30 Ago

Niveles de Competencias

Existen 4 niveles diferentes de competencias:

De negocio (Líder estratégico): dirigidas a un logro relacionado con el valor económico que crea la empresa/proyecto:

  • Visión de negocio: capacidad de reconocer los riesgos y aprovechar la oportunidad.
  • Visión de organización: capacidad de ver más allá de la organización y comprender la interrelación entre los distintos departamentos.
  • Orientación al cliente: capacidad de satisfacer y dar respuesta a sus necesidades con una oferta de valor.
  • Gestión de recursos: capacidad de utilizar los recursos materiales y económicos de manera rápida y eficaz.
  • Negociación: capacidad de alcanzar acuerdos satisfactorios descubriendo o creando elementos que produzcan un valor añadido.
  • Networking: capacidad de desarrollar, mantener y utilizar una amplia red de relaciones con personas clave dentro de la empresa y sector.

Interpersonales (Líder ejecutivo): se relacionan con el desarrollo de las capacidades de las personas de nuestra empresa o proyecto y con su correcta funcionalidad en el trabajo:

  • Comunicación: capacidad de escuchar y transmitir ideas de manera efectiva, a través de un canal adecuado y con datos para respaldar argumentos.
  • Gestión conflictos: capacidad de diagnosticar, afrontar y resolver conflictos interpersonales sin dañar la relación personal.
  • Carisma: capacidad de lograr compromiso de los colaboradores a través de la confianza y motivándolos hacia el logro.
  • Delegación: capacidad de proporcionar recursos necesarios a los colaboradores para lograr objetivos.
  • Coaching: capacidad de ayudar a desarrollar el potencial de cada persona.
  • Trabajo en equipo: capacidad de fomentar un buen ambiente de colaboración, comunicación y confianza entre miembros del equipo.

Personales externas (Liderazgo personal): aspectos relacionados con nuestra respuesta personal a estímulos externos como la iniciativa:

  • Iniciativa (proactividad): capacidad de mostrar un comportamiento emprendedor impulsando cambios necesarios.
  • Optimismo (proactividad): capacidad de ver el lado positivo y tener fe para poder afrontar las dificultades.
  • Ambición (proactividad): capacidad de establecer metas elevadas para sí y para los demás y perseguirlas.
  • Gestión del tiempo (gestión personal): capacidad de priorizar objetivos y programar actividades de manera adecuada para ejecutarlas en el plazo previsto.
  • Gestión de información (gestión personal): capacidad de identificar y tratar de manera efectiva la información relevante.
  • Gestión del estrés (gestión personal): capacidad de mantener la calma en situaciones de tensión.

Personales internas (Liderazgo personal): centrados en aspectos íntimos de la persona como la capacidad de aprendizaje:

  • Autocrítica (mejora personal): capacidad de aceptar y asumir limitaciones y errores personales.
  • Autoconocimiento (mejora personal): capacidad de entender cómo es y cómo reacciona uno mismo tanto personal como profesionalmente.
  • Aprendizaje (mejora personal): capacidad de adquirir nuevos conocimiento y estar abierto al cambio.
  • Toma de decisiones (autogobierno): capacidad de tomar decisiones en el momento oportuno.
  • Autocontrol (autogobierno): capacidad de acometer acciones costosas.
  • Equilibrio emocional: capacidad de reaccionar con las emociones y estados de ánimos apropiados en cada situación.
  • Integridad (autogobierno): capacidad de comportarse de manera honrada.

Condiciones Mínimas para que Exista Liderazgo

Un liderazgo genuino y eficaz depende de un fundamento sólido en competencias personales internas. Estas competencias incluyen, pero no están limitadas a, la capacidad de aprendizaje continuo, la mejora personal y el desarrollo de una madurez emocional y ética profunda. Es crucial que un líder mantenga un equilibrio entre estas habilidades y las competencias técnicas. Aunque el conocimiento técnico es indispensable, el verdadero liderazgo florece cuando hay un equilibrio con las habilidades personales que permiten la autenticidad y la honestidad profesional. El riesgo de sobrevalorar las competencias técnicas es real: puede llevar a un liderazgo desequilibrado y potencialmente poco ético. Un líder no solo debe ser competente en su campo de especialización, sino también poseer la madurez para manejar situaciones complejas con integridad y la sabiduría para fomentar un ambiente de trabajo respetuoso y propicio para el desarrollo de su equipo. En resumen, el liderazgo exige más que habilidades técnicas; requiere una combinación de inteligencia emocional, honestidad, madurez y la capacidad de actuar como un modelo a seguir. Estos elementos, cuando se combinan, forman la esencia de un liderazgo que inspira y moviliza a otros hacia el logro de objetivos comunes con una conducta ejemplar.

6 Estilos de Liderazgo

1. Líderes orientativos o visionarios (movilizan a las personas detrás de una visión): Es un estilo muy carismático, que usa de la oratoria, enfocado en la motivación hacia un objetivo común e inspirador. Inunda a los demás con la emoción. Es el indicado para establecer unos objetivos motivadores y crear una visión clara.

2. Líderes formativos o coach (desarrollan a las personas para el futuro): Se caracteriza por las preguntas potentes. Usa un estilo facilitador, y está muy enfocado en comprender los objetivos personales de cada miembro del equipo, y alinearlos con los objetivos grupales. Este estilo está también muy orientado a fortalecer los vínculos personales del líder con las personas que tiene alrededor.

