18 Dic

En la parte nororiental de la península y en la Septimania goda, los godos que habían huido al reino de los francos pidieron ayuda a estos. Así Carlomagno emprendíó una serie de campañas militares con la intención de establecer un territorio de distensión militar, más conocido como marca. La Marca Hispánica se constituyó a principios del siglo IX para evitar la penetración de los musulmanes en el territorio del Reino de los Francos. Así fue como los francos dividieron ese territorio en diversos condados, donde señores feudales de origen Franco o godo representaban al rey de los francos; teniendo, por tanto, un desarrollo algo diferente al que experimentaron los reinos cristianos ibéricos occidentales. Estos condados en pleno proceso de feudalización se emanciparían de facto del dominio Franco después de la crisis carolingia del siglo IX, al empezar a transmitirse hereditariamente los condados; si bien, hasta 988, los condes de Barcelona renovaron el pacto de vasallaje con los reyes francos.Los siglos VIII y IX significarían un creciente poderío musulmán en la península, a pesar de la oposición los núcleos cristianos del norte. A fines del siglo VIII, el omeyaAbderramán I, huido de Siria, hace de al-Ándalus, en lo político, un emirato independiente del Califato de Damasco.En el Siglo X, Abderramán III convierte al-Ándalus en califato independiente de Damasco, ya con autonomía religiosa y no sólo política, como hasta entonces. Es una época de pujanza cultural, gracias a las innovaciones en las ciencias, las artes y las letras; con una especial atención que dedicaron al desarrollo de las ciudades. Las ciudades más importantes fueron Valencia, Zaragoza, Toledo, Sevilla y Córdoba. Ésta, durante el Siglo X, con al-Hakam II, llegó a ser la mayor ciudad de Europa Occidental, contando con 500.000 habitantes y mayor centro cultural de la época. Sin embargo, la decadencia de los territorios musulmanes empezó en el Siglo XI, cuando comenzaron las pugnas entre las distintas familias reales musulmanas y el califato se desmembró en un mosaico de pequeños reinos, llamados de taifas.Mientras tanto, cerca de los Pirineos aparecieron otros dos reinos cristianos: Navarra y Aragón. Al avanzar la expansión cristiana por la península, el que hasta entonces había sido reino de Asturias, con su capital fijada en Oviedo desde el reinado de Alfonso II el Casto, se transformó en reino de León en 910 con García I al repartir Alfonso III el Magno sus territorios entre sus hijos. Años después, en 914, muerto el rey, sube al trono Ordoño II de León, que aglutina bajo su corona a los territorios de Galicia, Asturias y León, fijando definitivamente en esta ciudad su capital y confirmando su supremacía como reino de León.El avance de las conquistas hacia el sur y la aglutinación en torno a León de un territorio cada vez más amplio trae consigo el nacimiento de «subunidades» político-territoriales en su interior: es el caso del Castilla. Este será adquirido por el rey navarro Sancho III el Mayor, que lo dejará a su muerte en herencia a su hijo Fernando. Casado este con la hermana del rey leónés, formará una coalición navarro-castellana que, tras una guerra y la muerte del rey de León en la batalla de Tamarón le permitíó acceder al trono de éste. Sin embargo, a su muerte los territorios vuelven a ser repartidos entre sus hijos: son el reino de León, el reino de Galicia, Castilla, que también adquiere el rango regio y la ciudad de Zamora. A lo largo de los siglos siguientes, estos territorios pasarán a manos del mismo o de distintos monarcas en sucesivas ocasiones, conformando la Corona de Castilla, con unas únicas Cortes. Los distintos territorios conservaban su carácter de reino y diversas particularidades jurídicas (el rey que aglutinaba bajo su corona todos estos territorios se titulaba Rey de León, de Castilla, de Galicia… Añadiendo sucesivamente los de los nuevos territorios que se iban conquistando), sin que sin embargo conservaran una autonomía similar a la de la Corona de Aragón. Asimismo, nacerá de León otra unidad territorial de gran trascendencia posterior: Portugal, que se constituirá como reino. Cabe señalar, por último, como uno de los momentos más destacados los reinados de Alfonso VI y Alfonso VII en León la adopción del título de emperador, el primero como «emperador de las dos religiones«, el segundo como «emperador de España».


