15 Sep

Góngora

Luis de Góngora cultivó tanto la poesía popular (romances) como la culta (canciones, sonetos). Destacan tres grandes poemas: Las Soledades, La Fábula de Polifemo y Galatea y el Panegírico al Duque de Lerma. Su estilo se basa en la concentración de procedimientos estilísticos. Pese a las acusaciones de oscuridad, sus formas se extendieron y construyeron el culteranismo.

La Fábula de Polifemo y Galatea

Es un poema mitológico formado por 63 octavas reales. Sorprendió a sus contemporáneos por sus numerosas novedades, como las alusiones mitológicas y el lenguaje enrevesado.

Las Soledades

Formadas por dos poemas, aunque el segundo está inacabado. La obra revela la existencia de un proyecto narrativo parecido a la novela de aventuras:

  • Soledad Primera: Un náufrago llega a la playa de un acantilado. Por la noche consigue llegar a lo alto y, finalmente, al atravesar un bosque, llega a las chozas de unos cabreros.
  • Soledad Segunda: El peregrino conoce a unos pescadores; luego, el poema se interrumpe al aparecer unos cazadores.

Romances y Letrillas

Góngora era admirado por su poesía octosilábica. Compuso romances, donde mostró temas serios y burlescos, y letrillas. Romances famosos fueron Hermana Marica y, entre las letrillas, destaca Ándeme yo caliente.

Lazarillo de Tormes

Es un libro breve, publicado en 1554, con el que empieza la novela moderna. Presenta un tono realista en el que el carácter del protagonista es producto del mundo que lo rodea. La obra está escrita como una carta de respuesta a un desconocido al que se dirige como Vuestra Merced.

Narra la niñez de Lázaro de Tormes y se prolonga hasta que el protagonista quiere aclarar su situación, complicada por los rumores que dicen que su mujer está con otro hombre. El «yo» de la obra se refiere a Lázaro y no al autor, que es anónimo. Es Lázaro quien describe su vida con un estilo grosero o humilde. Al final, sabremos que su oficio es el de pregonero de Toledo.

Lázaro es un marginado que vive solo en la sociedad. La novela está dividida en siete capítulos y un prólogo que se entiende al finalizar la lectura. Aparece el tema del hambre como hilo conductor de los tres tratados. El éxito de esta obra se consolidó en 1599, cuando se publicó Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán.

Quevedo

Francisco de Quevedo nació en Madrid en 1580. Participó en intrigas políticas que lo llevaron a la cárcel. Murió en 1645 en Villanueva de los Infantes. Es un autor destacado tanto en la narrativa como en la poesía. Tiene un dominio del lenguaje excepcional que le permite crear asociaciones verbales y transmitir una imagen grotesca de la realidad.

Cultivó poemas metafísicos, morales, religiosos, amorosos, satíricos y de circunstancias:

  • Metafísicos: Medita sobre la existencia humana. Los temas son la aceptación de la muerte, la brevedad de la vida, etc. La forma más utilizada es el soneto.
  • Morales: La mayoría son sonetos. Reflexiona sobre las virtudes, el poder, etc.
  • Religiosos: Muestra pasajes o personajes del Antiguo y Nuevo Testamento.
  • De circunstancias: Destacan los funerarios dedicados a personajes del pasado y presente. También son interesantes las silvas.
  • Amorosos: Es importante un ciclo dedicado a una dama llamada Lisi. Intentó renovar la lírica amorosa renacentista con hipérboles y elementos del amor cortés.
  • Satíricos: Muestra sus experimentos verbales y critica los defectos de la sociedad.

El Buscón

Publicada hacia 1605, es una novela picaresca que relata la historia de Pablos, hijo de un barbero ladrón y una bruja. Pablos entra al servicio de don Alonso, quien tiene una relación con Cabra, que le hará sufrir hambre. Después de la muerte de su madre, se cambia el nombre e intenta ser caballero. Se embarca hacia las Indias para cambiar su fortuna, pero no lo conseguirá.

La intención de Quevedo era crear un personaje verosímil con voz propia que dé una visión del mundo desde sus experiencias.

La Poesía del Barroco

En la poesía barroca, todo podía ser material poético: un motivo histórico, un personaje mitológico, el amor, etc. Es una poesía de contrastes porque en ella aparece un mundo difícil y engañoso desde una perspectiva burlesca. En la métrica, lo más destacable es el soneto y el romance.

