28 Oct

La Épica: Orígenes y Virgilio

Orígenes

La palabra «épica» procede del término griego «epos», que hace referencia a la narración de las hazañas de héroes legendarios o históricos que encarnan los valores y las virtudes de un pueblo y reflejan su pensamiento y costumbres. En Roma, las primeras obras pertenecientes a este género literario datan del siglo III a.C. Su origen y desarrollo viene determinado por elementos propiamente latinos y por la influencia griega.

Los elementos latinos presentes en los orígenes de la épica fueron las manifestaciones preliterarias de carácter oral que presidían los acontecimientos más importantes de la vida social, las inscripciones epigráficas y los sucesos recogidos por los analistas.

La épica arcaica

El primer poema épico que aparece en la literatura latina es la Odussia, de Livio Andrónico. Fue posiblemente un griego hecho prisionero en la toma de Tarento. Se dedicó a la enseñanza y es casi seguro que esa labor docente le llevó a crear una versión de la Odisea escrita en versos saturnios. Nos quedan de esta traducción unos cincuenta versos. Por ellos puede verse que es una traducción fiel a la original, pero con un gran afán de romanidad.

Le sigue Nevio, que fue el primer poeta que escribió una auténtica epopeya nacional: Bellum punicum. Narra en versos saturnios parte de los acontecimientos de la primera Guerra Púnica, en la que él mismo había participado.

Virgilio

Desde Ennio hasta Virgilio transcurre un largo período de siglo y medio en el que no aparece ningún poeta épico digno de ser tenido en cuenta. Con Virgilio la épica latina alcanzará su más alta cumbre.

Virgilio nace en el Norte de Italia, el año 70 a.C., en el seno de una familia de clase media. Recibe una amplia y cuidada educación que le lleva a Cremona, Milán, Nápoles y Roma. En esta ciudad, rodeado de los más jóvenes autores del momento compone sus Bucólicas y logra entrar en el círculo literario de Mecenas y de Augusto. A su abrigo escribe sus Geórgicas y después su Eneida. Muere en Brindis en el año 19 a.C., a su vuelta de un viaje a Grecia y Troya, para visitar los lugares cantados en su poema. No terminó la Eneida a su gusto y ordenó que la quemaran, pero sus amigos no le hicieron caso y la publicaron tal como él la dejó, con algunos versos incompletos.

La Eneida es «la gran epopeya nacional romana». Consta de doce libros y de cerca de diez mil hexámetros. Virgilio, siguiendo las huellas de Homero, imita en los seis primeros libros la Odisea y en los seis últimos la Ilíada. Y así, la primera mitad de la Eneida narra los «viajes» de Eneas, sus avatares y sus peripecias desde que sale de Troya, destruida e incendiada por los griegos, hasta que llega a tierras de Italia. Y la segunda mitad del poema, a imitación de la Ilíada, canta las «guerras» que vive Eneas en suelo itálico.

Parece que Virgilio, a instancias de Mecenas y de Augusto, pensó primero en la posibilidad de componer un poema épico cantando las gestas de Augusto; pero se decidió la «exaltación de Roma» en sus orígenes mitológicos, aunque eso sí, inserta en la Eneida la glorificación de Augusto, de su familia y de otros personajes y familias ilustres.

Poesía lírica: Generalidades, Catulo y Horacio

La poesía lírica nace en Roma bastante tarde, cuando ya estaban consolidados hacía tiempo el teatro y la poesía épica. Comprende composiciones poéticas que, en sus orígenes griegos, eran cantadas con la lira y que tienen dos características principales: su carácter subjetivo, ya que el poeta expresa en ellas sus sentimientos, generalmente amorosos, y la utilización de gran número de metros variados.

En Roma, la lírica se desarrolló durante la época de la República; en esa época nacen los primeros poetas líricos: el círculo de Quinto Lutacio Cátulo, de los que no conservamos apenas escritos, pero sabemos que su temática era principalmente erótica y que usaban gran variedad de metros.

Catulo

Nació en Verona y allí pasó su infancia y adolescencia. Se trasladó en su juventud a Roma donde convivió con algunos de los hombres más importantes de la política y de las letras de la época. Y allí su relación con Lesbia, seudónimo probable de Clodia, inspira la mayor parte de su obra poética, la cual comprende 116 poesías que podemos dividir en 3 bloques diferentes.

