, de Lorca.

Las Desamortizaciones

La Desamortización de Mendizábal (1836)

La desamortización de Mendizábal, también conocida como eclesiástica, afectó a numerosos bienes de la Iglesia. Impulsada por Mendizábal en 1836 para financiar la guerra carlista y respaldar futuros préstamos, esta desamortización puso en venta los bienes del clero regular. En 1837, se extendió al clero secular. Surgió una nueva burguesía agraria, identificada con el régimen liberal. La desamortización rompió las relaciones con Roma. Debido al gran tamaño de los lotes, solo los más ricos pudieron participar, excluyendo al campesinado.

La Desamortización de Madoz (1855)

La desamortización de Madoz (1855) puso en venta los bienes eclesiásticos restantes, los bienes de los pueblos («de propios») y los «bienes comunales o baldíos». Destinada a financiar la construcción del ferrocarril, esta desamortización tuvo mayor participación campesina, especialmente en el centro y norte de la península. En el sur, el tamaño de las fincas continuó limitando el acceso del campesinado.

Consecuencias de las Desamortizaciones

Las desamortizaciones lograron recaudar fondos y aumentar la superficie de cultivo, pero no crearon una burguesía agrícola activa, ya que los nuevos propietarios emularon el estilo de vida de la nobleza.

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