05 Jul

La obra de Calderón y la llamada comedia nueva

En el Barroco el teatro alcanza su plenitud y logra una gran popularidad con dramaturgos como Lope de Vega y Calderón de la Barca. A finales del siglo XVI, Lope creó un nuevo teatro, que se amoldaba más al gusto del público y cuyas características expuso en la obra Arte nuevo de hacer comedias, un texto ensayístico escrito en verso y recitado ante la academia en 1609. La renovación se basa en la ruptura de las normas clásicas, de modo que se produce un rechazo a las tres unidades (lugar, tiempo y acción), que defendían Aristóteles y los renacentistas.  Por otra parte, en lugar de los cinco actos de la literatura clásica, la obra se representa en tres actos que, a grandes rasgos, corresponden a planteamiento, nudo y desenlace.  Además, frente a la tajante división clásica, que imponía tonos absolutamente diferenciados a la tragedia y a la comedia, en el teatro de Lope se mezcla lo trágico y lo cómico. Otro de los rasgos es la polimetría: la obra está escrita en verso; predomina en ella el octosílabo, pero hay una muestra abundantísima de otros tipos para adaptar la métrica a la situación. Además, Lope da una serie de consejos sobre el lenguaje, los personajes y los temas, entre los que destacan el decoro, que es la adecuación de la forma de hablar de los personajes a su tipología; la figura del gracioso o «donaire»; o intercalar elementos líricos, canciones y bailes que dan colorido y vistosidad al espectáculo. Sin esta propuesta de Lope, no podemos entender el teatro de Calderón de la Barca, quien parte de la fórmula propuesta, pero la evoluciona con una mayor elaboración formal y profundidad de los temas. Por un lado, Calderón logró plantear en sus obras un único tema principal y un personaje que aglutinara toda la trama. Además, el teatro de Calderón acabó convirtiéndose en un teatro de ideas y de símbolos. Respecto al lenguaje, es claramente típico del Barroco: conceptista y culterano. Así, abundan metáforas difíciles, las antítesis, las elipsis, las paradojas. Además, los personajes de Calderón están muy elaborados y los protagonistas cobran una dimensión simbólica, como ocurre con Segismundo. Para confirmar hasta qué punto el teatro de Calderón supuso la culminación del teatro lopesco basta pensar en que en El alcalde de Zalamea es una reescritura de la obra homónima de Lope de Vega, que Calderón retomó y corrigió.  En definitiva, Calderón mejoró el modelo aprovechando las reglas del Arte nuevo de hacer comedias; pero al mismo tiempo reduce el número de escenas, las hace más sintéticas y funcionales, limita la polimetría para conseguir unidad de estilo, y, en general, consigue que su resultado tenga mayor sentido. 


LA AMBIGÜEDAD DEL CONCEPTO DE SUEÑO

Si buscamos la palabra sueño en el diccionario de la RAE encontraremos varias acepciones:  

1. Acto de dormir.   2. Acto de representarse en la fantasía de alguien, mientras duerme, sucesos o imágenes.  3. Estos mismos sucesos o imágenes que se representan.   4. Ganas de dormir.   5. Cosa que carece de realidad o fundamento, y, en especial, proyecto, deseo, esperanza  sin probabilidad de realizarse.  

En la escena I de la segunda jornada, Segismundo despierta de un “sueño” físico al que ha sido  sometido por Clotaldo. Aquí tendríamos la primera y la cuarta acepción de la palabra “sueño”.  En esta misma escena Basilio le explica a Clotaldo su proceder. Ha dormido a su hijo para que,  en caso de que se vengue o cometa desmanes fuera de la prisión, pueda volverlo a dormir y así este conciba lo vivido como soñado. Esta sería la segunda acepción  de sueño.   En la sexta escena de esta segunda jornada, Basilio, viendo las crueldades que ha cometido su  hijo en libertad, le insta a ser humilde y siembra la duda en su corazón sobre si está soñando. Aquí tendríamos la segunda y tercera acepción de  sueño, que Segismundo en un primer momento rechaza porque confía en sus cinco sentidos. 

