16 Nov

Introducción

El agua es un recurso vital para la agricultura, pero su disponibilidad es cada vez más limitada y costosa. La competencia por el agua para consumo humano, industrial y minero, junto con las variaciones climáticas extremas, como inundaciones y sequías, plantean serios desafíos socioeconómicos y ambientales. Si bien el agua cubre el 71% de la superficie terrestre, solo el 1% es apto para consumo humano. En este contexto, el riego tecnificado se presenta como una solución crucial para optimizar el uso del agua en la agricultura.

Situación del Riego Tecnificado en el Perú

Según el IV Censo Nacional Agropecuario del 2012, Perú cuenta con una superficie total de 128’521,560 hectáreas, de las cuales 38’742,464 son aptas para la agricultura. El mismo censo revela que la superficie bajo riego tecnificado alcanza las 217,756 hectáreas (12.04% de la superficie agrícola bajo riego). Esta cifra muestra un crecimiento significativo desde 1994, cuando se reportaban 32,000 hectáreas bajo riego tecnificado. Sin embargo, aún se requiere un mayor desarrollo para satisfacer las demandas de producción y las condiciones climáticas del país.

Necesidades Hídricas de los Cultivos

El agua es esencial para las plantas, ya que constituye entre el 80% y el 90% de su estructura. Cumple funciones vitales como la absorción, disolución y transporte de nutrientes, además de participar en la transpiración y el movimiento de sustancias elaboradas por la planta.

El Agua de Riego

Es fundamental conocer la cantidad, calidad, acidez y salinidad del agua de riego. Una conductividad eléctrica (CE) inferior a 2,25 milimohos/cm se considera adecuada. También es importante determinar la procedencia y fuente de abastecimiento (embalses, pozos, etc.) para evaluar la presencia de sólidos en suspensión, especialmente en épocas de lluvia en la Sierra.

Conducción y Distribución del Agua

El riego por gravedad, que consiste en desviar el agua desde la fuente hacia las parcelas, es un método común. Sin embargo, su eficiencia es limitada (20-40%) debido a pérdidas por infiltración, percolación y evaporación durante la conducción. En zonas de mayor longitud, la velocidad del agua disminuye, lo que aumenta la infiltración.

Mantenimiento de los Canales o Acequias

La falta de mantenimiento de canales y acequias puede provocar desbordamientos. La presencia de troncos, piedras y otros obstáculos genera empozamientos, mientras que los conductos y entradas mal cerradas a las parcelas causan pérdidas considerables de agua.

Riego en Exceso

El riego excesivo puede ocasionar problemas sanitarios, tanto de origen patogénico (hongos como Fusarium, Phytophthora, Pythium y bacterias como Erwinia carotovora) como fisiológico (pudrición de raíces por asfixia). En los valles, el exceso de riego puede provocar inundaciones o salinización de las zonas bajas, además de la pérdida de nutrientes por lavado. El exceso de agua impide el desarrollo de las raíces y perjudica la respiración de la planta. Es importante recordar que la capacidad de almacenamiento de agua en el suelo es limitada, variando entre el 8% y el 12% en suelos de textura media y hasta un 30% en suelos altamente retentivos.

Eficiencia de Riego (EF %)

La eficiencia de riego se define como la relación entre la lámina de agua neta consumida por las plantas y la lámina de agua bruta que ingresa al predio. Factores como la distribución deficiente del agua (en riego por gravedad), los vientos fuertes (en riego por aspersión), el tipo de suelo y la pendiente del terreno pueden afectar negativamente la eficiencia. Los valores de eficiencia varían según el sistema de riego: 20-40% para riego por gravedad, 65-75% para aspersión, 80-85% para mini aspersión, 90% para micro aspersión y 90% para goteo.

Factores que Intervienen en las Necesidades Hídricas de los Cultivos

Las necesidades hídricas de los cultivos están determinadas por la propia planta y el entorno en el que se desarrolla, incluyendo el clima y el suelo.

Propiedades Físicas del Suelo

Peso Específico Aparente o Densidad Aparente (PEA)

El peso específico aparente es el peso seco del suelo por unidad de volumen, incluyendo el volumen de las partículas sólidas y los poros. Los valores típicos son: 1.6-1.7 para arena, 1.3-1.4 para franco, 1-1.2 para arcilla y 0.7-1 para suelo orgánico.

Peso Específico Real de las Partículas (PER)

El peso específico real es el peso seco de las partículas sólidas del suelo por unidad de volumen. La presencia de materia orgánica reduce este valor. Los valores típicos son: 1.47 para materia orgánica, 2.66 para arena y 2.75 para arcilla.

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