28 Jul

LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA: INTRODUCCIÓN

Tras la muerte de Franco, el 20 de noviembre de 1975, las Cortes proclamaron a Juan Carlos de Borbón Rey de España, iniciándose así la Transición Española, un proceso político que debía transformar el régimen franquista en una democracia. Esta transformación se realizaría en un corto periodo de tiempo y debía afrontar dificultades como la crisis económica, el terrorismo, la conflictividad social y la división entre la clase política y el Ejército de España.

DESARROLLO

El proceso histórico de la Transición Española se enmarca en la desaparición de las últimas dictaduras europeas (Grecia y Portugal), convirtiéndose en un modelo de cambio pacífico desde un sistema autoritario a una democracia. Fue posible por:

  • El gran apoyo social.
  • El papel del Rey, dirigiendo el proceso a través de la legitimidad que le concedía ser el sucesor de Franco; y el de los partidos políticos, buscando el consenso.
  • El apoyo de la Iglesia y los poderes económicos, que buscaban equiparar a España con su entorno.

Tras la muerte de Franco existían varias corrientes políticas:

  • Inmovilistas: Partidarios de mantener el régimen franquista sin cambios.
  • Reformistas: Pretendían llevar a cabo reformas progresistas que convirtieran la dictadura en una democracia. Son los llamados aperturistas.
  • Rupturistas: Buscaban establecer de forma inmediata la democracia.

Juan Carlos I se decantará por la vía reformista. El primer gobierno del Rey estuvo presidido por Arias Navarro, último presidente franquista. En él comenzó una reforma política, con propuestas insuficientes. Las movilizaciones populares y el apoyo de los partidos hacia las reformas que acabaran con la dictadura provocó que el rey forzara la dimisión de Arias Navarro en julio de 1976. Adolfo Suárez, que provenía de la Falange (antiguo secretario general del Movimiento), perteneciente a la corriente reformista, tomó como objetivo acabar con la dictadura e iniciar el camino hacia la democracia. Las Cortes aprobaron la Ley para la Reforma Política en noviembre de 1976. Esta ley establecía el fin del Gobierno franquista, la soberanía del pueblo y la necesidad de convocar unas cortes elegidas por sufragio universal. A principios de 1977 los partidos políticos y los sindicatos fueron legalizados (incluido el PCE) y se convocaron elecciones a Cortes Constituyentes.

Con la Ley de Reforma Política se legalizaron muchos de los partidos que participaron en las elecciones de 1977:

  • Derecha: Con Alianza Popular, liderada por Manuel Fraga, un antiguo ministro franquista; este partido será muy apoyado por antiguos franquistas.
  • Centro: Se agrupó en la UCD (Unión de Centro Democrático), partido liderado por Adolfo Suárez.
  • Izquierda: Con el PSOE, liderado por Felipe González. Aparece también el PCE, cuyo líder es Santiago Carrillo; en 1977 se produjo su legalización.
  • Nacionalistas: Aparece CiU, liderado por Jordi Pujol, un representante conservador; y volvieron a resurgir Esquerra Republicana de Catalunya y PNV (Partido Nacionalista Vasco), de ideología conservadora.

En las elecciones de 1977 participó un 78% de la población, dándole la victoria a la UCD (con un 34% de los votos), sin mayoría absoluta, siendo el PSOE el principal partido de la oposición, con el 29% de los votos. El PCE solo obtuvo el 9% de los votos y Alianza Popular un 8%. El sistema de reparto de escaños utilizaba la Ley D’Hont, que favorece a los partidos mayoritarios y perjudica a los pequeños, fomentando así el bipartidismo. Durante los primeros años de democracia, se tuvo que hacer frente a la crisis económica, lo que provocó que el paro se disparase.

Pero la mayor dificultad sería el terrorismo con bandas como ETA, los GRAPO o grupos terroristas de extrema derecha. Tras las elecciones de 1977, la UCD formó un gobierno presidido por Adolfo Suárez. Al estar en minoría, se vio obligado a buscar el consenso con otras fuerzas políticas para hacer frente a la crisis y realizar cambios para establecer la democracia. Estos acuerdos se plasmaron en los Pactos de la Moncloa, unos acuerdos políticos y económicos para acabar con la inflación, sacar a España de la crisis y modernizar sus estructuras. También se firmó la Ley de Amnistía para los presos políticos del franquismo, que también exculpaba a los franquistas. La Constitución Española de 1978 fue aprobada y validada en referéndum el 6 de diciembre de 1978, con el 87,8% de votos a favor. Es un texto de consenso estructurado en 169 artículos y elaborado por los representantes de los principales partidos políticos (“Padres de la Constitución”). Define España como un “Estado social y democrático de Derecho” y establece la Monarquía Parlamentaria como forma de Estado.

Además, dispone una amplia declaración de derechos y deberes; el estado se declara aconfesional; existe una división de poderes: legislativo en las Cortes bicamerales, Ejecutivo en el gobierno, y judicial en los jueces y los tribunales; y, abre una nueva configuración territorial a través del Estado de las Autonomías. Una vez terminada la labor de las Cortes Constituyentes, será necesario disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones para marzo de 1979. Las elecciones de 1979 volvieron a dar la victoria a la UCD de Suárez. El aumento del terrorismo y la disconformidad en el seno de su propio partido llevarían a Adolfo Suárez a dimitir en 1981. Tras el breve Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo y el fallido intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, en las elecciones de 1982, la victoria será para el PSOE. El triunfo fue por mayoría absoluta, por lo que muchos lo consideran el final de la Transición, ya que un partido de izquierdas llega al poder. Los gobiernos socialistas, de la mano de Felipe González, se prolongarán hasta 1996, momento en el que surge la alternancia entre la derecha y la socialdemocracia.

CONCLUSIÓN

La Transición Española a la democracia fue un éxito político. España se constituyó como un país democrático que entró en la OTAN y en la Unión Europea. En el proceso fue clave el consenso entre los distintos partidos políticos y las fuerzas sociales. Aunque transcurrió de forma pacífica, durante estos años se produjo una fuerte actividad terrorista por parte de grupos como ETA. Actualmente, España es una democracia en la que el bipartidismo está siendo amenazado por nuevos partidos políticos emergentes. En los últimos años, la Transición ha sido objeto de debate por algunas corrientes historiográficas, que rechazan su valoración positiva y la critican en ciertos aspectos.

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