14 Jul
REALIDAD Y CONOCIMIENTO
Descartes, es el fundador de la Filosofía Moderna y principal pensador de la corriente filosófica del Racionalismo. El Racionalismo es una escuela filosófica que considera a la Razón, frente a los sentidos, como única fuente de conocimiento verdadero. Para Descartes lo fundamental es buscar un conocimiento cierto y seguro sin ningún tipo de duda. Por ello, su prioridad será buscar un método que nos ayude a modo de guía a razonar. Además, este método debe ser compatible con la forma de pensar de la Razón humana, pues si no sería inútil. Por ello, lo primero que hace es analizar la forma de actuar de la propia Razón.
En la Razón, que es la misma para todos los hombres, se distinguen dos modos de conocimiento seguros:
La intuición o luz natural, conocimiento de las ideas simples que surgen de la propia razón de forma clara y distinta, cuya verdad es evidente e indudable; y la deducción, que es el conocimiento de una sucesión de intuiciones de las ideas simples y de las conexiones que la razón descubre entre ellas para llegar a verdades complejas, juicios o leyes. Por ello, el método deberá cumplir cuatro reglas que permitan desarrollar estos modos y que nos lleven a un conocimiento seguro. La primera regla es la evidencia, que consiste en aceptar como verdadero solo aquello que se muestra de forma clara y evidente. La segunda es el análisis, por el que se dividen las ideas complejas hasta llegar a las ideas simples y evidentes para que puedan ser intuidas.
La tercera es la síntesis que busca desde lo ya intuido construir las verdades complejas. Y, por último, la cuarta es la enumeración, por la que al final se deben revisar los pasos anteriores para estar seguros de su correcta aplicación. Descartes aplicará este método para buscar una verdad indudable y llegar así a una metafísica cierta y segura. Para encontrar esta verdad evidente aplicará la duda metódica:
A través de un proceso de duda se buscará llegar hasta aquello que resulte evidente e indudable. En la primera duda, dudará del conocimiento que proviene de los sentidos pues pueden engañarnos. En la segunda duda, dudará de la existencia de la realidad extramental ya que resulta imposible distinguir la vigilia del sueño. Y por último, en la tercera duda, dudará del conocimiento que proviene de la razón, de las ideas de razón o de los razonamientos, pues se puede suponer la existencia de un genio maligno que nos lleva hacia el error cuando creemos estar en lo cierto. Sin embargo, afirma Descartes, no podemos dudar que dudamos, mientras pensamos no podemos dudar que estamos pensando y por lo tanto que existimos. La primera intuición de una verdad indudable es pienso, luego existo (cogito ergo sum).
Y si existo lo hago como un yo pensante, un cogito, afirmando, pues, la existencia de la sustancia pensante (el cogito)
como primera verdad indudable. Descartes partirá del cogito, la verdad indudable, para construir su metafísica. El cogito piensa ideas que pueden dividirse hipotéticamente en tres tipos:
adventicias, que parecen provenir del exterior;
facticias, que construye la mente a partir de otras ideas; e innatas, aquellas que la razón tiene en sí misma y no son ni adventicias ni facticias. Tras la demostración de la existencia de la sustancia infinita o Dios (a partir de la idea de infinito) Descartes afirmará la existencia de tres sustancias: la sustancia pensante o el cogito, la sustancia infinita o Dios, y la sustancia extensa o realidad exterior. Descartes definirá “sustancia” como todo aquello que existe independientemente de cualquier otro ser, y por ello, en sentido estricto, sólo Dios sería sustancia pues es el único que no necesita una causa ajena a sí mismo para existir. Sin embargo, como la sustancia extensa (la realidad exterior) y la sustancia pensante (el cogito) son independientes entre sí estima que también pueden ser consideradas sustancias.
EL PROBLEMA DE LA MORAL O LA ÉTICA
Kant trata el tema de la moral respondiendo a las preguntas qué debo hacer en su obra Crítica de la Razón Práctica.
Comenzará haciendo una distinción entre dos tipos de sistemas éticos en general: las éticas materiales y la ética formal. Kant criticará a las éticas materiales ya que son empíricas (a posteriori), establecen una finalidad o Bien basándose en la experiencia; sus preceptos o normas son hipotéticos, dependen del fin establecido; y mantienen una moral heterónoma, donde la norma no surge de la propia razón sino que es determinada por algo exterior al sujeto (Dios o la naturaleza humana). Frente a ellas, Kant defenderá la ética formal, vacía de contenido empírico lo moral no depende de ninguna finalidad, es a priori y universal, ya que el valor moral de una acción no se determina por la experiencia; sus preceptos son categóricos, su cumplimiento es obligado sin esperar conseguir ningún fin; y es una moral autónoma, determinada por la propia razón a priori del sujeto.
Según Kant, la ética debe fundamentarse en el deber que establece la conciencia o razón de los hombres de forma a priori y universal. La realización del deber por el puro deber, por respeto a la propia razón, supone la buena voluntad.
Una acción es moral solo si se realiza por buena voluntad.
No son acciones morales por tanto las conformes al deber, que realizan el deber pero no solo por buena voluntad sino para conseguir algo, ni por supuesto las contrarias al deber.
Así, el bien moral, la virtud, es cumplir el deber que establece mi razón por respeto a la misma.
El imperativo categórico expresa la forma, el modo o protocolo que debemos seguir para establecer la norma moral (el precepto o máxima) que guie la acción para poder estar así seguros que nuestra acción es moral y que realiza efectivamente el deber establecido por la razón. Es imperativo porque se expresa como una orden y es categórico porque representa la obligación moral de realizarlo sin condición ninguna, solo porque así lo establece nuestra razón. Kant ofrece varias formulaciones del Imperativo categórico de las que destacan dos: hay que obrar siempre según una norma que pueda desearse se impusiera como ley universal obligatoria; y hay obrar siempre según una norma que asegure el trato de todo ser racional como un fin en sí mismo y nunca se utilice a ningún ser humano solo como un medio para nuestros fines egoístas. Cumpliendo el imperativo categórico, según Kant, se conseguiría construir el Reino de los Fines, una sociedad ideal donde cada persona sería siempre tratada como un fin y no como un medio. Además, Kant afirma tres postulados (supuesto necesario como condición de la moral misma pero indemostrable teóricamente) de la razón práctica. El primero, y único demostrado en la práctica, es el de la libertad pues la existencia en nuestra razón de la exigencia de obrar por deber supone la libertad como algo previo para poder ser capaces de vencer nuestras inclinaciones e intereses. El segundo postulado exigencia de la razón práctica, es el alma inmortal pues el cumplimiento del deber al que nos sentimos obligados moralmente nunca acaba y por ello es necesaria la inmortalidad del alma. Y el tercer postulado exigencia de la razón práctica, es la existencia de Dios pues nuestra razón establece una identificación entre la virtud y la felicidad que no se da en nosotros por lo que dicha uníón se afirma como realizada en Dios.
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