22 May
1. CLIMA OCEÁNICO O ATLÁNTICO
El clima oceánico o atlántico afecta al norte peninsular, desde Galicia y el litoral cantábrico hasta Navarra y algunas áreas del Prepirineo, donde aún se recibe la influencia marítima. También alcanza a algunas áreas de la vertiente meridional de la cordillera Cantábrica. En función de su mayor o menor proximidad al mar, se distinguen dos variedades: el clima oceánico puro y el de transición.
CLIMA OCEÁNICO PURO O MARÍTIMO
El régimen térmico del clima oceánico puro se caracteriza por una temperatura media anual suave (entre 11 y 15 °C). Los veranos son frescos y cortos, mientras que los inviernos son templados y suaves, por lo que la amplitud térmica anual es reducida, en torno a 10 o 12 °C. Por ello, son infrecuentes las heladas. Esto se debe al efecto termorregulador del mar, junto con la llegada de masas de aire oceánicas que aportan humedad y abundante nubosidad, lo que reduce las horas de insolación.
Su régimen pluviométrico se caracteriza por la abundancia de precipitaciones, que superan con frecuencia los 1000 mm anuales y se reparten a lo largo del año, aunque con un mínimo en verano. Esta abundancia y regularidad de las lluvias aumenta hacia el este, desde Galicia al País Vasco. Salvo alguna excepción, no se registran meses áridos según el índice de Gaussen. Esto es consecuencia de diversos factores, entre los que destacan la frecuencia de paso de las borrascas asociadas al frente polar y las precipitaciones orográficas debido a la proximidad de los relieves montañosos del Macizo Galaico y de la Cordillera Cantábrica a la costa. El tiempo anticiclónico es más frecuente en verano, por lo que se registra un mínimo pluviométrico en esos meses.
CLIMA OCEÁNICO DE TRANSICIÓN O INTERIOR
Esta variedad del clima oceánico se extiende por zonas interiores de las regiones del norte, incluso en la vertiente meridional de las cordilleras cantábrica y pirenaica. Por ese motivo la influencia del mar se reduce y se perciben algunos rasgos de continentalidad, con mayor amplitud térmica (de 12 a 15 °C) debido a que los inviernos son más fríos (incluyendo heladas) y los veranos más cálidos. En cuanto a las precipitaciones, se reducen hasta 700 u 800 mm anuales por situarse muchas veces en la vertiente de sotavento y tener un mínimo estival más acusado, incluido algún mes seco según el índice de Gaussen.
CLIMA MEDITERRÁNEO
El dominio climático mediterráneo se extiende por la mayor parte de la Península Ibérica, excepto el dominio atlántico y las áreas de alta montaña. También afecta a Baleares, Ceuta y Melilla. En general, es un clima templado con precipitaciones escasas e irregulares, aunque existen notables diferencias entre sus principales variedades: marítimo, de interior y árido.
CLIMA MEDITERRÁNEO MARÍTIMO O TÍPICO
Afecta al litoral mediterráneo, con excepción del sureste peninsular, así como al Golfo de Cádiz y la parte más occidental de los valles del Guadalquivir y el Guadiana, cuyos territorios están más abiertos a la influencia atlántica. Su régimen térmico se caracteriza por inviernos suaves y veranos con altas temperaturas. Por eso, la media anual no suele bajar de 15 °C y la amplitud térmica oscila entre 13 y 15 °C, más altas que en el dominio atlántico. Sin embargo, existen notables diferencias debido a la latitud, alcanzando su máximo en el sur (Andalucía). En cuanto al régimen pluviométrico, se caracteriza por la escasez e irregularidad de las precipitaciones (varían en torno a una media de 500 mm anuales), con una profunda aridez estival y máximos equinocciales, siendo frecuentes las tormentas torrenciales en otoño. El factor fundamental es el dominio del anticiclón de las Azores en el largo verano mediterráneo, que alterna el resto del año con algunas entradas de borrascas, que afectan menos cuanto más al sureste peninsular por las barreras orográficas que deben salvar. No obstante, también hay grandes diferencias, ya que el total anual de lluvias desciende desde Gerona hacia el sur y desde Huelva hacia el este.
a) En la costa catalana y Menorca, las temperaturas son las más bajas de este dominio climático debido a su latitud, con un verano más corto y menos cálido. En cambio, las precipitaciones son más elevadas (por encima de 600 mm) y la aridez estival se reduce a uno o dos meses.
b) En la costa levantina y Baleares (excepto Menorca) los inviernos son muy suaves y cortos (no baja de 10 °C), con veranos calurosos, largos y secos (por encima de 25 °C). Las precipitaciones oscilan entre 500 y 300 mm, descendiendo hacia el sur, donde se contacta con el dominio árido.
c) En Andalucía se alcanza el máximo térmico de este clima, con medias en torno a 18 °C, veranos largos y calurosos e inviernos templados. Esto se debe a la latitud y al efecto barrera de los relieves montañosos, que protege de la entrada de masas de aire más frías. En cambio, el Golfo de Cádiz se abre a la entrada de masas de aire oceánicas, por lo que aumentan las precipitaciones en invierno.