  • Del 1 al 60 se conocen como nugae. Son poemas compuestos en metros variados, que tratan temas diversos de la vida cotidiana, aunque hay poemas con profundo sentimiento.
  • Un poeta alejandrino, cuya pieza más representativa es el Epitalamio de Tetis y Peleo; se trata de un poema erudito, sobrecargado, pero que expresa los sentimientos, a veces con intensidad dramática, y contiene cuadros pintorescos y graciosos.
  • Un poeta satírico; Catulo focaliza su indignación en sus enemistades personales. Compone poemas cortos e hirientes, pero también nos pinta la sociedad mundana de su época, de manera viva y divertida.
  • Un poeta lírico en el sentido moderno de la palabra.

Horacio

Nació en Venusa, al sur de Italia. Su padre, liberto, se preocupó mucho por su educación y lo envió a Roma y más tarde a Atenas. Después regresa a Roma y gracias a Virgilio entra en el círculo de Mecenas.

La obra de Horacio comprende libros de tintes líricos, pero dentro del género propiamente dicho encontramos Odas y Epodos.

Epodos: en estas composiciones Horacio trata de imitar a los grandes poetas líricos griegos. Siguiendo a Arquíloco, escribe 17 piezas, aunque en ellas es menos duro y más variado que el autor griego. Cabe destacar el epodo II, el famoso «Beatus ille», el elogio al campo que siglos después será imitado por Fray Luis de León.

Las Odas: son la obra más importante de la lírica latina. Compuesta por 4 libros con 104 composiciones en total. En la primera oda del primer libro, dedicada a Mecenas, Horacio habla de su vocación por la poesía y de su deseo de que se le cuente entre los mejores.

Respecto a los temas y motivos de las Odas, estos son muy variados: van desde la efusión del sentimiento personal hasta escenas de la vida diaria y manifestaciones de patriotismo, como declaraciones, reproches, consejos o invitaciones a diversas mujeres.

En lo que se refiere a su postura ante la vida, hay sobre todo en el libro II poemas que recogen sus ideas: aprovechar el momento, aceptar el paso del tiempo y lo seguro de la muerte, huir del lujo, vivir tranquilamente… Se trata de una postura estoica y epicúrea.

Poesía elegíaca: Generalidades y Ovidio

Al igual que la poesía lírica, la elegíaca del tiempo de Augusto tiene como marco la vida privada de los romanos. Sigue siendo una poesía culta, refinada, erudita y exquisita, recitada en el marco de un pequeño grupo de intelectuales que expresan sus sentimientos. El tema del amor y sus consecuencias será el móvil central de estos poemas.

La poesía elegíaca, llamada así por estar escrita en verso elegíaco, tiene su antecedente en la poesía lírica griega, como Solón o Teognis.

Ovidio

Publio Ovidio Nasón nació en Sulmona, en Italia Central, en el seno de una familia acomodada de rango ecuestre, a la que no le gustaba la afición de su hijo hacia la poesía.

Siendo muy joven fue enviado a Roma para estudiar y complementó su educación en Atenas, en Asia Menor y en Sicilia. A su regreso a Roma, se introdujo en ambientes intelectuales, pero fuera del círculo de Mecenas. Desempeñó diversos cargos públicos, pero finalmente rechazó la política para dedicarse plenamente a la poesía. Tenía una gran facilidad para componer y alcanzó un inmenso éxito.

Obra

Exceptuando sus Metamorfosis, toda la obra poética de Ovidio podríamos considerarla elegíaca, dado que utiliza el dístico elegíaco.

En su obra elegíaca destaca Amores, escrita en su juventud. Se trata de una colección de poemas en tres libros, en la que el poeta canta a Corina, su amada imaginaria.

Su epistolografía de carácter elegíaco está formada por:

  • Heroidas, compuesta por quince epístolas poéticas. Son cartas dirigidas por heroínas legendarias a sus amados: Penélope a Ulises, Fedra a Hipólito, Dido a Eneas, etc.
  • Tristia es una recopilación de cartas, distribuidas en doce libros. Por deseo del poeta no aparecen los nombres de los destinatarios de las cartas.
  • Epistulae ex Ponto son cuatro libros de cartas poéticas dirigidas a su mujer y a sus amigos, para pedirles que intercedan por él ante Augusto. Como en la obra anterior, la mayoría de las cartas está presidida por el tono de lamentación y queja.

