16 Dic
La Métrica en la *Odisea* de Homero
Orígenes de la Literatura Griega Escrita
La literatura griega escrita comienza en la segunda mitad del siglo VIII a.C. De esta época, poseemos un escaso número de documentos, principalmente textos cortos y fragmentarios tallados en piedra o en vasijas. Estos textos abordan temas fundamentales para el ser humano como la amistad, el amor, la danza y el vino. Algunos conmemoran ofrendas a los dioses. Estas pequeñas piezas literarias están compuestas generalmente en hexámetros, un molde musical capaz de expresar cualquier estado anímico. No se conserva nada escrito con anterioridad, ya que hasta mediados del siglo VIII a.C. no se dispuso de un alfabeto. Este alfabeto griego, una versión mejorada del alfabeto fenicio, permitió que la literatura griega alcanzara su plenitud al poder ser fijada por escrito. Estos fragmentos parecen indicar que el verso precedió a la prosa, algo que, según los estudiosos, ha sucedido en todas las literaturas desde su época más arcaica.
Homero y la Tradición Oral
Posteriores a estos textos son los dos poemas atribuidos a Homero: la *Ilíada* y la *Odisea*. Se pueden situar con seguridad entre el 750 a.C. y el 700 a.C., en los comienzos mismos de la literatura griega escrita. Con anterioridad a la época homérica, existía un método de escritura similar a una taquigrafía, utilizado exclusivamente para asuntos burocráticos y comerciales. Se han descubierto muchos avances de la época micénica que evidencian el interés y el cultivo de la poesía, a pesar de que solo se transmitía de forma oral, motivo por el cual no perduró. Esta era cultivada por los bardos y es la que hereda Homero. No sabemos nada de la tradición de Homero, pues al ser oral, se fue perdiendo en el tiempo. Aun así, tenemos la certeza de que existió y que fue la base sobre la que Homero empezó a escribir.
El Hexámetro Dactílico: Herencia Micénica
Entre otras herencias recibidas por los bardos de la tradición micénica, se encuentra el tesoro inestimable del verso conocido como hexámetro. Ciertas frases arcaicas existentes dentro de los poemas homéricos delatan el origen micénico del hexámetro. Gracias a este molde eufórico y adaptable, la tradición oral griega llega hasta Homero.
Estructura y Métrica de la *Odisea*
La *Odisea* de Homero tiene una estructura más moderna. Los cuatro primeros libros se dedican a hablar de cómo quedó Ítaca. La trama no es lineal, es complicada, y eso llama la atención al ser una obra tan lejana. Además, está compuesta por 10.000 versos.
El esquema métrico de la *Odisea* es: – – -´/ – – -´/ – – -´/ – – -´/ – – -´/. Dicha forma métrica es un hexámetro. Aunque no puede reproducir el verso griego de largas y breves, usa dos sílabas átonas y otra tónica, hasta el sexto en el cual encontramos una sola sílaba átona. El verso es dactílico.
El hexámetro no tiene un ritmo acentuado como suele aparecer en los versos de lengua actual, sino que tiene un ritmo cuantitativo, determinado por la duración de cada sílaba, largas y breves. Dicho ritmo es antiquísimo. Se trata, además, de un ritmo regular. El hexámetro consta de seis metros o pies, siendo cada uno de ellos, en teoría, un dáctilo. Este cuenta, además, con una gran variedad de combinaciones. Por lo general, el quinto pie es casi siempre un dáctilo y el sexto tiene dos sílabas (larga-breve/larga), lo que indica que se acaba el verso.
Origen y Valor del Hexámetro
No se sabe con certeza el origen del hexámetro. Parece ser una creación de los griegos, ya que se acomoda muy bien a su lenguaje. Además, tiene un gran valor como instrumento de la poesía griega y, posteriormente, lo tendrá en la latina, desde la época micénica hasta el final del Imperio Romano.
Convención y Originalidad en la Literatura Griega
Una característica de la literatura griega a lo largo de su historia es la mezcla de convención y originalidad. Existe la capacidad para adaptar esta poesía, ya escrita, para nuevos fines y circunstancias de cada época. Podemos observar esta peculiaridad en la épica, la elegía, la historia, etc.
El Orden en la Cultura Griega
El espíritu griego sentía amor y respeto por la tradición, aunque también poseía una gran creatividad. Este “doble amor” que tenían por lo viejo y por lo nuevo salvó a los griegos de un doble problema: el rechazo total de la tradición y el apego exclusivo a esta. Dicha combinación viejo-nuevo se observa también en el respeto que los griegos tuvieron por la forma (orden). Los aqueos pusieron especial atención en ordenar el mundo, tarea que llevaron a cabo de forma luminosa. Su noción del orden era más estricta que en la mayoría de los pueblos antiguos. Sus leyes métricas eran mucho más exactas, menos vagas que, por ejemplo, las germánicas.
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