19 Dic

Antropología en el Marxismo

Según Marx, el hombre se encuentra alienado en la sociedad capitalista. Su libertad está limitada y condicionada por el trabajo y las formas en que este se realiza. Marx sostiene que la esencia del hombre es el trabajo, ya que el hombre es un ser corporal con necesidades y con la capacidad de satisfacerlas. Además, es un ser histórico que evoluciona. Esas necesidades son las que le hacen trabajar, diferenciándolo de los animales, ya que el hombre produce sus medios de vida. Por lo tanto, la esencia del hombre es el trabajo.

Mediante el trabajo, el hombre se relaciona con la naturaleza, transformándola para sus propios fines. También se relaciona con otros hombres, organizándose la sociedad en torno al trabajo. Entonces, podemos decir que el trabajo humaniza al hombre. Sin embargo, la organización del trabajo en la sociedad capitalista resulta alienante. El origen de esta alienación es la división del trabajo, que, aunque aumenta la capacidad productiva, da lugar a la división social, ya que unos hombres acumulan dinero y dominan a otros. El hombre se transforma en mercancía y se encuentra alienado de dos formas:

  1. Se ve obligado a vender su fuerza de trabajo al empresario para subsistir. Su trabajo ya no es suyo, se deshumaniza y solo se encuentra feliz fuera de su trabajo.
  2. Pierde el producto de su trabajo, porque lo que produce no le pertenece, sino al empresario capitalista.

Concluimos que la forma de trabajo en la sociedad capitalista deshumaniza al hombre porque vende su trabajo para subsistir, perdiendo su esencia.

Teoría del Conocimiento: Materialismo Histórico

Hegel afirmaba que lo espiritual cambiaba lo material, es decir, que el cambio en la forma de pensar modificaba la forma de actuar. Marx, por otro lado, sostenía que el cambio de pensamiento y de conciencia de los hombres se produce por el cambio de las condiciones materiales de existencia. Lo material condiciona lo espiritual; las condiciones materiales determinan las formas de pensar, la conciencia. Esto se denomina materialismo histórico.

La forma en que se realiza el trabajo, cómo se relacionan los hombres mediante el trabajo y cómo se relacionan con la naturaleza, determinará la forma de organizarse la sociedad y la ideología del hombre en ese momento. El propio modo de producir hace que se trabaje más, entonces las fuerzas productivas materiales del hombre, al encontrarse menos libres, entran en una lucha con el propio trabajo. La forma de liberarse es la revolución. Existe una oposición entre las fuerzas productivas (el trabajo del hombre) y las relaciones de producción (los propietarios de los medios de producción, que dictan cómo se debe trabajar). Esto produce una lucha de clases, porque el trabajador quiere ser dueño de la forma de trabajar y el empresario quiere ser dueño del trabajo del trabajador.

Teoría de la Sociedad en el Marxismo

Para que una sociedad sea capitalista, las cosas deben dejar de ser cosas y convertirse en mercancías. Se definen dos valores: el valor de uso, que es para lo que sirve una cosa (por ejemplo, una silla sirve para sentarse), y el valor de cambio, que convierte a la cosa en mercancía. Marx demuestra que en una sociedad donde todo es mercancía, solo puede funcionar si existe el dinero, que es el valor de cambio de todas las mercancías. En la sociedad capitalista, todos los productos, la tierra y el trabajo humano son mercancías, representables por una cantidad de dinero.

El valor de una mercancía depende de las horas de trabajo que costó producirla. En el sistema capitalista, el trabajador vende su trabajo a cambio de un salario, y el empresario vende el producto por más del valor de las horas de trabajo, generando plusvalía. El precio que se paga por una mercancía no es el precio real de la fuerza productiva que la produce, sino que tiene un plusvalor, lo que implica una explotación del empresario al trabajador, pagándole menos del precio del producto.

El capitalismo hace que el capital se acumule en pocas manos y que muchos se empobrezcan. Esta alienación del hombre por su propio trabajo lleva a la caída de la sociedad capitalista, consecuencia de los estallidos sociales del hombre: la revolución, que da lugar al socialismo.

Teoría de la Sociedad: Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental

La filosofía de Nietzsche es una crítica de la cultura occidental, que ha separado dos mundos: el verdadero y el aparente. Nietzsche realiza tres críticas:

Crítica de la Metafísica

Aspecto Ontológico

Los filósofos piensan que las cosas de valor supremo tienen un origen propio, que no provienen de este mundo terrenal, sino de Dios, del otro mundo. El filósofo ha tenido que inventar un mundo aparente para justificar ciertas valoraciones. Nietzsche no hace esta distinción, considerando al ser como algo cambiante, en constante movimiento de destrucción y creación.

Aspecto Epistemológico

El modo de conocer el ser, lo que llamamos verdad, son metáforas que la costumbre ha impuesto, de naturaleza desconocida. Las palabras son solo metáforas de las cosas, interpretaciones que nunca manifiestan la esencia de la propia cosa.

Crítica a la Ciencia

Nietzsche critica que la ciencia investiga la naturaleza desde su exterior, sin entrar en su esencia.

Crítica de la Moral

Nietzsche critica la moral de Platón, que prioriza la vida eterna e infravalora la vida efectiva, considerándola un mero trámite. Esta moral es contranatural, establece normas contra la vida que vivimos y niega los instintos vitales. Nietzsche la considera decadente e intimista, porque niega la propia vida en favor de otro mundo creado por el hombre, encarnado en la figura de Dios.

La Muerte de Dios

Con esta metáfora, Nietzsche significa que la negación del mundo suprasensible implica la negación del fundamento. El nihilismo supone una pérdida de sentido a nuestra existencia y nos obliga a dar un salto mortal para iniciar un nuevo concepto del ser, una nueva ontología.

Teoría del Conocimiento: El Problema del Conocimiento

El conocimiento es una interpretación de la realidad, y lo real es el resultado de diferentes formas con las que el ser humano ve el mundo, es decir, las perspectivas. El problema de la verdad solo podemos entenderlo desde la noción de voluntad de poder, que no es una voluntad psicológica, sino una voluntad creadora, artística, que define no solo al hombre, sino a toda la vida, que está siempre creando para asumir su propia existencia.

El concepto de voluntad de poder se opone al de voluntad de verdad. El hombre no busca el conocimiento por ser inherente a su naturaleza, sino que es la propia vida y su voluntad de permanecer en ella la que le hace anclarse a la interpretación de lo real. El hombre con voluntad de poder no se adapta a la moral decadente de Occidente, que negaba este mundo en pos de otro, sino que crea valores acordes con la esencia de la vida. Nietzsche llama a este hombre superhombre.

El Problema del Hombre: La Antropología según Nietzsche

Según Nietzsche, la falta de sentido que tiene la muerte para nosotros nos hace buscar algo que haga posible nuestra existencia. El superhombre será el que permita afirmar la vida, lo que conocemos como la transvaloración de los valores.

El Problema de la Moral: La Transvaloración de los Valores

Si dejamos de preocuparnos por el porqué de nuestra existencia, empezaremos a ser felices por existir y daremos plenitud de sentido al estar aquí y ahora. Nietzsche propone una moral de valores que intensifiquen y aumenten la existencia mortal, la vida que vivimos, una moral que exalte la vida en su creatividad y destrucción naturales, que afirme la vida y la muerte. Los valores ya no estarán en el otro mundo, sino en este.

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