18 Oct

Organización Tribal y Gentilicia

La sociedad romana arcaica se caracterizaba por una organización tribal y gentilicia. Inicialmente, existían tres tribus con base territorial, cuyos nombres son enigmáticos. Estas tribus, llamadas primitivas, quedaban marginadas de la ciudad y servían como cuadros de reclutamiento para instituciones como los colegios religiosos (vestales y augures) y las curias de caballería.

Dentro del ámbito gentilicio se encontraba la familia individual (padres e hijos) y la familia agnaticia, que aseguraba el culto funerario hasta tres generaciones superiores. El matrimonio dentro del sexto grado estaba prohibido. Por encima de la familia individual se encontraba la gens, compuesta por los gentiles, descendientes de un antepasado común. Los gentiles eran solidarios entre sí con obligaciones jurídicas, especialmente en el ámbito religioso. Cada gens tenía su propio culto, compartía el mismo nombre y era titular de una tierra.

Transformación Social y Económica

Sociedad Igualitaria y su Ruptura

En la fase más antigua de Roma, existía una sociedad sin clases donde los bienes se repartían de forma equitativa. La economía de subsistencia no generaba excedentes, por lo que no había diferencias de riqueza dentro de la gens.

En el siglo VIII a. C., la situación comenzó a cambiar debido a la influencia de los comerciantes en la costa tirrena y los griegos en Italia. La sociedad igualitaria se rompió y surgió una estructura más estratificada. Nació una aristocracia vinculada a la organización gentilicia, donde algunas familias concentraron mayor riqueza y tierras. Estos excedentes se intercambiaban con el exterior, como se evidencia en el ajuar funerario con productos de importación.

Cambios en la Identificación Individual

Estos cambios se reflejaron en la fórmula onomástica. Inicialmente, el nombre era único, pero se le añadieron otros. El primero fue el gentilicio (nomen), transmitido por la familia, que expresaba la pertenencia a un grupo parental. El uso del gentilicio era un símbolo de distinción social, propio de la aristocracia. Con el tiempo y la urbanización, los valores y vínculos se sobrepusieron a las parentelas, y el uso del gentilicio se extendió a otras capas sociales, reduciendo la importancia de los nombres individuales.

Innovaciones en la Economía

En el ámbito económico, la economía de subsistencia basada en el cultivo del cereal se diversificó con la introducción del policultivo mediterráneo (vid y olivo). Estos cultivos generaron excedentes que se intercambiaban, beneficiando a la aristocracia. A partir del siglo VII a. C., los derechos colectivos sobre la tierra de la gens se debilitaron, abriendo paso a la propiedad individual.

La Clientela como Instrumento de Poder

Vinculado a estos cambios, surgió la clientela, un vínculo individual entre dos personas: el patronum y el cliente, que comportaba derechos y obligaciones. El patronum debía prestar asistencia jurídica y social, y proporcionar tierra al cliente, quien a cambio se comprometía a prestaciones judiciales, militares y económicas.

El cliente, un hombre libre y ciudadano de pleno derecho, acudía al patronum por necesidades económicas. Este vínculo se basaba en un principio religioso que garantizaba el cumplimiento del pacto. El patronum tenía mayor obligación en la protección del cliente, considerado la parte más débil. Con la introducción del sistema ciudadano, el cliente podía participar en las asambleas apoyando a su señor. La clientela reforzaba a la aristocracia.

El Surgimiento del Patriciado

La aristocracia del siglo VIII a. C. no evolucionó de forma monolítica. En su seno surgió el patriciado. El término patricius sugiere una nobleza senatorial (deriva de pater, padre, senador), pero no todos los nobles eran senadores. El patriciado nació en el siglo VII a. C. cuando ciertas familias obtuvieron el privilegio de perpetuar el cargo de senador en su linaje. El rey, quien nombraba a los senadores, lo hacía a instancias de estas familias. Surgieron dos grupos: el patriciado, de carácter político, y el resto de familias nobles, con similar nivel económico y estructura social, pero marginadas de las instituciones.

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