23 Oct
El avance de la “Reconquista” supuso en un primer momento la conquista militar de los territorios ganados a los musulmanes, pero a continuación era necesario repoblarlos, repartirlos y organizarlos, esto es, integrarlos política, social y económicamente dentro de las estructuras de los reinos cristianos. Durante la Edad Media hispana se aplicaron diversos sistemas de repoblación en función de varios factores: las circunstancias políticas Repoblación por presura.
Durante los siglos IX y X los reinos cristianos iniciaron un intenso proceso de expansión hacia el sur. El reino asturleonés en el valle del Duero, y Aragón y Navarra hasta el piedemonte del Pirineo. Los pobladores eran los habitantes del norte que descendían hacia las llanuras y grupos de mozárabes que emigraban desde Al-Ándalus. El sistema de ocupación recibíó el nombre de “presura” en León y “aprisio” en Aragón. Se trataba de espacios en su mayor parte vacíos o con poca población. Los repobladores tomaban posesión de estos lugares, organizaban el territorio disponible, construían sus casas e iglesias, y procedían a roturar y explotar las tierras. Las presuras podían ser dirigidas por el rey, nobles, clérigos o grupos de campesinos,
Repoblación concejil
Entre el Duero y el Tajo, y en el valle del Ebro, se extendíó en los siglos XI y XII una repoblación llamada concejil. Esto permitíó la aparición de grandes comunidades de villa y tierra, integradas por una ciudad que actuaba como capital y su territorio circundante, el “alfoz”, formado por numerosas aldeas y sus términos. En la ciudad, o villa principal, se instalaba un representante del rey y un grupo de caballeros para su defensa. Para atraer población cristiana a estas zonas, los reyes concedieron “fueros” y “cartas puebla” a los habitantes de estas ciudades– Repoblación de las Órdenes Militares
En las zonas reconquistadas en los siglos XII y XIII, entre el Tajo y el Guadiana, en la Mancha y Extremadura, la repoblación fue encomendada a las principales “órdenes militares”: Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa, etc. Se trataba de zonas extensas y de orientación ganadera. Las nuevas tierras fueron asignadas a las órdenes que habían participado en la conquista y fueron divididas en «encomiendas», gobernadas cada una de ellas por un “comendador” Repoblación mediante repartimientos.En el Siglo XIII, con la conquista del Valle del Guadalquivir y el litoral levantino se llevó a cabo una repoblación llamada de “repartimientos”. Eran territorios poblados desde antiguo por los musulmanes y con importantes ciudades. Después de la conquista de estas ciudades, con sus territorios circundantes, los oficiales reales hacían un inventario de los bienes y los distribuían entre quienes habían participado en la campaña militar
El dominio musulmán en la Península supuso importantes cambios en el terreno económico. En la agricultura se extendíó la práctica del regadío, con novedades como la red de acequias y la noria. Se difundieron cultivos como los cítricos, el arroz, el algodón o el azafrán. No obstante, los cultivos principales siguieron siendo los mismos que en la época romana: los cereales, la vid y el olivo. En la ganadería se extendíó el ganado ovino y equino. En la minería sobresalíó la extracción de plomo, cobre, cinabrio y oro. La producción de manufacturas se desarrolló de forma importante. Destacó la producción textil, la cerámica, las armas, el papel, el trabajo de las pieles y los metales preciosos. Estos productos, de gran calidad, se exportaban a los reinos cristianos del norte. El comercio se vio favorecido por la acuñación del “dinar” de oro y el “dírhem” de plata, y por la red viaria de origen romano. El comercio interior se efectuaba en el zoco de las ciudades, donde había bazares y alhóndigas, centros que servían para almacenar mercancías. La ciudad musulmana presentaba un plano irregular y caótico, con calles estrechas y tortuosas, organizadas en torno al zoco o mercado, los bazares y la mezquita. Al-Ándalus mantuvo un activo comercio exterior con todo el mundo islámico y con la Europa cristiana. Exportaba productos agrícolas, minerales y manufacturas, e importaba especias y productos de lujo de Oriente; pieles, metales, armas y esclavos de la Europa cristiana; y oro y esclavos negros procedentes de Sudán. La población de Al-Ándalus estaba integrada por grupos sociales muy diversos. Existía una primera división entre musulmanes y no musulmanes. Los primeros fueron en un principio los pueblos invasores, entre los que había grandes diferencias entre árabes y bereberes, causa de frecuentes revueltas y guerras civiles.