Finalmente, en el soliloquio de Segismundo al final de la segunda jornada encontramos la  quinta acepción de sueño: la vida, como el sueño, es ilusión, sombra, ficción.  

¿Qué es la vida? Un frenesí.   ¿Qué es la vida? Una ilusión,  

una sombra, una ficción;  

y el mayor bien es pequeño,  

que toda la vida es sueño,  

y los sueños, sueños son.” (vv. 2175-2187)  

Esta última acepción iría ligadada la idea barroca del desengaño, de la fugacidad de la vida y de  la inconsciencia de la realidad. Todo lo que aquí vivimos es pasajero, ilusorio y a fin de cuentas insignificante.  

Segismundo, por fin, ha entendido que la auténtica vida es aquella que empieza después de la  muerte, que el mundo es un teatro en el que cada uno representa el papel que Dios le ha  otorgado, por lo que decide reprimir su fiera condición, y obrar bien.  


Educación y carácter de Segismundo.  

Antes de nada, conviene señalar que durante la Edad Media y el Renacimiento estuvieron muy en boga los “tratados de educación del príncipe”. 

Un príncipe llegaba a ser rey por derecho divino, pero su padre (rey a su vez) tenía la obligación  de “educar” debidamente al futuro heredero. Y este es el grave error que comete Basilio:  

– Negarle a su hijo el trono, al que debería haber accedido por derecho natural. Como  hemos comentado más arriba, Basilio peca de orgullo y vanidad y otorga demasiado  valor a las estrellas  

– No darle la educación adecuada.  

Esta falta de educación hace que Segismundo, cuando sale de la prisión, en su condición mixta  y monstruosa de hombre-fiera, se comporte como un animal y quiera satisfacer sus instintos  más primarios: 

– La mera presencia de Rosaura desencadena el deseo y la lujuria.  

– Ante su propio padre, se siente poseído por la ira.  

– Ejerce el poder con capricho, arbitrariedad sin medida y sin razón (llega a tirar a alguien  por la ventana).  

Al final de la obra, sin embargo, triunfa el libre albedrío y Segismundo se liberará de las cadenas del mal, escogiendo el camino del bien:  

– Alcanza el control.  

– Opta por el perdón, perdona a su padre.  

– Reprime su atracción amorosa y permite que Rosaura se case con Astolfo para que  restaure su honor.  

Gracias al libre albedrío, el príncipe Segismundo recupera su libertad física y moral, se convierte  en rey y restaura su carácter de verdadero príncipe. Recupera las virtudes que en realidad le son  innatas, como heredero legítimo del reino: prudencia, justicia, fortaleza, templanza, castidad… y  su condición de verdadero educador  

Caderón pretende con esta obra trazar, simbólicamente, la historia del hombre, su proceso de  elevación desde la rudeza primitiva y pagana hasta la adquisición de las virtudes del caballero cristiano  


Coincidencias y divergencias de las respectivas peripecias de Segismundo y Rosaura.  

Calderón supo llevar a la práctica con maestría genial una  de las innovaciones que Lope introdujo en el teatro de los Siglos de Oro: la doble trama. En este  caso tenemos la principal, protagonizada por Segismundo, y la secundaria, protagonizada por  Rosaura. La imbricación es tal que una depende de la otra. Veámoslo:   – Ambos personajes entran en escena con una apariencia mixta y monstruosa: el hombre fiera y la mujer-hombre.   – Ambas intrigas simbolizan sendas tramas de “ascenso”. Los personajes han  experimentado una caída metafórica y recuperan a lo largo de la obra su rehabilitación  social