3. Líderes afiliativos (crean lazos emocionales y armonía) – Es un estilo cohesivo, de unión: Enfocado en el orgullo de pertenencia al equipo. Proporciona unión y camaradería. Indicado para crear una identidad grupal.

4. Líderes democráticos (crean consenso mediante la participación): Se le llama también liderazgo centrífugo. Porque pone las responsabilidades también en los demás. Es muy participativo. El líder va distribuyendo la responsabilidad en su equipo.

5. Líderes timonel o ejemplares (inspiran excelencia y autonomía): Tareas que sean muy concretas, y que el líder también las asuma, y predica con el ejemplo. Tiene un riesgo disonante, no se debe abusar de él, suele estar para momentos de sobrecarga, en el que el líder es el primero que lidia con una sobre carga de trabajo.

6. Líderes coercitivos o autoritarios (exigen una conformidad inmediata): Hay momentos en que es necesario dar una directriz unívoca. En situaciones de incertidumbre, de urgencia, también con sobrecarga del trabajo. Permite movilizar a las personas que tiene alrededor, pero tiene riesgo disonante y puede acabar quemando a las personas.

¿En qué consiste el talento intelectual del emprendedor?

La imagen que clasifica distintos tipos de inteligencia en dos categorías principales: especulativa y práctica. Dentro de la categoría práctica, se destaca la «prudencia» como «inteligencia directiva» con la frase «Los que saben dirigir». Esta podría ser asociada con el talento intelectual del emprendedor. El talento intelectual del emprendedor, basado en esta clasificación, consistiría en la capacidad de dirigir con prudencia. Esto implicaría tomar decisiones informadas y bien consideradas, gestionar riesgos y oportunidades de manera efectiva y guiar a su empresa hacia el logro de sus objetivos. El emprendedor con talento intelectual poseería habilidades de liderazgo y planificación, y sería capaz de analizar situaciones complejas para tomar decisiones estratégicas. Además, la inteligencia técnica también juega un papel importante en el talento del emprendedor, ya que implica «saber hacer» cosas y aplicar conocimientos técnicos a problemas prácticos. Esta habilidad les permite crear productos o servicios innovadores y operar sus negocios eficientemente. En conjunto, un emprendedor talentoso podría exhibir una combinación de inteligencia directiva (prudencia), inteligencia técnica, y posiblemente elementos de inteligencia científica (a través de un enfoque inductivo o deductivo para resolver problemas y generar conocimiento) y sabiduría (como una comprensión profunda de su campo de negocio y del contexto más amplio en el que opera).

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Virtudes para Emprender

Fortaleza, templanza y prudencia. Es imposible que alguien crezca en justicia, fortaleza o templanza sin que antes y a la par desarrolle la prudencia.
La prudencia y la justicia son las únicas virtudes, entre las distintas cardinales, por las que se ordena la persona al bien de una manera inmediata. Esta es la razón de su primacía.

En cambio la fortaleza y la templanza sirven para la preservación de este bien, por cuanto se ocupan de modelar las pasiones, a fin de que no decaigamos por ellas del bien de la razón.
La templanza no es, en sí, la realización del bien.

Las cuatro virtudes cardinales

Prudencia

Es la capacidad de tomar decisiones sabias y juiciosas en situaciones difíciles. La prudencia implica reflexionar cuidadosamente sobre las opciones disponibles, considerar las consecuencias de cada una y elegir la mejor opción.

La primacía de la prudencia es la idea de que la virtud de la prudencia es la más importante de todas las virtudes. Según esta perspectiva, la prudencia es necesaria para practicar cualquier otra virtud de manera efectiva y significativa. Además, es necesaria para equilibrar las diferentes virtudes y valores en situaciones complejas.

Justicia

Es la virtud de tratar a los demás con equidad, imparcialidad y respeto. La justicia implica tratar a todos por igual, sin discriminar por razones de raza, género, religión u otra característica personal.

La justicia distributiva vs la comunicativa: la justicia distributiva se enfoca en la distribución equitativa de recursos y oportunidades, mientras que la justicia comunicativa se enfoca en la equidad en el proceso de toma de decisiones y en la igualdad de oportunidades para expresarse y participar en la vida pública. Ambas formas de justicia son esenciales para la creación de una sociedad justa y equitativa.

Fortaleza

Es la capacidad de enfrentar los desafíos y dificultades de la vida con determinación y valentía. La fortaleza implica no rendirse ante la adversidad y seguir adelante a pesar de los obstáculos.

Templanza

Es la virtud de ejercer el autocontrol y la moderación en la vida. La templanza implica no dejarse llevar por los impulsos y deseos momentáneos, sino actuar con moderación y autocontrol. La magnanimidad no sólo es contrario a la humildad, sino que es su hermana gemela y compañera; ambas están a mitad de camino, distantes de la soberbia y pusilanimidad.

Talento intelectual del emprendedor:

El talento intelectual del emprendedor radica en su capacidad para discernir y tomar decisiones prudentes en diversas situaciones. Esto implica tener un profundo conocimiento de la realidad objetiva y la capacidad de transformar este conocimiento en acciones efectivas para el beneficio del proyecto o empresa.

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