Una gran parte de la población hispanovisigoda se convirtió a la religión musulmana, fueron los “muladíes”, que acabaron igualados jurídicamente al resto de los habitantes. Los cristianos (mozárabes) y los judíos, que permanecieron fieles a sus creencias, pasaron a ser tributarios del Estado o “dimmíes”, sometidos. Eran libres y vivían en sus comunidades, contando con autoridades propias. Pagaban gravosos impuestos y protagonizaron algunas revueltas. Jurídicamente, la mayoría de la población de Al-Ándalus era libre. El grupo superior era la aristocracia (jassa), formada por los descendientes de los linajes árabes, y que ocupaba los altos cargos de la administración. En segundo lugar, había una capa de notables, hombres de leyes, comerciantes o propietarios de tierras, muchos de ellos descendientes de muladíes, se les conocía como “ayan”. Por debajo estaba la gran masa de la población (la umma), que incluía artesanos, pequeños comerciantes, y sobre todo campesinos. Por debajo estaban los esclavos, muchos de los cuales, al convertirse al islam, era manumitidos tomando la condición de maulas o libertos. Al-Ándalus mantuvo un constante contacto cultural con todo el mundo musulmán, lo que le permitíó intercambiar textos literarios, filosóficos y científicos de la cultura griega, persa e indiaLa arquitectura destacó por la construcción de mezquitas (mezquita de Córdoba) y grandes palacios (Alhambra de Granada y Alfajería de Zaragoza). La decoración de estos edificios se basaba en el arco de herradura, los azulejos, Pero, sin duda, la cultura andalusí destacó sobre todo en el terreno científico. Sobresalieron las matemáticas, la astronomía y la medicina.
Las monarquías hispánicas mantuvieron hasta finales del Siglo XII una estructura de la gestión política bastante simple. El rey fue siempre la pieza más importante del gobierno, pero en torno a él fue creándose un grupo de personas –familiares, magnates o amigos del monarca– que le ayudaba en las tareas de gobierno. Este conjunto de personas se denominó “corte” o “curia regia”. A partir de finales del Siglo XII surgieron nuevas instituciones, destacando especialmente entre ellas las Cortes. Las Cortes eran unas asambleas solemnes presididas por el rey. Sus orígenes deben buscarse en la antigua curia regia, cuyos antecedentes hay que buscarlos a su vez en la “curia regia” del reino visigodo y en los “Concilios de Toledo”. La aparición y difusión de las Cortes se produjo en los reinos hispánicos entre los siglos XII y XIII. En realidad, eran reuniones extraordinarias de la “curia regia”, en la que se integró el grupo o brazo de los burgueses, formado por representantes de las ciudades, miembros todos ellos de las oligarquías urbanas. Ante situaciones graves, el rey convocaba reuniones de Cortes para debatir los temas propuestos. Estas asambleas se convirtieron en una pieza fundamental en el gobierno de los reinos peninsulares. Sin embargo, eran poco representativas, pues su estructura era estamental: nobleza, clero y los procuradores nombrados entre las principales ciudades. El principal cometido de las cortes era discutir y votar las peticiones económicas que realizaba el rey, fundamentalmente la aprobación de recursos económicos para las campañas militares (subsidios). A cambio el rey se comprometía a tener en cuenta las peticiones de los diferentes estamentos. Por ello, le interesaba contar con la burguésía, ya que la nobleza estaba en parte exenta de pagar impuestos.
