16 Oct

Introducción

Este texto aborda un fragmento de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, una obra del siglo XIII que se divide en tres partes. La sección que nos ocupa trata sobre Dios, específicamente la cuestión 2, artículo 3, titulada «Si Dios existe».

Encargada por el Papa Urbano IV para renovar las enseñanzas cristianas, la Suma Teológica es considerada una destacada contribución filosófica de la escolástica medieval, especialmente en la teología racional. En la Edad Media, la filosofía se centró en la «polémica razón-fe», donde el cristianismo se basaba en la revelación divina a través de las escrituras. A pesar de esta teología revelada, pensadores como San Agustín, San Anselmo y Santo Tomás, influenciados por la filosofía griega, judía y árabe, propusieron una aproximación racional a los conocimientos sobre Dios.

Aunque hubo oposición, la teología racional ganó relevancia a partir del siglo IV, impulsada por el redescubrimiento de Aristóteles y su introducción en la Universidad de la mano de profesores laicos y clérigos avanzados como Santo Tomás de Aquino. Dentro de la teología racional, como hemos mencionado al inicio, tiene un papel preponderante el manual docente tomista que nos ocupa, la Suma Teológica. Y si tuviéramos que destacar un texto icónico, este sería sin duda el conocido como “las cinco vías para la demostración de la existencia de Dios”.

El texto explica las «cinco vías» de Santo Tomás de Aquino, que son diferentes formas de demostrar la existencia de Dios mediante la razón. Estas demostraciones son «a posteriori«, ya que parten de observaciones del mundo para llegar a Dios. Aunque las cinco vías tienen diferentes puntos de partida, comparten una estructura formal. Los pasos comunes incluyen:

  1. Partir de un fenómeno natural observable.
  2. Aplicar el principio de causalidad.
  3. Afirmar la necesidad de una causa primera para toda cadena de efectos.
  4. Finalmente, identificar esa primera causa con Dios.

Se destaca la influencia de Aristóteles y Averroes en el enfoque de Santo Tomás, aunque se señala que en el último paso, al identificar la primera causa con Dios, Santo Tomás parece alejarse del pensamiento puramente racional y dejarse llevar por sus creencias.

Análisis de las Cinco Vías

Primera Vía: Vía del Movimiento

En la primera vía, se parte de la premisa de que es una evidencia sensorial que el movimiento existe. Según esta perspectiva, todo objeto en movimiento es impulsado por otro, y este a su vez, por otro más, hasta llegar, por pura lógica racional, a un primer motor inmóvil. La lógica detrás de esta afirmación se basa en la «teoría del acto y la potencia» de Aristóteles, que postula la existencia de un «acto puro» funcionando como el «primer motor» responsable de todos los movimientos en el universo. Esta línea de argumentación también fue utilizada por filósofos como Maimónides y Alberto Magno.

Segunda Vía: Vía de la Causalidad Eficiente

En la segunda vía, Santo Tomás sostiene que todo tiene una causa eficiente, concepto vinculado a la «teoría de las cuatro causas» aristotélica, que incluye causas material, formal, eficiente y final. La causa eficiente, relacionada con el origen de algo, lleva a la conclusión de que todo tiene su origen en otro ser, y así sucesivamente, hasta llegar a una causa eficiente primera: Dios. Esta argumentación fue empleada previamente por Avicena y Alberto Magno.

Tercera Vía: Vía de la Contingencia

En la tercera vía, Santo Tomás aborda la existencia de cosas contingentes, es decir, cosas que podrían no existir. Dado que todo ser contingente es finito, con un inicio y un final, si todos los seres en la historia del universo fueran contingentes, habría un tiempo en el que nada existiría, lo cual es ilógico. Por lo tanto, se concluye que debe existir un ser necesario, sin el cual nada existiría, y ese ser es Dios. Este razonamiento fue utilizado anteriormente por Avicena y Maimónides.

Cuarta Vía: Vía de los Grados de Perfección

En la cuarta vía, se observa que en lo sensible hay grados de bondad, verdad y perfección. Para jerarquizar las cosas, se postula la necesidad de un grado máximo, un ser que actúe como la referencia perfecta, como «absolutamente bueno«, «absolutamente verdadero«, «absolutamente perfecto«, y este ser es Dios. Esta vía refleja la influencia de Platón y su mundo de las Ideas como referencia y perfección de lo sensible. Además, se percibe la inspiración del «argumento ontológico» de Anselmo de Canterbury, que demuestra la existencia de Dios en virtud de su perfección («El ser perfecto debe existir», ya que de lo contrario, no sería perfecto). Agustín de Hipona también respalda este argumento, siguiendo la línea de pensamiento de Platón.

