Una nueva sociedad
La nueva sociedad industrial se basó en la igualdad jurídica: todos los varones eran juzgados por las mismas leyes y tribunales, y podían acceder a los puestos públicos según sus méritos. Sin embargo, la sociedad era profundamente desigual.
Las mujeres seguían subordinadas a los varones (padres o maridos).
Había una gran diferencia económica entre los que tenían propiedades y los que carecían de ellas.
En adelante, la sociedad se dividió en clases sociales y desaparecieron los estamentos. Las clases sociales se diferencian por su capacidad económica y no por sus privilegios, como en el Antiguo Régimen. Así se distinguen tres clases: alta (aristocracia y alta burguesía), media y baja.
El declive de la aristocracia
En el siglo XIX, la aristocracia perdió parte de su preeminencia social cuando se eliminaron sus derechos señoriales sobre los campesinos y comenzó a pagar impuestos. La mayoría de los aristócratas carecieron de espíritu empresarial y no supieron invertir en los nuevos negocios.
Sin embargo, hasta bien entrado el siglo XX, los aristócratas siguieron ocupando los puestos más prestigiosos en la Administración, la justicia, el Ejército y la diplomacia. Su forma de vida ostentosa era el modelo que los burgueses intentaban imitar.
Una nueva clase dirigente: la alta burguesía
La burguesía se convirtió en la clase poderosa de la nueva sociedad industrial. Englobaba grupos diversos: empresarios, altos funcionarios y algunos profesionales liberales (médicos, abogados, periodistas…). Los burgueses vivían en las ciudades, en los nuevos barrios del ensanche, con numerosos servicios, parques y jardines públicos. Sus viviendas eran confortables y lujosas. Disfrutaban de una vida cómoda y frecuentaban el teatro, la ópera y los bailes. También veraneaban en la costa o en balnearios. Concedían gran importancia a las apariencias. Sus valores llegaron a ser predominantes: la importancia del trabajo, el esfuerzo, el ahorro y la sobriedad como medios para alcanzar la prosperidad económica, y la exaltación de la familia y el hogar.
Las clases medias
A finales del siglo XIX, en los países más industrializados apareció una amplia clase media o pequeña burguesía, cuyo número cada vez era mayor, sobre todo en las ciudades. Su posición económica y su nivel educativo eran superiores a los de las clases bajas, pero inferiores a los de la alta burguesía y la aristocracia. La clase media era un grupo heterogéneo formado por maestros, artesanos, pequeños comerciantes, puestos intermedios de la Administración y del Ejército, propietarios, médicos rurales, profesores…Entre sus valores destacaba la importancia que daban al trabajo y al ahorro para hacerse con un patrimonio. También apreciaban la educación: enviaban a sus hijos a centros educativos de calidad para que pudieran ascender socialmente. Solían tener opiniones políticas moderadas. Disponían de poco tiempo de ocio y lo empleaban en el café, el casino o el club en el caso de los hombres.
Las clases bajas
A pesar de la industrialización, en el siglo XIX la mayoría de la población erancampesinos. Su situación variaba de unas regiones a otras. En el norte y el oeste de Europa, abundaban los campesinos propietarios, mientras que en el sur del continente eran numerosos losjornaleros, que trabajaban en latifundios poco mecanizados y cobraban un sueldo o jornal escaso. En el centro y este de Europa los campesinos siguieron siendo siervos hasta mediados del siglo XIX. La Revolución Industrial dio lugar a la aparición del proletariado, integrado por quienes solo poseían su fuerza de trabajo y la «vendían» a cambio de un salario, es decir, por los obreros. Los obreros realizaban tareas que requerían poca cualificación y cobraban salarios muy bajos, que apenas permitían sobrevivir. Los niños dejaban la escuela muy pronto porque su trabajo era necesario para el sustento de la familia; esto dificultaba toda posibilidad de mejora social. Sus largas jornadas laborales solían superar las doce horas. También pertenecía a las clases populares el servicio doméstico. Los criados cobraban un salario muy bajo, vivían en las buhardillas de las viviendas en las que estaban empleados y trabajaban también más de 12 horas diarias, con una única tarde libre por semana.
Los primeros pasos: ludismo y sindicatos
La concentración de obreros en las fábricas les hizo tomar conciencia de su dura situación laboral e intentaron mejorarla. Se conoce como movimiento obrero al conjunto de iniciativas colectivas llevadas a cabo por los trabajadores asalariados para mejorar sus condiciones. Las primeras reacciones contra las malas condiciones laborales fueron espontáneas y muchos obreros destruyeron las máquinas, a las que culpaban de su situación. A este movimiento se le conoce como ludismo, porque los obreros actuaban en nombre de un personaje ficticio llamado Nedd Ludd. El primer movimiento organizado con fines laborales y políticos fue el cartismo. Entre los años 1838 y 1848 logró una gran movilización en Gran Bretaña, al presentar al Parlamento la Carta del Pueblo, un documento en el que se reclamaban derechos laborales y el sufragio universal, pues en ese momento los obreros no tenían derecho al voto. En ese tiempo los obreros solo podían participar en sociedades de socorro mutuo, asociaciones de apoyo a los trabajadores que enfermaban, se quedaban en paro, etc. El derecho de asociación se reconoció por primera vez en Gran Bretaña en 1824. A partir de ese momento nacieron los primeros sindicatos (trade unions), que reclamaban mejoras salariales, reducción de la jornada laboral, supresión del trabajo infantil, etc. Su principal instrumento de presión era la huelga. Unos años más tarde, hacia 1833, se produjo la uniónnacional de todos los trade unions.
La ideología obrera: marxismo y anarquismo
El marxismo o socialismo científico debe su nombre a uno de sus principales teóricos: Karl Marx. Junto con Friedrich Engels publicó en 1848 el Manifiesto comunista, donde formularon sus teorías. Afirmaban que en las sociedades industriales existe una lucha de clases entre opresores y oprimidos. Identificaban a los opresores con la burguesía, propietaria de los medios de producción, que explotaba a los obreros para lograr mayores beneficios; y a los oprimidos con los obreros, que vendían a los primeros su fuerza de trabajo.Marx proponía emprender una revolución para destruir el capitalismo y dar el poder a los trabajadores. Tras una fase de dictadura del proletariado, en la que el Estado regularía la sociedad, se establecería una sociedad comunista, sin clases sociales ni propiedad privada. El Estado entonces desaparecería. También defendía la intervención de los partidos y organizaciones obreras en la política. Esto dio origen a los partidos socialistas, que se desarrollaron sobre todo a partir de 1875. El anarquismo tuvo como ideólogos a Joseph Proudhony Mijaíl Bakunin. Los anarquistas se oponían a cualquier forma de Estado y aspiraban a sustituirlo por asociaciones voluntarias entre las personas. Defendían la colectivización de la propiedad y rechazaban los partidos políticos y la participación en las elecciones. Pensaban que la acción sindical y la huelga debían ser los métodos de actuación revolucionaria.
Las Internacionales obreras
En 1864, las organizaciones obreras crearon la primera Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), que desapareció poco después por los desacuerdos entre socialistas y anarquistas. Algunos dirigentes socialistas fundaron en 1889 la Internacional Socialista (Segunda Internacional) para coordinar las organizaciones obreras marxistas. Esta organización creó algunos símbolos del movimiento obrero, como la fiesta del Primero de Mayo. Poco a poco, el movimiento obrero fue consiguiendo logros: reducción de la jornada laboral, limitación del trabajo infantil…
Etiquetas: Alta burguesía, aristocracia, clases sociales, Desigualdad social, Igualdad Jurídica, sociedad industrial
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