y personal.   – La obra se organiza en tres partes (presentación, nudo y desenlace) y la evolución de los  dos personajes principales se organiza en torno a tres encuentros medulares: en la  primera jornada se encuentran en su condición mixta de hombre-fiera y mujer-hombre;  en la segunda jornada adoptan una identidad falsa (Segismundo es el “falso” príncipe,  ya que no sabe actuar como tal, y Rosaura aparece como mujer, pero bajo un nombre falso); y en la tercera jornada recuperan finalmente su identidad en el campo de batalla.  El proceso recuperador de sus señas de identidad auténticas se gradúa en esos tres  momentos cruciales de sus vidas, que Rosaura recuerda en unos versos:   – Ambos han sido abandonados por sus padres, que además son inseparables: el rey  Basilio y su servidor Clotaldo. Tanto Basilio como Clotaldo han desatendido sus  obligaciones paternas.   – Ambos padres intentan sin éxito restaurar el honor de sus hijos introduciéndolos en la  corte.   – Tanto Segismundo como Rosaura restauran su honor sin el apoyo de sus padres, cuando  sus caminos respectivos coinciden y se unen. La belleza de Rosaura representa la luz  frente a la oscuridad física y metafórica en la que vive Segismundo. De este modo,  simbólicamente, el proceso que va desde la fiera hasta el hombre, desde la cárcel a la  libertad, desde la soberbia al vencimiento de sí mismo es también una evolución desde  la oscuridad hasta la luz cegadora que la presencia de Rosaura comporta. En este  proceso de autoconocimiento y de autovencimiento de Segismundo ha sido decisiva la  presencia de la dama. Primero le inspiró respeto y asombro; luego deseo y más tarde  amor; y finalmente, en el acto tercero, reprime sus deseos y decide luchar por su honor.   Ambos personajes restauran su identidad gracias al otro. Pero, además, Segismundo  recompone su historia a través de Rosaura, sale de la oscuridad y de la prisión en la que se  encuentra gracias a ella: el héroe se da cuenta de la realidad de sus dos naturalezas, la de  hombre y la de fiera, la noble y la vil, y sabe que ambas configuran el mismo plano de su  existencia única, y no están separadas ni por el sueño ni por la vigilia. La aceptación de sus  dos naturalezas, esto es de su identidad plena, el conocimiento de sí mismo, en  consecuencia, depende de Rosaura.  

El ideario político calderoniano y su reflejo en la obra.  

La vida es sueño pone además sobre la mesa una cuestión no menos apasionante para el hombre  de la época: el problema político de la legitimidad del poder, de la razón de estado y de la tiranía.  

En realidad, tanto Basilio como Segismundo se comportan de manera tiránica. Ambos pisotean  normas y personas y actúan con total arbitrariedad. Basilio desatiende sus obligaciones como  rey y como padre, negándole el derecho al trono a su hijo, y concediéndoselo a Astolfo, un  usurpador; y Segismundo en la corte da rienda suelta a sus instintos más primarios.  

En un primer momento, parece que la rebelión del pueblo está justificada, porque este se levanta  contra un príncipe extranjero, impuesto a traición. ¿Cómo resuelve Calderón el problema?  

– Basilio, a raíz de la muerte de Clarín, sale de su error y se da cuenta de que, al encarcelar  a Segismundo, con la intención de librar de muertes y sediciones a su patria, al final lo  que ha conseguido es entregarla a los mismos de quien pretendía librarla y conducirla a  una guerra sangrienta.  

– Segismundo termina convirtiéndose en un modelo de príncipe prudente: perdona a su  padre; hace que Astolfo se case con Rosaura para restaurar su honor; premia a Clotaldo  que se mostró fiel con el rey Basilio y no secundó su causa; y condena al soldado que ha  sido su libertador, pero que, al actuar así, traicionó al rey. Es decir, al final la rebelión se  condena: ni el rey puede ser tirano, ni el pueblo revolucionario.  

Es decir, al final la rebelión queda condenada y el poder real justificado. Calderón no hacía sino ilustrar la doctrina oficial llamada  “prudencialismo”, que reducía el problema político a problemas éticos.  


