07 Oct
Los diputados de las Cortes pertenecían a tres ideologías diferentes:
- Ala izquierda: los liberales, partidarios de cambios radicales y dotar a las Cortes de toda la soberanía. De estos destacó Agustín de Argüelles. Consiguieron imponer sus criterios.
- Centro: los jovellanistas que abogaban por establecer un compromiso entre la nación y el rey a través de unas Cortes estamentales. A la larga, su criterio se impondría en el S.XIX y en las futuras constituciones.
- Ala derecha: los absolutistas eran enemigos de las reformas y partidarios del sistema tradicional, en el que la soberanía del rey emanaba de Dios. Esta teoría fue respaldada por Fernando VII a su vuelta del exilio y por los carlistas a los largo del S.XIX.
Las Cortes de Cádiz aprobaron una serie de medidas para desmantelar la mayor parte de los fundamentos políticos, sociales y económicos del Ant. Régimen.
De las reformas políticas, la más importante es la aprobación de la Constitución en marzo de 1812. Fue la primera ley fundamental aprobada por un Parlamento nacional en la historia de España y estaba inspirada en la Constitución de la Revolución Francesa de 1789.
Los principios de esta Constitución eran los siguientes:
- Soberanía nacional, residía en la nación, incluidos los habitantes de las colonias.
- División de poderes, el poder legislativo residía en las Cortes unicamerales, el poder ejecutivo en el rey y el judicial en los tribunales. Establecía una monarquía parlamentaria, es decir, el Gobierno en torno al rey era responsable ante la ley y ante el Parlamento o Cortes. El poder del rey era muy limitado y existía una gran superioridad en el poder legislativo.
- Reconocimiento de los derechos individuales, no existía una declaración de derechos individuales pero se incluyeron derechos como la libertad, la propiedad, la igualdad jurídica y fiscal, la inviolabilidad del domicilio, las garantías penales, libertad de imprenta…
- Religión oficial del Estado, el catolicismo era la religión oficial y se prohibía el ejercicio de cualquier otra.
- Nuevo sistema electoral, sufragio general masculino amplio e indirecto, es decir sólo no podían votar los sirvientes, los vagabundos y las mujeres y el pueblo elegía a sus propios representantes.
- Democratización de la vida municipal, las corporaciones municipales se renovarían anual mente y los alcaldes, regidores, etc, son elegidos por sufragio general masc. e indirecto. Además, se creó la Milicia Nacional, cuerpo armado civil, independiente del ejército, defensor de la nación y de la Constitución.
Las Cortes de Cádiz adoptaron una serie de medidas sociales y económicas:
- Supresión del régimen señorial, abolición de los derechos feudales, es decir, la dependencia personar del campesino con el señor y los señoríos jurisdiccionales. Se mantuvieron los señoríos territoriales y los antiguos señores feudales se convirtieron en propietarios de las tierras. La propiedad agraria apenas experimentó cambios.
- Una nueva desamortización se aplicó en 1813, se realizaron una serie de medidas sociales y económicas que afectaban a instituciones y privilegios del Ant. Régimen. Se impusieron medidas que afectaba a los inmuebles en manos muertas se aplicó a las propiedades de los afrancesados, a las órdenes militares, a los conventos y monasterios destruidos por la guerra de la independencia y algunas tierras municipales. Todos estos bienes fueron subastados.
- Otras medidas fueron la supresión de la Inquisición, de las aduanas internas y de los gremios.
Estas reformas apenas pudieron aplicarse debido a la Guerra de la Independencia y a que cuando Fernando VII volvió al trono suprimió las reformas liberales, los principios revolucionarios de las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812 y restablece la monarquía absoluta.
La restauración (1814-1820) comienza con la vuelta de Fernando VII de Francia, que fue aclamado por el pueblo en varias localidades españolas como símbolo de paz, normalidad y legitimidad restablecidas tras la guerra. Cuando este llega al puerto de Valencia en abril recibe el Manifiesto de los persas donde parte de altos oficiales del Ejército, la Iglesia y de políticos conservadores piden anular la Constitución y disolver las Cortes, reunidas entonces en Madrid.
Para anular todas las reformas aprobadas por la Cortes dio un golpe de Estado el 4 de mayo de 1814 y promulgó un decreto que las anulaba. Tras esto, los liberales fueron perseguidos y muchos huyeron al exilio.
Finalmente, entró en Madrid aclamado por sus súbditos y comenzó a restablecer las instituciones de 1808: se restauraron los consejos y la Inquisición, la jurisdicción señorial y sus privilegios y se suspendió la desamortización de 1813.
Sin embargo, la restauración de la monarquía absoluta pronto se enfrentaría a una serie de problemas insalvables:
- Inestabilidad en el Gobierno dado que los ministros eran relevados continuamente, en especial el de Hacienda, debido a la influencia de la camarilla (conjunto de personas que gozaban de la confianza del monarca) y a la incapacidad de gobernar con un sistema político que estaba obsoleto.
- La crisis de la Hacienda estatal. Esta crisis estaba ya presente anteriormente pero se agravó con la guerra de la independencia. A estos trastornos económicos se unió el proceso de emancipación de los territorios americanos, que privó de unos ingresos fundamentales, dificultaba las relaciones comerciales, desarrollo de la industria y el envío de tropas a las colonias. Además era imposible adquirir más ingresos a través de los impuestos sin alterar los privilegios económicos y sociales de los diferentes grupos. Martín de Garay, ministro de hacienda, intentó un nuevo sistema con nuevas desamortizaciones pero no prosperaron.
- Oposición al liberalismo. Pues estos tuvieron que recurrir a la conspiración y a la rebelión militar para poder expresarse. La conspiración se canalizó a través de sociedades secretas como la masonería (sociedad secreta que aspiraba a conseguir la libertad y la hermandad universal), y la rebelión militar se expresó en pronunciamientos, el único que triunfó fue el dado por el oficial Rafael del Riego en enero de 1820 se sublevó con sus tropas acantonadas en Las Cabezas de San Juan (Sevilla)para embarcarse hacia América a luchar en las colonias que querían la independencia y proclamando la vigencia de la Constitución de 1812, a lo que Fernando VII respondió restableciéndola.
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