29 Jun

1. Los Orígenes de la Transición (1975-1977)

Juan Carlos I asumió la Jefatura del Estado el 22 de noviembre de 1975 tras la muerte de Franco y ratificó en su cargo al presidente Carlos Arias Navarro, mostrando así la continuidad del régimen. Sin embargo, dio la presidencia de las Cortes y el Consejo del Reino a Torcuato Fernández-Miranda, partidario de la transición a la democracia, mostrando así su voluntad de cambio. Dentro del franquismo había importantes divisiones internas entre los inmovilistas, partidarios de mantener el régimen, y los aperturistas, que pretendían su reforma y contaban con el apoyo de gran parte de la población. Fueron estos últimos los que, con el apoyo del rey, protagonizaron la transición.

El gobierno de Arias Navarro, que pretendía una tímida “apertura”, dimitió en 1976 ante las presiones de la oposición democrática y la movilización popular. Esto produjo el nombramiento por parte del rey de Adolfo Suárez como presidente del Gobierno, partidario del cambio político. El marco jurídico que utilizó para construir el régimen democrático desde la legalidad franquista fue la Ley para la Reforma Política, que hacía posible la convocatoria de elecciones generales y la constitución de unas Cortes (lo que algunos autores han denominado el “harakiri” de las Cortes franquistas).

Tras ello, Suárez se reunió con los líderes de la oposición para negociar el proceso preelectoral, aunque éste se vio perjudicado por la violencia terrorista, las concentraciones pro amnistía o las exigencias de autonomía en Cataluña. Un momento especialmente difícil se dio con la matanza de los cinco abogados laboralistas de la calle Atocha por un grupo de extrema derecha. Una vez recuperado el orden público se aceleraron las reformas, aprobándose el derecho de huelga, la libertad de sindicación, la disolución del Movimiento Nacional y la Ley de Asociaciones Políticas, que permitía su registro para las elecciones.

2. El Primer Gobierno Democrático y la Constitución de 1978

Las elecciones generales de 1977 se celebraron en un clima de libertad y pluralismo político, que favoreció que un gran número de partidos pudieran presentarse a las primeras elecciones democráticas desde 1936. La participación ciudadana fue bastante alta, resultando la fuerza más votada la Unión de Centro Democrático (UCD) creada por Suárez para las elecciones. La segunda fuerza fue el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), liderado por Felipe González, siendo mucho menor la presencia del Partido Comunista (PCE) de Santiago Carrillo y de Alianza Popular (AP) de Manuel Fraga (más tarde Partido Popular), mientras las fuerzas nacionalistas del País Vasco y Cataluña obtenían unos resultados notables. Estas Cortes, en las que predominaban las fuerzas del centro político, procedieron a elaborar la Constitución, mientras el segundo gobierno de Suárez se enfrentaba a problemas que requerían soluciones urgentes.

Para afrontar la crisis económica se llevó a cabo un pacto social con los principales partidos, sindicatos y patronal, denominados Pactos de la Moncloa, destinados a controlar la conflictividad social mientras se elaboraba la Constitución. Por estos pactos, la izquierda asumió la congelación salarial para disminuir la inflación a cambio de unas mayores prestaciones sociales, mientras se eliminaba la censura previa y se establecían los derechos de reunión, asociación y expresión. Además, se crearon los regímenes preautonómicos, restableciéndose la Generalitat catalana y creándose el Consejo General Vasco y la primera Xunta de Galicia. Por su parte, el terrorismo de ETA se recrudeció, lo cual fue erosionando al gobierno de Suárez. En el periodo constituyente tuvo un gran impacto la aprobación de la Ley de Amnistía para los presos políticos, que pretendía la reconciliación entre los diversos grupos sociales.