Culteranismo

Creado por Góngora, el culteranismo se basa en el embellecimiento de la realidad mediante metáforas, hipérbaton, cultismos y alusiones a la mitología clásica.

Conceptismo

En el conceptismo, lo más importante son los juegos de palabras, las paronomasias y las dilogías. Quevedo es su escritor más representativo.

La Prosa Didáctica

El género del diálogo tuvo gran aceptación a lo largo del siglo XVI y fue imprescindible para el desarrollo de la novela. En España, los diálogos renacentistas más apreciados pertenecen a Juan de Valdés (Diálogo de la Lengua) y Alfonso de Valdés (Diálogo de Mercurio y Carón).

La didáctica y los métodos de enseñanza exigían a todo tipo de prosa un carácter literario que pudiera alcanzar altísimos niveles estéticos. Destacan la prosa de numerosos autores de ascética y mística como Santa Teresa de Jesús.

Santa Teresa de Jesús

Teresa de Cepeda, Santa Teresa de Jesús (Ávila, 1515 – Alba de Tormes, 1582), fue una mujer excepcional. Fundó numerosos conventos y reformó el Carmelo. Era descendiente de cristianos nuevos. Escribió con una prosa magnífica, culta y popular su autobiografía (Libro de la Vida), sus experiencias místicas (El Castillo Interior o Las Moradas) y la historia de sus trabajos para fundar conventos (Las Fundaciones).

La Prosa de Ficción

La prosa de ficción del siglo XVI comprende la novela pastoril, la morisca y la bizantina. Junto a estas, destaca una novela singular: El Lazarillo de Tormes, germen de la novela picaresca.

La Novela Pastoril

Hacia 1559 se publicaron Los Siete Libros de la Diana, de Jorge de Montemayor, autor portugués que escribía en castellano. Esta obra inauguró el género de los llamados «libros de pastores».

El marco narrativo de la Diana está constituido por los amores del protagonista, Sireno, y Diana, una pastora que, en ausencia de él, contrae matrimonio con otro pastor.

En la obra de Montemayor se da el que sería el rasgo más destacado de la novela pastoril: la idealización de la naturaleza y del amor, que se expresa por medio de un lenguaje reposado y melancólico. La obra tuvo numerosos continuadores: La Diana Enamorada, de Gil Polo, y La Galatea, de Cervantes.

La Novela Morisca

Cuando en Granada estaba a punto de estallar la rebelión, la literatura idealizó la figura del moro y la confraternización entre la cultura musulmana y la cristiana. El texto que difundió esta moda fue El Abencerraje, obra anónima también conocida como Historia de Abindarráez y la hermosa Jarifa.

La Novela Bizantina

El argumento adopta la forma de una peregrinación, donde las aventuras se entremezclan con la acción amorosa. Los enamorados protagonistas se encuentran y se separan con frecuencia a lo largo de la narración; al final, contraen matrimonio. El primer cultivador español de este género fue Alonso Núñez de Reinoso, autor de la Historia de los Amores de Clareo y Florisea. Las dos novelas bizantinas más importantes del siglo XVII son: El Peregrino en su Patria, de Lope de Vega, y Los Trabajos de Persiles y Sigismunda, de Cervantes.

Los Géneros Novelescos Durante el Siglo XVI

La novela bizantina fue muy apreciada; en cambio, la novela de caballerías y la pastoril desaparecieron. La novela picaresca se consolidó con Guzmán de Alfarache, de Mateo Alemán.

Dentro de la prosa de ficción se desarrolla un género novelístico, la sátira menipea, que alcanza con Quevedo todo su esplendor. La novela corta es muy apreciada y cultivada por autores como Cervantes y María de Zayas. La obra maestra de esta época es El Quijote, de Cervantes.

Mateo Alemán

Mateo Alemán (1547-1616) publicó en 1599 la primera parte de Guzmán de Alfarache. Del Lazarillo tomó la fórmula autobiográfica que parte de la experiencia vital del protagonista, marginado en una sociedad dura.

Presenta su relato como una confesión cuyo objeto es ofrecer a los lectores un ejemplo de todo lo que han de evitar. Otra obra importante de la novela picaresca es El Buscón, de Francisco de Quevedo.

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