08 Ene

Pintura Barroca Española

José de Ribera

Principal representante del tenebrismo español. Sus principales obras son escenas de martirios, santos y ermitaños, como El Martirio de San Felipe; retratos populares en los que reproduce una realidad grotesca, como El Patizambo y La mujer barbuda; y temas mitológicos como Sileno Borracho. En su estilo se aprecia la influencia de Caravaggio por la técnica tenebrista y el realismo. También se observa una riqueza de color veneciana y una pincelada cada vez más suelta.

Francisco de Zurbarán

De la escuela sevillana, desarrolla una obra fundamentalmente religiosa en la que destacan sus series monásticas pintadas para la Cartuja de Jerez y para el Monasterio de Guadalupe de Cáceres. Reflejan la vida sencilla de los monjes, como en San Hugo en el refectorio de los cartujos. También realiza retratos de santos y bodegones. En su estilo se puede ver la importancia de la luz tenebrista y muy fuerte que acentúa los blancos y le da un valor escultórico a las formas. Esto ha llevado a considerarlo un precursor anticipado del cubismo. Su obra carece de teatralidad y sus personajes son sencillos. El concepto de espacio es simple y a veces carece de perspectiva.

Diego Velázquez

Nacido en Sevilla, se forma como pintor con Herrera el Viejo. Será el más grande de los pintores españoles y el principal representante del realismo barroco. Su obra se divide en dos etapas:

Etapa Sevillana

Es la del realismo fotográfico conseguido con pinceladas muy precisas. Dominan los tonos ocres y la luz tenebrista. Destacan temas costumbristas que retratan las calles sevillanas, como El aguador de Sevilla y La Vieja friendo huevos, y religiosos donde adelanta recursos técnicos como la inversión temática o la profundidad lumínica (Cristo en casa de Marta y La Adoración de los Reyes).

Etapa Madrileña

Se inicia cuando se muda a Madrid como pintor de Felipe IV. Sus contactos en Italia y con Rubens influyen en el cambio de estilo: técnica impresionista de pinceladas sueltas y la paleta cromática se aclara, imponiendo tonos plateados, grises, verdes y azules. El naturalismo alcanza un nivel máximo no solo por el realismo, sencillez y humanidad, sino también porque capta la perspectiva aérea y hace una gradación de la luz en diferentes planos; este recurso es la profundidad lumínica. Emplea la inversión temática al colocar en primer plano a los personajes secundarios. De esta etapa destacan:

  • Temas mitológicos: Son desmitificados y humanizados, como podemos ver en El Triunfo de Baco o Los Borrachos, en la que mezcla al dios con personajes vulgares. La Fragua de Vulcano, donde el dios es avisado por Apolo de la infidelidad de su esposa con el dios Marte. En Marte desmitifica al dios de la guerra representándolo como un hombre cansado. La Venus del espejo presenta un desnudo de inspiración veneciana.

    En Las Hilanderas se observa la perspectiva aérea, un buen trabajo de la luz que define planos lumínicos con lo que destaca la profundidad espacial; también hay equívocos manieristas o inversión temática. El afán naturalista le lleva a representar hasta el movimiento de la rueca desdibujando las formas y colores de atrás.

  • Los retratos: Representa con sobriedad y fidelidad a personas de todas las clases sociales. Uno de sus mejores retratos es el de Inocencio X. En la serie de retratos cortesanos utiliza un punto de vista bajo y posturas elegantes, como vemos en los de Felipe IV o en retratos ecuestres como los del Príncipe Baltasar Carlos y del Conde Duque de Olivares. Su obra más importante, Las Meninas, es un retrato de grupo que representa a la Infanta Margarita con sus damas de compañía y otros personajes. En primer plano, María Bárbola y Nicolás Pertusato que juega con el mastín; más atrás, Marcela Ulloa y otro personaje desconocido, todos mirando al pintor que está a la izquierda retratando a los reyes, cuya imagen se refleja en el espejo del fondo, donde aparece el aposentador abriendo la puerta. La composición se organiza con diagonales, estando la infanta en el centro del cuadro, donde la luz incide con mayor fuerza. Emplea la inversión temática al colocar en primer plano a los personajes secundarios, mientras los personajes principales, los reyes Felipe IV y Mariana de Austria, están fuera del cuadro. En este cuadro, Velázquez simboliza la sucesión dinástica y a la vez valora al artista-creador, autorretratándose junto a los reyes.

Otra serie son los retratos populares de bufones, criados y gente de la calle. Destacan los de Pablo de Valladolid, Calabacillas y El Niño de Vallecas. También tiene retratos históricos, como La rendición de Breda. Otras obras no incluidas en los apartados anteriores son Cristo Crucificado y sus paisajes de La Villa Médicis que adelantan el impresionismo.

Bartolomé Esteban Murillo

De la escuela andaluza. Trabajó en la iglesia de los Capuchinos de Cádiz, donde sufrió una caída que le provocó la muerte. Su obra es de predominio religioso enfocados en una visión más dulce. Sus obras se relacionan con las ideas contrarreformistas y la exaltación de los valores humanos. En Santa Isabel curando a los tiñosos destacan la caridad y las buenas obras. En sus Inmaculadas defiende el dogma mariano. En sus Vírgenes con Niño destaca la maternidad. Sus Sagradas Familias exaltan la familia. Los niños de la concha o Los niños comiendo uva y melón están dedicadas a la infancia. Su estilo tiene dos elementos fundamentales: la riqueza cromática y la luz que da un aire tenebrista, aunque con el tiempo se fue aclarando y haciéndose más cálida y dorada, tomado de Rubens y los venecianos. Sus gradaciones lumínicas y su pincelada suelta consiguen crear una perspectiva aérea y unos ambientes vaporosos. Sus personajes están cargados de dulzura y sentimentalismo.

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