31 Ago
Las Reformas Económicas: Un Intento de Rescate
El deseo de sacar a la Unión Soviética de la profunda crisis que sufría a comienzos de los 80, es el origen de las políticas de Gorbachov. Las causas de esta crisis eran tanto económicas, como políticas y tecnológicas, y por eso las reformas acabaron afectando a todo el sistema.
A nivel económico se produjo la conjunción de una serie de factores que venían deteriorándose desde hacía años:
- El estancamiento demográfico favoreció la disminución de la población activa, así como su envejecimiento. A este factor se le sumó el atraso del aparato productivo (maquinaria obsoleta, proceso industrial ineficaz y burocratizado, falta de incentivos), todo lo cual provocó una peligrosa disminución de la productividad.
- Se priorizó la industria pesada y de bienes de equipo, descuidando las industrias de bienes de consumo y la agricultura.
- Las redes de transporte se habían ido deteriorando, incluyendo el transporte de la energía. Por ello, no resultaban extrañas las crisis de abastecimiento.
Los factores políticos también se hicieron notar:
- La decisión de priorizar el complejo industrial-militar, con el contexto de la Guerra Fría del enfrentamiento con EEUU, significó la detracción de recursos de otros sectores para encaminarlos a la producción militar.
- La falta de una política económica clara en los años anteriores dificultó la toma de decisiones, lo que contribuyó a desorganizar más la economía.
Los factores tecnológicos incidieron notablemente en la crisis final del sistema soviético. Fundamentalmente por dos razones:
- El complejo militar-industrial absorbió la casi totalidad de los recursos científicos y tecnológicos soviéticos, tanto en términos económicos como en humanos. Pero además, no hubo ninguna transferencia de tecnología del sector militar al civil por razones de seguridad. Como consecuencia de todo lo anterior, los sectores económicos civiles no modernizaron sus tecnologías.
- El uso y la difusión de las tecnologías de la información, que había constituido en Occidente la base del desarrollo tecnológico y científico, estaban muy condicionados en la Unión Soviética por la censura y el control informativo que ejercía el PCUS.
Esta situación provocó una fuerte dicotomía entre una industria militar puntera y tecnológicamente muy avanzada y una industria civil atrasada y cada vez menos eficaz. Todo aquello incidía directamente sobre el nivel de vida de la población, que empeoraba progresivamente, en especial en comparación con el de los países capitalistas más avanzados. El gobierno de Gorbachov no supo aplicar las reformas económicas necesarias para solventar tan grave situación. La mayoría de las medidas fueron en una misma dirección: descentralizar un sistema planificado, pero sin introducir realmente una economía de mercado. También se intentó acabar con la economía sumergida y reducir la burocracia.
Las Reformas Políticas: Perestroika y Glasnost
La acción política de Gorbachov se concentró en torno a dos actuaciones fundamentales: la perestroika y la glasnost. Se denominó perestroika al conjunto de reformas aplicadas para democratizar el régimen y conseguir una apertura política. La glasnost, por su parte, fue la política de transparencia informativa que acompañó el proceso de reformas.
Las reformas políticas no pretendían acabar con el régimen socialista. El objetivo era adaptarlo a las nuevas condiciones políticas y sociales para modernizarlo. La consecuencia más destacable fue que el monopolio político del PCUS desapareció; de ese vacío surgieron nuevas fuerzas que aprovecharon las posibilidades abiertas para la acción política. Otras medidas pretendieron introducir espacios de libertad en la sociedad soviética: se instauró la libertad religiosa, se abolió la censura, se permitieron los viajes al extranjero. Por último, se comenzó a elaborar un nuevo proyecto de Constitución que concedía mayor libertad a las repúblicas.
Las Transformaciones Internas: De la URSS a la CEI
La perestroika y la glasnost habían posibilitado la apertura política, pero significaron también un debilitamiento del poder central del partido, que equivalía a decir del Estado soviético. El año 1990 fue clave: hubo elecciones en algunas repúblicas, que ganaron grupos independentistas (en las repúblicas bálticas, Georgia, Armenia). La explosión nacionalista estaba convirtiéndose en uno de los problemas fundamentales del Estado soviético. Se inició una dinámica disgregadora que solamente concluyó con la independencia de la casi totalidad de los territorios no rusos que conformaban la URSS.
El empeoramiento de la situación política y económica obligó a Gorbachov a proponer un nuevo modelo de unión política entre las distintas repúblicas. Fue el Tratado de la Unión de 20 de agosto de 1991, el que abrió la posibilidad de la descentralización política. Para la oposición conservadora – localizada en algunos sectores del PCUS – esta medida había llegado demasiado lejos, por lo que organizaron un golpe de Estado. No obstante, la falta de apoyo del Ejército hizo que fracasara. La intentona golpista supuso la caída de Gorbachov y el ascenso de Boris Yeltsin, representante del ala más reformista del PCUS. Yeltsin fue el más firme baluarte contra el golpe de Estado y, una vez fracasado este, se convirtió en el poder de referencia.
Poco más tarde, a finales de 1991, se firmó la disolución de la URSS para transformarla en una agrupación de Estados meramente nominal: La Comunidad de Estados Independientes (CEI). El Estado más importante resultante de la ruptura de la URSS fue Rusia, que heredó su enorme potencial militar y gran parte de sus problemas económicos y sociales. Rusia se convirtió en una democracia liberal. Se estructuró en una federación de repúblicas, dirigida por un Gobierno central a cuya cabeza se situaba el presidente. En cada república había Gobiernos locales autónomos para ciertos asuntos propios. El primer presidente ruso fue Boris Yeltsin, cuyo Gobierno se vio desde el comienzo enfrentado a una serie de graves problemas derivados de la adaptación de la economía al modelo capitalista y del descontrol tras el derrumbe del férreo dominio político que ejercía el PCUS.
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