15 Ene

La Teoría Metafísica de Descartes

La filosofía antigua estableció una metafísica que se conservó durante la Edad Media, pero que luego entró en crisis. El concepto de ser como núcleo central de la metafísica y el esquema categorial se redujeron a tres categorías:

  1. Sustancia: Es el ser autosubsistente, aquel que tiene existencia independiente. Descartes define dos tipos de sustancias: la pensante (res cogitans) y la extensa (res extensa). Dios es la sustancia que no necesita de otra para existir.

  2. Atributos: Son las propiedades esenciales de las sustancias que las diferencian entre sí, constituyendo su esencia. El atributo de Dios es la infinitud, el de la res cogitans es el pensamiento, y el de la res extensa es la extensión.

  3. Modos: Son variaciones y modificaciones no esenciales de las sustancias que tienen como atributos el pensamiento y la extensión.

La tradición escolástica había establecido la existencia de tres realidades: el ser humano (compuesto de alma y cuerpo) y Dios como ser supremo. Descartes, tras la duda, debe mostrar la existencia de estas tres sustancias.

2.1 El Sujeto o Yo: Sustancia Pensante

La ciencia antigua, aristotélica y naturalista del Renacimiento, tenía formas sustanciales que se consideraban ontologías dogmáticas. Descartes desconfía y pone entre paréntesis los datos de la experiencia sensible. Inspirándose en la matemática, reduce lo complejo a sus elementos más simples y a modelos elaborados por la mente. Lo real se busca en el propio sujeto del conocimiento. El sujeto es el fundamento de la teoría de Descartes; sin él, no habría saber ni ciencia.

2.2 La Sustancia Infinita: Dios

La idea de infinito es una idea innata que Descartes identifica con Dios. Esta idea no puede provenir de la nada ni del propio sujeto, ya que este se concibe como finito. La idea de infinito solo puede provenir de Dios. En Dios, Descartes sitúa la garantía última de la verdad del conocimiento. La idea de infinito es la de un ser sin limitaciones que comprende toda la realidad. La existencia es una perfección, por lo que Dios debe existir (argumento ontológico de Anselmo de Canterbury). Otra prueba se basa en la finitud del yo (limitado, contingente). Un tercer argumento, el noológico, se basa en que el yo no puede producir la idea de Dios, ya que es la idea de una sustancia infinita. Dios garantiza la existencia de un mundo constituido por la extensión y el movimiento.

2.3 El Mundo: La Sustancia Extensa

Descartes encuentra la primera realidad en sí mismo como sustancia pensante. Encuentra a Dios como sustancia infinita, a quien corresponde la definición de sustancia por ser quien existe sin necesitar de otro. Demuestra la existencia del mundo gracias a Dios, quien no puede engañarnos. Los cuerpos (sustancia extensa) se conciben reducidos a una estructura matemática geométrica. El universo es una gran máquina, y todos los fenómenos se explican por los movimientos de las partículas en que se divide la materia. Todo se reduce a extensión y movimiento. La estructura y funcionamiento de los cuerpos se explican por las leyes del movimiento:

  1. Ley de la inercia.
  2. Ley del movimiento en línea recta.
  3. Ley de conservación del movimiento.

Todo se reduce a un mecanicismo matemático, y el universo es un sistema cerrado.

3. El Problema del Dualismo Mente-Cuerpo (Antropología)

La persona es un compuesto de dos sustancias: la pensante (alma) y la extensa (cuerpo). El pensamiento y el cuerpo son diferentes. El alma es independiente del cuerpo, lo que lleva a aceptar la inmortalidad del alma y la libertad humana. La independencia de las sustancias genera el problema de la comunicación entre ellas. Descartes encuentra la solución en Dios, quien ha creado todo de tal forma que pueda interaccionar. Señala la glándula pineal como el lugar de unión entre cuerpo y alma, aunque este punto es confuso y criticado por Spinoza. El problema de las relaciones mente-cuerpo deriva en posturas dualistas, monistas o emergentistas. Se plantea el problema de la libertad del ser humano, estando el mundo físico determinado por leyes mecánicas. Para Descartes, la capacidad de dudar presupone la libertad. Si no fuéramos libres, la duda no se produciría. En el pensamiento se da la libertad, y somos dueños y responsables de nuestras acciones.

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