CLIMA MEDITERRÁNEO DE INTERIOR O CONTINENTALIZADO
El clima mediterráneo se extiende por el interior peninsular, excepto en las áreas de alta montaña y alguna zona del valle del Ebro y de Zamora, donde se registran valores propios del clima árido. El régimen térmico presenta una elevada amplitud térmica diario y anual, con los inviernos más fríos y los veranos más cálidos que en la costa a igual latitud. Esto se debe al carácter cerrado y macizo de la península Ibérica, con una disposición periférica de los relieves que aísla el interior del efecto termorregulador del mar. En cambio, el régimen pluviométrico es similar al del clima mediterráneo marítimo, con precipitaciones escasas e irregulares entre 300 y 600 mm anuales, mayor en las zonas próximas a áreas montañosas. La aridez estival es muy grande, aumentando hacia el sur y el este, y los máximos son equinocciales.
En la Submeseta Norte los inviernos son muy largos y fríos, con frecuentes heladas, debido a la elevada altitud y su aislamiento de la influencia marítima por las montañas que la rodean. Los veranos son calurosos, pero más cortos y suaves que en otras zonas del interior peninsular. Algo similar ocurre en la depresión del Ebro, aunque los veranos son más calurosos y la aridez muy acusada.
En la Submeseta Sur destaca la gran amplitud térmica, debido a que el verano es muy largo y cálido, frente a un invierno frío. En cuanto a las precipitaciones, en general son escasas, pero aumentan hacia el oeste por la entrada de masas de aire atlánticas en otoño e invierno.
En la depresión del Guadalquivir los veranos también son muy largos y cálidos, pero los inviernos más suaves. En cuanto a las precipitaciones, aumentan por la influencia atlántica que penetra desde el golfo de Cádiz, sobre todo en otoño e invierno.
CLIMA MEDITERRÁNEO ÁRIDO
El clima del sureste peninsular (Murcia y Almería) es muy árido ya que su régimen pluviométrico es subdesértico, con un total anual menor de 300 mm de precipitación, sobre todo cuando más al sur. La mayoría de los meses del año son áridos según el índice de Gaussen, mientras que las lluvias son extremadamente irregulares y torrenciales. Esto se debe a que las masas de aire de procedencia atlántica no llegan por la posición de esta región a sotavento. En cuanto al régimen térmico, el clima del sureste se asemeja al resto del litoral mediterráneo, con veranos cálidos e inviernos templados. Esta variedad climática se encuentra también en algunas áreas del valle del Ebro, Zamora y La Mancha. Sin embargo, la temperatura media anual es menor y las amplitudes térmicas son mucho mayores por los fríos inviernos.
CLIMA CANARIO
El archipiélago canario tiene unas características diferentes al resto de España debido a su latitud y proximidad a las costas africanas, por lo que se puede calificar su clima como subtropical marítimo. El régimen térmico se caracteriza por unas temperaturas medias anuales en torno a 20 °C, con una reducida amplitud térmica debido a la influencia del mar por su insularidad. Por lo tanto, todo el año se mantienen elevadas las temperaturas. En cuanto al régimen pluviométrico, el clima canario se caracteriza por precipitaciones muy escasas e irregulares, por debajo de 300 mm anuales (e incluso de 150 mm en las islas orientales), en el límite subdesértico. Todo ello se debe a la influencia del anticiclón de las Azores la mayor parte del año, unida a la corriente marina fría y los vientos alisios procedentes del noreste, por lo que el clima es muy estable, pero más suave que el equivalente en el continente africano, cuyas masas de aire solo afectan a Canarias en algunos momentos.
Las islas orientales (Fuerteventura y Lanzarote) son más llanas y están más próximas al continente, por lo que su variedad climática es más cálida y extremadamente seca. En cambio, las más occidentales (El Hierro, La Palma y La Gomera) tienen mayor influencia marítima, con temperaturas más suaves y mayor humedad. Además, existen notables diferencias en función del relieve, tanto por la altitud como por la orientación de las vertientes. El gradiente térmico explica el descenso de las temperaturas en las islas de mayor relieve. La humedad y las precipitaciones aumentan en medianías y en las vertientes a barlovento de los alisios (mares de nubes, bosques de laurisilva). En cambio, el sur de las islas de mayor relieve es mucho más árido por su posición a sotavento de los alisios, con un notable efecto foehn.
CLIMA DE MONTAÑA
En el caso de España, más que hablar de un clima específico de montaña debemos referirnos a las modificaciones que la altitud introduce en el clima de la región donde se localiza dicha montaña. Esto se aprecia en las montañas de la mitad norte peninsular por encima de 1000 metros y en el sur por encima de 2000 metros (ej. Penibética). Lo mismo ocurre en las islas de mayor relieve de Canarias. En función de la altitud y de la orientación de la vertiente, las temperaturas descienden en virtud del gradiente térmico y de la radiación solar recibida en cada vertiente, muy escasa en la umbría. Las precipitaciones, la mayor parte en forma de nieve, son más abundantes que en el clima de la zona en la que se sitúa la montaña porque se suman las lluvias orográficas a la entrada de borrascas y frentes.
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