Quinta Vía: Vía del Orden y la Finalidad

Según Santo Tomás de Aquino en la quinta vía, observamos que entidades carentes de conocimiento se mueven con un propósito y un orden en el mundo. Aquello que carece de conocimiento sólo puede actuar con un propósito si es dirigido por algo inteligente, y ese algo inteligente es Dios. Esta prueba es conocida como teleológica, derivada de la palabra griega «telos», que significa «fin». La fundamentación de esta prueba se encuentra en la cosmología aristotélica, donde todo tenía un propósito. Aunque Kant admiraba la claridad de esta perspectiva, se negaba a otorgarle un carácter demostrativo. De hecho, el argumento tomista representa uno de los últimos vestigios del finalismo, que pronto sería reemplazado por la visión del universo como una máquina (mecanicismo), respaldada por Copérnico, Kepler, Galileo y Newton, destacados representantes de la Revolución Científica.

Influencias y Críticas a Santo Tomás

Santo Tomás demuestra ser un pensador fundamentalmente ecléctico, al incorporar las contribuciones de una variedad de filósofos como Aristóteles, Platón, Avicena, Maimónides, Alberto Magno y San Anselmo. Se destaca su admiración por la interpretación de Aristóteles realizada por Averroes, aunque rechazaba la «teoría averroísta de la doble verdad«, ya que en la tradición católica se sostiene como dogma la existencia de una sola verdad, la revelada, que puede ser reforzada por la razón pero no contradicha.

La influencia de Santo Tomás se percibe en pensadores posteriores, como Descartes, quien se inspiró en su cuarta vía para demostrar racionalmente la existencia de una «substancia infinita» (Dios). A pesar de ello, fue objeto de fuertes críticas por parte de pensadores como Guillermo de Ockham o David Hume, este último atacando el principio de causalidad y provocando un cambio significativo en la filosofía.

Es posible que en la actualidad sea difícil comprender plenamente la grandeza de Santo Tomás, pero al situarnos en la mentalidad de su época, fue un pensador brillante que intentó conciliar la fe y la razón en un sistema coherente y sólido.

Objeciones y Respuestas a la Existencia de Dios

Objeciones

El artículo plantea la siguiente disyunción: ¿existe o no existe Dios? Y lo resuelve a través de 2 objeciones y sus correspondientes respuestas, que apoyan la tesis de Tomás, y un cuerpo o solución, que contiene las cinco vías. Las objeciones son argumentos referidos a la existencia o no de Dios que son contraargumentos posteriormente en las respuestas que ofrece Santo Tomás.

La primera objeción hace referencia a que la existencia del mal en el mundo contradice la existencia del bien absoluto, ya que un bien infinito anularía todo mal. En la segunda objeción Santo Tomás alude a que todo lo que pertenece al mundo natural se explica a partir de los principios y leyes de la naturaleza. De igual manera, el mundo humano se explica a partir de nuestra naturaleza intelectiva, volitiva, emotiva, etc., y las ciencias humanas se encargan de ello. En la objeción se afirma que si entre ambas, ciencias naturales y ciencias humanas, lo explican todo, no hay necesidad de acudir a la existencia de Dios.

Respuestas

La primera objeción se refiere a que la existencia del mal en el mundo contradice la existencia del bien absoluto, ya que un bien infinito anularía todo mal. Como respuesta a tal objeción, Santo Tomás afirma que los males son males en un contexto limitado. La tesis de Tomás, siguiendo a San Agustín, es que Dios permite los males para sacar bienes de ellos.

Respecto a la segunda objeción referida a la no necesidad de acudir a la existencia de Dios ya que las ciencias naturales y humanas logran explicar el mundo, Santo Tomás responde que el mundo natural es teleológico, exige una inteligencia ordenadora. Por eso, en las obras de la naturaleza (causa segunda) actúa Dios como causa primera (es la tesis de la 5ª vía). Las obras humanas remiten a principios que obran contingentemente (voluntad) y, por tanto, requieren una causa necesaria tal como se ha expuesto en la 3ª vía.

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