15 Mar

El Liberalismo: Orígenes y Vertientes

El liberalismo surge como reacción al absolutismo y se caracteriza por exaltar la libertad, el progreso indivisible e irreversible, la idea del individuo y sus derechos. Triunfa sobre la autoridad y las masas en el siglo XVIII, mientras que en el XIX se fragmenta en varias ideologías, permitiendo la libre circulación de las cosas y la limitación del papel del Estado a garantizar un marco básico y reducido (estado gendarme que permita la libertad de empresa y la existencia de la propiedad privada). Si bien permite la formación de la filosofía burguesa, durante el siglo XIX sus fronteras ya no coinciden.

Cuenta con dos vertientes:

Vertientes del Liberalismo

  • El liberalismo francés: Su primera variante, la de la oposición, se desarrolla bajo el Imperio, adquiriendo caracteres particulares marcados por la impronta napoleónica. Durante las luchas de restauración, los ideólogos proporcionaban la doctrina con justificación moral, mientras que los burgueses la hacían triunfar. Es un liberalismo de tipo crítico y negativo, a veces confuso; adhiere a la teoría del gobierno representativo y una política censitaria y burguesa. Presenta, además, contradicciones; en el ámbito político tiende a rebajar el censo y a ser pacifista, en cuanto la política comercial es de *laissez faire, laissez passer* a la vez que proteccionista, la política económica es de un Estado para obtener las máximas ventajas, y la política social no apuntaba a mejorar la situación del obrero.
  • El liberalismo inglés: Sigue de cerca la evolución económica de un país que elige la expansión, la industrialización y el libre cambio.

Causas del Liberalismo

Sus causas, entre otras, son:

  • Los cambios en la economía europea, que provocaron el fortalecimiento de la incipiente burguesía (como estamento o clase social).
  • La posibilidad de los burgueses de contar con independencia económica y tiempo de ocio.
  • La puja de este nuevo estamento por poder (reivindicaciones) e igualdad.

Existen, dentro de este pensamiento, distintos enfoques que corresponden a distintas visiones de la libertad. Se destacan los conservadores, que pregonan que la libertad termina donde empiezan los privilegios de la clase alta; y los socialistas, que sostienen la libertad de grupo (en contra del exceso de individualismo, a fin de no dañar de lo colectivo).


Ciencia Política en la Edad Media

La caída del Imperio Romano de Occidente, en el año 476 d.C., generó la ausencia de un poder unificador, lo que provocó que la Iglesia pretendiera unificar el mundo occidental en el catolicismo, a partir de las cruzadas (conquista de pueblos) y la inquisición (persecución de no católicos). La aparición de cartas o fueros (precedentes del constitucionalismo), entre los que se destacan: La Carta Magna del rey Juan sin Tierra, escrita en el año 1215, da el origen al sistema político inglés (establece los derechos que el rey le otorga a los nobles, con desprendimiento de algunas atribuciones). Los fueros de Burgos, Aragón y León, entre otros (entre 1240 y 1260).

Durante esta etapa, no existen los gobiernos de tipo absoluto, ni en la doctrina ni en la práctica. En cambio, se caracteriza por el predominio de las llamadas monarquías templadas o atemperadas, en manos de gobernantes virtuosos, es decir, príncipes cristianos limitados por la ley y la Iglesia. Esto se da, tanto porque el feudalismo limitó la posibilidad del absolutismo, así como también por la importancia de la religión en esta época. Existían, también, los llamados espejos de príncipes que eran manuales que daban las pautas a seguir por los gobernantes.

Santo Tomás y la Teoría del Estado

Un destacado doctrinario de la época fue Santo Tomás que, siguiendo la filosofía aristotélica, redescubierta en las universidades, y el cristianismo primitivo expuesto por San Agustín, desarrolla una teoría del Estado. A partir de la idea de San Pablo que el poder deriva de Dios, pero éste no lo deposita en ninguna persona terrenal individual, plantea la teoría de la colación mediata, según la cual el poder de Dios va a la comunidad que, al no poder manejarlo directamente, lo transfiere a un gobernante (a partir de esta idea, los neoescolásticos dirán que este poder podrá ser revocado, en caso de abuso, y volverá a la comunidad). Otra de sus ideas, es que el Estado es un hecho natural, puesto que el hombre tiene un instinto social, por el que busca satisfacer necesidades materiales y espirituales, además de demostrar sentimientos de caridad y altruismo en el alter. Destaca la existencia de la propiedad privada, pues considera que es una necesidad para que el hombre alcance la felicidad. Por último, incorpora la idea del ius resistendi, es decir, el derecho de resistencia ante la opresión, como consecuencia de la teoría de la colación mediata, en casos de ilegitimidad del gobierno, por vicio en el origen o ejercicio del poder. Así, está la resistencia pasiva, derecho del pueblo de desobedecer órdenes de gobernantes ilegítimos, y la resistencia activa, el derecho del pueblo de destituir al gobernante.

Se encarga, también de completar la clasificación que San Agustín hace de las leyes, que son:

Clasificación de las Leyes según Santo Tomás

  • La ley eterna: Superior, de valor inmutable y absoluto, fruto del pensamiento de la Divinidad, que rige y ordena al universo. Su origen se halla en la providencia divina (prudencia gubernativa de Dios), sin la cual el orden universal resultaría ininteligible; dirige ese orden a los fines mediatos y al fin último, el bien común. Se considera a ésta, la verdadera ley, promulgada a través del Verbo y el Libro de la Vida.
  • La ley natural: Formulada por el pensamiento griego y romano, teológicamente hablando, es una verdad de fe, escrita y grabada en la mente del hombre, por ser la razón humana que busca las buenas obras; filosóficamente hablando, también existe. Esta existencia se deduce de la ley eterna, siendo la participación, de los seres racionales en esa ordenación.
  • Las leyes humanas: Incuestionables, parten de la razón que, basándose en los principios comunes y derivando de la ley natural, determinan normas particulares que dirijan, con rectitud, las acciones concretas.
  • La ley divina: Consiste en la verdad de fe que, por medio de la revelación, se manifiesta en los libros de la Sagrada Escritura y demás documentos del magisterio y la tradición eclesiástica.

Por otro lado, define a la justicia como la perpetua y constante voluntad de dar a cada uno lo suyo (para que un acto sea virtuoso, debe ser voluntario, estable y firme, considerando lo suyo como a lo que se le debe a otro según igualdad de proporción). Siempre se refiere a otro (igualdad que implica una diversidad de individuos capaces de obrar), es una virtud general (hace bueno al acto y al hombre mismo y ordena los actos de las demás virtudes) pero también especial (co objeto propio) y radica en la voluntad. Puede además, ser particular, ordenando inmediatamente los bienes particulares del hombre, y abarcando las acciones y cosas exteriores. Sus actos no son las pasiones y su medio, al ser su materia los actos exteriores, es real, exterior a la persona.

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