En este contexto se aprobó la Constitución de 1978, vigente hoy día, fruto del consenso de las distintas fuerzas políticas y ratificada mediante referéndum popular el 6 de diciembre. Destaca su carácter progresista, definiendo al Estado español como un “Estado social y democrático de Derecho” y organizado como una monarquía parlamentaria con funciones básicamente representativas y donde la soberanía nacional reside en el pueblo, del que emanan los poderes del Estado. Declara la separación de poderes, recayendo el ejecutivo en el Gobierno, el legislativo en las Cortes bicamerales (Congreso y Senado) y el judicial en los jueces y magistrados.

Presenta una amplia declaración de derechos y libertades, destacando la igualdad y las libertades de expresión, reunión, asociación, manifestación y huelga, la libertad de culto y el derecho a la vida. Como derechos sociales, se reconocen los derechos al trabajo, vivienda, salud, pensiones, prestaciones sociales y educación. Además, se establece la no confesionalidad del Estado y la no discriminación por razón de edad, sexo, raza y religión. En cuanto a la organización territorial del Estado, se consagra la unidad de la Nación española, pero se reconoce el derecho de las distintas nacionalidades y regiones a formar gobiernos autonómicos, configurándose un modelo descentralizado de Estado con el sistema de las autonomías.

3. La Consolidación de la Democracia (1979-1982)

Tras la promulgación de la Constitución, los ciudadanos volvieron a otorgar su favor a Suárez y la UCD en las elecciones generales de 1979. Pero su gestión pronto fue percibida como insuficiente, generalizándose las críticas a su gobierno. Ante esta situación, Adolfo Suárez dimitió y se nombró como presidente a Leopoldo Calvo Sotelo. En su sesión de investidura en el Congreso de los Diputados, el 23 de febrero de 1981, se produjo un golpe de Estado (23-F) cuando las fuerzas de la Guardia Civil asaltaron el hemiciclo y secuestraron a los diputados, al mando del teniente coronel Antonio Tejero.

El seguimiento fue muy escaso, siendo secundado tan solo por Jaime Milans del Bosch en Valencia, donde sacó tanques a las calles, mientras el resto de guarniciones esperaba la reacción de Juan Carlos I, que desautorizó el golpe y evitó que triunfara, produciéndose el afianzamiento de la monarquía. La política de Calvo-Sotelo se basó en la normalización militar, la racionalización del proceso autonómico, el afrontamiento de la crisis económica y la incorporación de España en la OTAN, que se consiguió en 1982. Sin embargo, la creciente disgregación interna de UCD coincidió con el crecimiento de las dos fuerzas políticas situadas inmediatamente a su derecha e izquierda, la AP de Fraga y el PSOE de González. Las elecciones generales anticipadas del 28 de octubre de 1982 dieron una gran mayoría al PSOE, siendo la primera vez en la historia de la democracia española que un partido de izquierdas conseguía la mayoría absoluta.

Introducción

La transición a la democracia fue un proceso de cambio político gradual y pacífico que abarcó desde la muerte de Franco en 1975 hasta la victoria electoral del PSOE en 1982, y que estuvo basado en el consenso de las principales fuerzas políticas. Tras la muerte de Franco se proclama a Juan Carlos I rey de España (1975-2014), que ya desde el principio se mostrará favorable a un cambio político. Para ello, dará protagonismo a los sectores reformistas del franquismo, nombrando a Adolfo Suárez presidente del Gobierno (1976), que emprendió las reformas que condujeron al restablecimiento del sistema democrático en España.

Conclusiones

La transición a la democracia vino de la mano de los reformistas del franquismo, con el apoyo de la monarquía, que vieron la necesidad de abrir el régimen y modernizar España, y dieron los pasos necesarios para conseguirlo de forma pacífica. Sus protagonistas supieron llevar a cabo una política de consenso, estableciendo acuerdos entre todas las fuerzas políticas en aras de conseguir el cambio político.

No fue un camino exento de problemas, destacando la crisis económica, la inestabilidad política y social, y el recrudecimiento del terrorismo, sobre todo de ETA. Sin embargo, la democracia logró consolidarse en España, mientras se desarrollaba el Estado del Bienestar y el país se incorporaba a los organismos internacionales (OTAN, CEE).

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