Entre su producción poética también se incluyen obras con algún rasgo elegíaco, pero con un carácter más didáctico.

  • De medicamine faciei feminae. Da consejos a las mujeres sobre maquillajes y productos de belleza. Ars amatoria es una obra de didáctica erótica en tres libros, con la que el poeta se presenta a sí mismo como un peritus amoris. Este género tenía precedentes griegos, y otros elegíacos latinos, como Tibulo y Propercio, habían introducido normas de comportamiento para los amantes en sus poesías.
  • Remedia Amoris es una obra con la que Ovidio pretendía atenuar el efecto que la obra anterior había causado en medios conservadores y oficiales de la sociedad romana, ofreciendo una parodia de poema didáctico, en el que enseñaba a no amar.

Valoración

Su obra refleja el fin de la edad dorada de la literatura latina. Sus contemporáneos y la posteridad han tratado a Ovidio muy benignamente. Su poesía llegó a la calle, como testimonian las paredes de Pompeya. En la Edad Media fue tal su influjo, que se ha llegado a hablar de aetas ovidiana para los siglos XII-XIII.

La Oratoria: Generalidades y Cicerón

La oratoria o ars dicendi es el arte de «hablar en público». Es un género en prosa que comprende tanto los discursos propiamente dichos como la retórica, la técnica o conjunto de normas en las que se basa la elaboración de los discursos.

La oratoria romana se desarrollaba en el foro, donde se pronunciaban discursos (orationes) de tipo político, judicial, fúnebre, académico, etc. El dominio de la oratoria era la elocuencia, una habilidad indispensable para los abogados y para los que querían hacer carrera política.

El nacimiento y desarrollo de la oratoria están en íntima relación con el sistema político romano republicano, basado en las libertades y en la participación de los ciudadanos en la «cosa pública». La clase dirigente romana utilizó la oratoria como valioso instrumento para influir políticamente en la opinión pública y ejercer el poder. Pero con la llegada del Imperio desapareció el sistema de libertades y la oratoria perdió su importancia política, transformándose en una actividad que se ejercía solo en las escuelas. Destacaron en la oratoria: Catón, los hermanos Gracos, Marco Antonio o Cicerón en época de republicana, o Séneca, Quintiliano, Tácito o San Agustín en época imperial.

La retórica, por su parte, es el arte que enseña a hablar de forma persuasiva. La retórica escolar clasificó los discursos en tres géneros:

a) Discurso judicial: sus principales funciones eran las de acusación y defensa. Era utilizado por los abogados ante el tribunal.

b) Discurso deliberativo: sus funciones eran las de consejo o disuasión; era el utilizado por los representantes de partidos políticos ante la asamblea del pueblo.

c) Discurso epidíctico: sus funciones eran las de alabanza o reproche. Era el utilizado por los oradores para homenajear o vituperar a alguien.

Tras esta preparación, comenzaría la elaboración del discurso en cinco fases:

a) Inventio: consiste en la búsqueda de todos los datos adecuados al tema tratado en el discurso y a sus circunstancias.

b) Dispositio: es la ordenación de todos los datos.

  • Exordium o comienzo.
  • Narratio: exposición de los hechos.
  • Argumentatio: acumulación de pruebas a favor y refutación de los argumentos de la parte contraria.
  • Peroratio o final del discurso.

c) Elocutio: consiste en la redacción correcta del discurso.

d) Memoria: consistía en aprender de memoria el discurso.

e) Actio: ensayar la exposición del discurso.

Tres eran las escuelas de retórica en Grecia y fueron adaptadas en Roma:

a. Escuela aticista: cultivaba el genus humile.

b. Escuela asiática: cultivaba los otros géneros (el genus medium y el genus sublime).

c. Escuela rodia: era la síntesis de las otras dos.

Cicerón (106 – 43 A.C.)

Es el autor más representativo del género; de él conservamos tratados y discursos. Fue un homo novus. Estudió gramática y retórica en Roma. Fue precisamente su actividad como orador la que le permitió recorrer una carrera política brillante. Su obra oratoria (los discursos) puede dividirse en dos grandes grupos: los discursos judiciales y los discursos políticos.

Su primera intervención en la vida política fue un discurso judicial, Pro Sexto Roscio Amerino; en el año 66 a.C. pronuncia su primer discurso político, Pro lege Manilia; las intervenciones llenas de éxito en sus discursos judiciales aceleran su carrera política y en el año 63 a.C. es nombrado cónsul.