En la parte nororiental de la península y en la Septimania goda, los godos que habían huido al reino de los francos pidieron ayuda a estos. Así Carlomagno emprendíó una serie de campañas militares con la intención de establecer un territorio de distensión militar, más conocido como marca. La Marca Hispánica se constituyó a principios del siglo IX para evitar la penetración de los musulmanes en el territorio del Reino de los Francos. Así fue como los francos dividieron ese territorio en diversos condados, donde señores feudales de origen Franco o godo representaban al rey de los francos; teniendo, por tanto, un desarrollo algo diferente al que experimentaron los reinos cristianos ibéricos occidentales. Estos condados en pleno proceso de feudalización se emanciparían de facto del dominio Franco después de la crisis carolingia del siglo IX, al empezar a transmitirse hereditariamente los condados; si bien, hasta 988, los condes de Barcelona renovaron el pacto de vasallaje con los reyes francos.Musulmán en la península, a pesar de la oposición los núcleos cristianos del norte. A fines del siglo VIII, el omeyaAbderramán I, huido de Siria, hace de al-Ándalus, en lo político, un emirato independiente del Califato de Damasco.N el Siglo X, Abderramán III convierte al-Ándalus en califato independiente de Damasco, ya con autonomía religiosa y no sólo política, como hasta entonces. Es una época de pujanza cultural, gracias a las innovaciones en las ciencias, las artes y las letras; con una especial atención que dedicaron al desarrollo de las ciudades. Las ciudades más importantes fueron Valencia, Zaragoza, Toledo, Sevilla y Córdoba. Ésta, durante el Siglo X, con al-Hakam II, llegó a ser la mayor ciudad de Europa Occidental, contando con 500.000 habitantes y mayor centro cultural de la época. Sin embargo, la decadencia de los territorios musulmanes empezó en el Siglo XI, cuando comenzaron las pugnas entre las distintas familias reales musulmanas y el califato se desmembró en un mosaico de pequeños reinos, llamados de taifasMientras tanto, cerca de los Pirineos aparecieron otros dos reinos cristianos: Navarra y Aragón. Al avanzar la expansión cristiana por la península, el que hasta entonces había sido reino de Asturias, con su capital fijada en Oviedo desde el reinado de Alfonso II el Casto, se transformó en reino de León en 910 con García I al repartir Alfonso III el Magno sus territorios entre sus hijos. Años después, en 914, muerto el rey, sube al trono Ordoño II de León, que aglutina bajo su corona a los territorios de Galicia, Asturias y León, fijando definitivamente en esta ciudad su capital y confirmando su supremacía como reino de Leónl avance de las conquistas hacia el sur y la aglutinación en torno a León de un territorio cada vez más amplio trae consigo el nacimiento de «subunidades» político-territoriales en su interior: es el caso del Castilla. Este será adquirido por el rey navarro Sancho III el Mayor, que lo dejará a su muerte en herencia a su hijo Fernando. Casado este con la hermana del rey leónés, formará una coalición navarro-castellana que, tras una guerra y la muerte del rey de León en la batalla de Tamarón le permitíó acceder al trono de éste. Sin embargo, a su muerte los territorios vuelven a ser repartidos entre sus hijos: son el reino de León, el reino de Galicia, Castilla, que también adquiere el rango regio y la ciudad de Zamora. A lo largo de los siglos siguientes, estos territorios pasarán a manos del mismo o de distintos monarcas en sucesivas ocasiones, conformando la Corona de Castilla, con unas únicas Cortes. Los distintos territorios conservaban su carácter de reino y diversas particularidades jurídicas (el rey que aglutinaba bajo su corona todos estos territorios se titulaba Rey de León, de Castilla, de Galicia… Añadiendo sucesivamente los de los nuevos territorios que se iban conquistando), sin que sin embargo conservaran una autonomía similar a la de la Corona de Aragón. Asimismo, nacerá de León otra unidad territorial de gran trascendencia posterior: Portugal, que se constituirá como reino. Cabe señalar, por último, como uno de los momentos más destacados los reinados de Alfonso VI y Alfonso VII en León la adopción del título de emperador, el primero como «emperador de las dos religiones«, el segundo como «emperador de España».

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