Caracterización de los dos espacios: la cárcel y el palacio  

La primera puntualización que cabe resaltar es que los escenarios en la obra La vida es sueño sobrepasan las posibilidades escenográficas de la época y más si pensamos en que una obra de  este tipo se podría haber representado en un “corral de comedias”, con un sencillo escenario  elevado y con ausencia de telón, en sesiones diurnas.  Los dos espacios más representativos de La vida es sueño son la cárcel y el palacio.   – La cárcel, que se encuentra en un monte, simboliza la pasión y el instinto natural y está  habitada por una “fiera salvaje”.   – El palacio simboliza la civilización, la razón y el orden (eso sí, no está exento de  hipocresía y banalidad) y a él llegará Segismundo, primero en hábito de “hombre” y  finalmente convertido realmente en “hombre”.   La misma Rosaura nos describe la cárcel de Segismundo al comienzo del primer acto como un  “peñasco rodado” en la cumbre de una montaña de colosales rocas, a la que casi no toca la luz.  Naturaleza salvaje y prisión quedan fundidas en un todo. Y un poco más adelante la describe  como una oscura habitación con luz dudosa, sepultura de un vivo cadáver.  Por otro lado, la prisión de Segismundo es comparable con la  caverna de Platón. El filósofo sugirió que la vida de los seres humanos recordaría a la de los  atrapados de por vida en la profundidad de una cueva, que únicamente podrían vislumbrar una  serie de sombras proyectadas por una hoguera a sus espaldas y, como no eran conscientes de  su cautiverio, asumían que las sombras eran el mundo real. Solo el afortunado que pudiera  escapar y salir a la superficie llegaría a descubrir el engaño. La “caverna” de Segismundo es  especial, pues este es consciente de su condición de preso y reclama su libertad a los cielos.  Baste recordar el monólogo que comienza “¡Ay, mísero de mí! ¡Y ay, infelice!…”  Además, siguiendo la tradición neoplatónica va a ser la belleza y el amor que siente por  Rosaura lo que al final le guíe a la luz y la libertad.  Por su parte, el palacio aparece descrito por el mismo Segismundo en la segunda jornada con más luz y lujo de telas y brocados, con comodidades, servidumbre y protocolo.   Y, si en la cárcel de la montaña vivía un hombre-fiera, en la corte viven personajes como Astolfo,  ambicioso, hipócrita y oportunista.  Finalmente, hay que añadir que la obra comienza y termina con la torre, la prisión. Al principio  un joven surge de ella, ansiando la libertad; al final otro hombre entra en ella, perdiéndola. Esta  estructura circular, las imágenes poéticas que circundan a la torre, llamándola cuna y sepulcro  del inquilino, nos alejan de una prisión ordinaria y nos acercan al misterio de la vida y la muerte,  del sino y el destino humano. La torre es un símbolo de la sumisión de la humanidad a la muerte: cada uno de nosotros está prisionero en una torre.


Perfil de Basilio  

Basilio llevado por su vanidad intelectual y “las matemáticas sutiles” interpreta que su futuro  hijo será un rey tirano portador de sangre y muerte. Nada más nacer Segismundo, se produce un  eclipse y la reina muere en el parto, por lo que Basilio entiende que el presagio se ha cumplido  y encierra a su propio hijo en una prisión, para supuestamente resguardar a su patria de la  tiranía. Con ello, lo que hace Basilio, precisamente, es forzar el destino fatal, ya que convierte a  su hijo en una fiera. Y lo mismo ocurre cuando lo pone a prueba, lo duerme y lo lleva a la corte  sin haberlo educado previamente. Segismundo se comporta como una bestia, como no podía  ser de otra manera dada la nula educación recibida. Basilio es en realidad el auténtico factótum  de las estrellas predictoras: el último responsable de la naturaleza salvaje de Segismundo y de  la guerra civil que se desencadena en Polonia. Solamente al final, una vez perdida la guerra y  perdonado por su propio hijo, reconoce que Segismundo ha vencido también a los hados: 