Durante el desempeño de este cargo fue descubierta la conjuración de Catilina. Cicerón pronuncia sus famosos discursos In L. Catilinam («Contra Lucio Catilina» o «Catilinarias»). Tres años más tarde es acusado de actuación ilegal en la condena a muerte de los conjurados y es desterrado.

Retirado de la vida pública, escribe tratados de retórica, como Orator (El orador) y De oratore (Sobre el orador), y de filosofía.

Al ser asesinado César y pretender Antonio ocupar su puesto, Cicerón se opone pronunciando catorce discursos, las Philippicae (Filípicas).

Como escritor, sus discursos y tratados tienen innegable valor literario. Sirvieron de principal modelo en las escuelas de retórica que proliferaron en el siglo siguiente y han formado a humanistas de todas las épocas.

El Epigrama: Marcial – La Fábula: Fedro

El epigrama tuvo su origen en Grecia, de donde pasó a Roma.

El epigrama: Marcial

  • En sus comienzos fue una breve inscripción que, grabada sobre la piedra del sepulcro, proclamaba las hazañas o el recuerdo de alguna persona.
  • Luego, tanto en Grecia como en Roma, se usa el término epigrama para designar una composición poética corta, conceptuosa y de tema amoroso, escrita en dísticos elegíacos. Esta etapa está representada por los epigramas eróticos del círculo de Lutacio Catulo y por bastantes composiciones de Catulo.
  • En una última etapa el epigrama sustituye su contenido amoroso por la crítica social, con lo que viene a converger con la sátira. Es el epigrama satírico, cuyo representante más excelso es Marcial.

Las características del epigrama satírico son, además de su concisión, su tono, casi siempre festivo, y su agudeza, acentuada al final, a modo de aguijón, que lo hacen apto para el ataque personal y la denuncia social.

Marco Valerio Marcial nació en Bilbilis, cerca de la actual Calatayud, hacia el año 40 d.C. Con algo más de 20 años marchó a Roma. Allí pasó más de 30 años sin conseguir hacer fortuna, viviendo, como «cliente» de las adulaciones a sus poderosos «patronos», incluido Domiciano. Tras la muerte de éste, vuelve a su patria y a su pueblo, donde pronto echa de menos aquella vida de Roma.

En los epigramas de Marcial se contiene toda la vida de Roma del último cuarto del siglo I: los espectáculos y sus protagonistas; el abanico entero de las clases sociales y sus modos de vida; la topografía urbana con sus calles, plazas, foros, mercados; las costumbres y los vicios incontables de aquella sociedad…

Hay que desechar, por otro lado, la idea de que los epigramas de Marcial son todos «satíricos», y mucho menos «obscenos», que sí existen, pero en reducida proporción.

Marcial es también el poeta que canta la paz y las alegrías de la vida en el campo y el que alberga delicados sentimientos de amistad.

El propio poeta dice modestamente de sus epigramas que «los hay buenos, algunos medianos y abundan los malos».

La fábula: Fedro

Adriano cuando este género alcance su máximo desarrollo con Fedro.

Suele definirse como una «composición literaria, generalmente en verso, en la que por medio de una ficción alegórica y de personificaciones de seres irracionales, inanimados o abstractos, se da una enseñanza útil o moral».

Su origen remoto es probablemente oriental. En las literaturas occidentales surge por primera vez en Grecia, donde ya en Hesíodo se encuentra la fábula de «el azor y el ruiseñor». Pero al que se atribuye la paternidad de la fábula como género literario es a Esopo.

Fedro

Se tienen pocos datos sobre la vida de este liberto de Augusto, que vivió tal vez hasta el reinado de Nerón. Su obra, Fabulae Aesopiae, compuesta por 123 fábulas, se publicó en cinco libros bajo Tiberio, Calígula y Claudio.

El lenguaje y estilo son sencillos y naturales cuando no trata de moralizar y, además, ocasionalmente, parodia el genus sublime. Escogió la versificación el senario yámbico.

Con todo, como él mismo aclara en el prólogo y en el epílogo, no le fue bien. Su fama comenzó en época tardía desde donde se abrió camino hasta llegar a la fábula literaria moderna. Empezaron a ser imitadas en prosa y en verso, y se usaron como texto escolar.

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