Las Cortes empezaron a tomar peso a raíz del crecimiento de las ciudades y del auge de una rica burguésía. Las primeras Cortes que se crearon en la Península fueron las del reino de León en 1188, en época de Alfonso IX y, pocos años más tarde, las del reino de Castilla Las Cortes castellanas mantuvieron siempre un carácter consultivo y de aprobación de los subsidios. Sus poderes eran en general bastante limitados. En la Corona de Aragón, cada reino tenía sus propias Cortes: Cataluña, Aragón y Valencia. A diferencia de Castilla, gozaban de cierta función legislativa y mayor influencia a la hora de votar los impuestos. A partir del Siglo XIV, en las épocas en las que no se reunían las Cortes, se creó en Cataluña y Valencia una delegación permanente de las Cortes: la “Generalitat”, cuya función era recaudar impuestos y vigilar por el cumplimento de las leyes.
El triunfo del bando nacional en 1939 en la Guerra Civil permitíó la dictadura del general Franco. El nuevo régimen perduró durante casi cuarenta años, hasta la muerte en 1975. modelo de estado fuertemente centralizado, con un orden social inspirado en la doctrina de la Iglesia y en el ideario falangista. El régimen se caracterizó por la concentración prácticamente absoluta del poder en la persona de Franco. Era el jefe del Estado, del gobierno, de los ejércitos, del Movimiento Nacional y del partido único. Al período que abarca de 1939 a 1950 se le denomina “la posguerra”, marcado por un fuerte autoritarismo político. Se caracterizó por el predominio de Falange en los órganos de gobierno El régimen franquista desmanteló la obra republicana y prohibíó los partidos políticos y sindicatos. Al carecer de una constitución, la organización política del Estado se basó en la promulgación de unas “leyes fundamentales”. Las principales fueron las siguientes: El “Fuero del trabajo” (1938), reguló las relaciones laborales. Se crearon los sindicatos verticales, de afiliación obligatoria para empresarios, técnicos y trabajadores. El “Fuero de los Españoles” (1945), recogía los deberes y derechos de los españoles, dentro de los principios del régimen y de acuerdo con la doctrina de la Iglesia. La “Ley del Referéndum Nacional” (1945), permitía someter a consulta popular los proyectos de ley elaborados por las Cortes y el gobierno. La “Ley de Sucesión” (1947), declaraba la nacíón constituida en reino. Se programaba una futura monarquía autoritaria, cuyo rey sería propuesto por Franco a las Cortes. En estos años el gobierno ejercíó una dura política de depuración, que supuso el encarcelamiento de miles de personas, Los funcionarios con un pasado vinculado a la II República o a las organizaciones de izquierda fueron expulsados
La oposición fue nula, limitada a la actividad guerrillera del “maquis”. Durante los años 50 se produce la consolidación del régimen. Significó también el declive del poder político de los falangistas y el comienzo de la actividad de los grupos católicos. La “Ley de Principios Fundamentales del Movimiento” (1958), eliminó los aspectos más fascistas del régimen. El “Movimiento nacional” asumíó el papel de partido único y ejercía el monopolio de la acción política. La participación de los españoles estaba regulada a través de “la familia, el municipio y el sindicato”. Este sistema fue definido como “democracia orgánica”. Los años 60 suponen una profunda transformación de la sociedad española. En el aspecto político, se produjo un cierto aperturismo, propiciado por la elección de ministros y políticos con ideas más moderadas, como los tecnócratas del Opus Dei Se aprobaron algunas medidas sociales como la “Ley de Seguridad Social” (1963). La “Ley de Prensa” (1966) redujo relativamente la censura. En 1969 Franco eligió a Juan Carlos de Borbón como su sucesor Los años 70 están marcados por la crisis general del franquismo. Dentro del régimen se produjo una división entre “aperturistas”: partidarios de una progresiva democratización, y “ultras” o “el búnker”: defensores de mantener la dictadura sin cambios. El 20 de Noviembre muere Franco y empieza la transición a la democracia
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