Polimetría en La vida es sueño

Lope, en su propuesta de “Comedia nueva”, era consciente de que su teatro tenía como objetivo gustar al público y para conseguirlo debía abandonar las rígidas normas clásicas.  Una de sus propuestas fue precisamente, dentro de una obra teatral, el uso de diferentes tipos de versos, o sea , la polimetría. En el Arte nuevo de hacer comedias plantea acomodar los versos a lo que se va tratando y da como ejemplo usar décimas para las quejas, sonetos para los que esperan, romances u octavas para las relaciones, tercetos para lo grave y redondillas para el amor.  Calderón utiliza en La vida es sueño las estrofas que comenta Lope, menos el “soneto” y el “terceto”. Añade el uso de las “quintillas “ y de la “silva”. Pero si además observamos el valor argumental de dichas estrofas, podemos reconocer las correspondencias propuestas por Lope:  El Romance, serie de versos octosílabos con  rima consonante en los pares, se usa para los diálogos. Curiosamente, la obra comienza con “romances”: Rosaura con ropa de hombre que mantendrá un diálogo con Segismundo y Clarín.  La redondilla, estrofa de cuatro versos de ocho sílabas o arte menor con rima consonante que sigue el esquema abba, es por la Calderón se decanta en las intervenciones de Segismundo enamorado.  Las 34 décimas, estrofa de diez versos octosílabos con rima consonante siguiendo el esquema abbaaccddc, las reserva Calderón de la Barca para los monólogos del protagonista, Segismundo en sus lamentos, que son los momentos más importantes de la obra.  Más que “silvas” podríamos decir que Calderón utiliza la “estancia”, estrofa formada por una serie continuada e indefinida de versos endecasílabos y heptasílabos con rima consonante de acuerdo al esquema aAbBcCdD. Llama la atención de que el autor opta por ese esquema métrico prácticamente con el valor que le otorgaba Lope a los “tercetos”. El uso de las silvas de pareados en La vida es sueño son un indicio del lucimiento del autor, cuando los personajes utilizan un lenguaje culterano o conceptista (ejemplo de ellos son algunos parlamentos de Rosaura, con alusiones mitológicas). Hay 25 “quintillas”, estrofa de cinco versos, generalmente octosílabos o de arte menor, con rima a voluntad del poeta, con la condición de que no haya tres seguidas, ni quede verso alguno libre, ni formen los dos últimos un pareado. Calderón se decanta por el esquema ababa. Las utiliza generalmente con el valor de las “redondillas” o el “romance”: sirven bien para la relación entre personajes.  Por último, las 8 “octavas“, estrofa de ocho versos endecasílabos de rima consonante con el esquema ABABABCC, que usa Calderón forman parlamentos del rey Basilio. Con ello sigue el consejo de Lope de lograr el “decoro” o la adecuación entre el personaje y su forma de hablar. Cada personaje debe usar un lenguaje que lo caracterice y dé verosimilitud a la obra. Y un rey merece que hable en “octavas”. 


Tema: 

Estructura externa

estructura interna

Plano fónico :Se emplean figuras como aliteración y asíndeton para crear ritmo y énfasis. Además, se utiliza la rima asonante para añadir musicalidad al poema. Estas figuras contribuyen a la expresividad y la belleza del texto. 

Plano morfosintáctico :Se emplean versos endecasílabos, preguntas retóricas, la repetición de figuras sintácticas y la elipsis para expresar la angustia y la búsqueda de comprensión de segismundo sobre su situación injusta. 

Plano léxico-semántico: Se utiliza un lenguaje reflexivo y emotivo para expresar la confusión y la injusticia percibida por Segismundo. Se emplean imágenes y metáforas para resaltar su falta de libertad en comparación con otros seres vivos, además de plantear interrogantes filosóficas sobre el sentido de la existencia y la naturaleza de la justicia y la libertad. 

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