07 Jun
1. Miguel HERNÁNDEZ EN SU CONTEXTO LITERARIO. TRAYECTORIA POÉTICA DE Miguel
HERNÁNDEZ: LA EVOLUCIÓN DE SU POESÍA
Miguel Hernández Gilabert (Orihuela 1910 – Alicante 1942) está considerado como uno de los poetas
más significativos del S.XX. Aunque cronológicamente pertenece a la Generación del 36, varios
factores lo relacionan estrechamente con la Generación del 27.
A pesar de que no es muy extensa, su obra es muy variada de hecho, lo más relevante de este autor
oreolano es la fusión de tradición e innovación que aparece en su obra, fruto de la lectura de los
clásicos españoles y de la influencia de todos los movimientos de la época (Vanguardias,
Neopopularismo, poesía social)
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Respecto al contexto literario, a Miguel Hernández se le considera como un poeta completamente
autodidacta con un estilo propio de la Generación del 36, pero con rasgos de la del 27.
Se le relaciona con la Generación del 27; caracterizada por el gongorismo, las técnicas surrealistas y el
neopopularismo; por varios factores como el ultraísmo, cuyo fin principal es la creación de la imagen
dejando de lado los elementos narrativos y sentimentales; la poesía pura, libre de anécdotas y
sentimientos; el Surrealismo, donde destaca la importancia de la imagen, la creación de nuevas
asociaciones y la supresión de formas poéticas tradicionales que crearan una amplia libertad. En esta
generación destacan autores como Lorca, Salinas y Alberti.
En lo referente a la Generación del 36, destaca la temática religiosa y familiar, con autores como
Leopoldo Panero y Gabriel Celaya. Se caracteriza por dejar de lado la imagen y la metáfora, la
decadencia de la poesía pura, el interés por Garcilaso, la reaparición de la lírica amorosa y la
desaparición del verso libre.
Por tanto, Miguel Hernández es considerado como un poeta intermedio con carácterísticas de ambas
generaciones.
En su trayectoria, se refleja cómo su vida y su obra están íntimamente relacionadas mediante
diferentes etapas.
La primera etapa de poesía pura se corresponde con el periodo en el que Hernández vivíó en
Orihuela (1910 – 1932). Escribe Perito en lunas, donde destaca el neogongorismo formal (bruscos
hipérbatos, léxico culto y complejidad metafórica), el uso de la metáfora lunar y la temática de la muerte,
el toro y el sexo. Se describen objetos sencillos de la naturaleza y vida cotidiana.
La segunda etapa, poesía neorromántica se corresponde con la etapa amorosa (1933 – 1934),
donde el autor reside en Madrid. En esta etapa se superpone el neogongorismo y la lírica amorosa.
Escribe El rayo que no cesa, donde intenta reflejar el dolor del enamorado. El libro va dirigido a su
mujer, a su amante y a su amor platónico.
La tercera etapa de literatura de urgencia o etapa bélica (1934 – 1939) se da durante la Guerra Civil.
Usa la poesía comprometida para mantener la moral militar. Escribe Viento del pueblo, donde denuncia
las injusticias de la guerra y se solidariza con el pueblo oprimido; y El hombre acecha, que se aflige por
la muerte colectiva en la guerra, los heridos, las cárceles y el odio entre hermanos.
La cuarta etapa y última es de exploración interior (1932 – 1942), periodo en el cual se encuentra en
la cárcel de Alicante. Destaca la expresión del mundo interior con una poesía más íntima y solidaria “por
amor”. Se caracteriza por un lenguaje sencillo, un estilo con desnudez y concentración, recursos como
la musicalidad y la métrica de arte menor. Destaca la obra Cancionero y romancero de ausencias,
donde profundiza en la ausencia de todo y el amor a su mujer y a su hijo.
2. TRADICIÓN Y VANGUARDIA EN LA POESÍA DE Miguel HERNÁNDEZ
Miguel Hernández Gilabert (Orihuela 1910 – Alicante 1942) está considerado como uno de los poetas
más significativos del S.XX. Aunque cronológicamente pertenece a la Generación del 36, varios
factores lo relacionan estrechamente con la Generación del 27.
A pesar de que no es muy extensa, su obra es muy variada de hecho, lo más relevante de este autor
oreolano es la fusión de tradición e innovación que aparece en su obra, fruto de la lectura de los
clásicos españoles y de la influencia de todos los movimientos de la época (Vanguardias,
Neopopularismo, poesía social).
Miguel Hernández tomó como modelos a los poetas de la Generación del 27 pero también tuvo tres
influencias: de la tradición española de los clásicos españoles (Góngora, Garcilaso, Quevedo…), de
Bécquer y del neopopularismo; de la generación inmediatamente anterior: Modernismo; y de la
literatura contemporánea: Vanguardias.
Las primeras influencias fueron de la tradición española. El autodidactismo del poeta le llevó a
iniciarse en la escritura imitando a sus escritores favoritos, como Góngora. El gongorismo se
caracteriza por el hipérbaton exagerado, el léxico cultista y la complejidad metafórica. Destaca El rayo
que no cesa. Bécquer influyó al poeta en su adolescencia; y destaca también la influencia del
neopopularismo en Viento del pueblo, donde emplea el romance y el octosílabo, y en Cancionero y
romancero de ausencias.
El Modernismo fue una generación que influyó a Hernández por la búsqueda de la poesía pura,
intelectual, sin emociones, sin subjetivismos y la deshumanización del arte.
Las Vanguardias también influyeron en la poesía de Miguel Hernández. Se pueden clasificar en dos
etapas:
➢ La deshumanización del arte (años 20), donde se centra en la búsqueda de una poesía
carente de sentimentalismo que refleja una belleza puramente estética y artificiosa. Destaca la
obra Perito en lunas.
➢ La rehumanización del arte (años 30), etapa en la cual la poesía se hará más humana, social
y política. Destaca El hombre acecha.
Por tanto, afirmamos que en la poesía de Miguel Hernández se produce una mezcla de tradición y
vanguardia. El predominio de una y otra influencia viene determinado por la evolución del artista y las
necesidades expresivas de cada etapa, que lo llevan por un camino en el que el punto de partida y de
retorno es la poesía tradicional.
3. EL COMPROMISO SOCIAL Y POLÍTICO EN LA POESÍA DE Miguel HERNÁNDEZ
Miguel Hernández Gilabert (Orihuela 1910 – Alicante 1942) está considerado como uno de los poetas
más significativos del S.XX. Aunque cronológicamente pertenece a la Generación del 36, varios
factores lo relacionan estrechamente con la Generación del 27.
A pesar de que no es muy extensa, su obra es muy variada de hecho, lo más relevante de este autor
oreolano es la fusión de tradición e innovación que aparece en su obra, fruto de la lectura de los
clásicos españoles y de la influencia de todos los movimientos de la época (Vanguardias,
Neopopularismo, poesía social).
La obra poética de Miguel Hernández se puede sintetizar en cuatro temas: la naturaleza, el amor, el
compromiso social y político, y la vida y la muerte.
Uno de los aspectos que dignifica la figura y la obra de Miguel Hernández es la decidida postura de
compromiso que adopta ante las circunstancias sociales y políticas de la España de ese momento. Su
arte se concibe como un instrumento de lucha a favor siempre del oprimido, del que sufre.
En lo referente a la ideología, se distinguen dos etapas: la cosmovisión conservadora (hasta 1935) y
la progresista (1936 – 1942). La oligarquía territorial que había impedido cualquier reforma agraria, el
clero conservador y la clase militar autoritaria fueron las circunstancias que le hicieron cambiar de
ideología. La Guerra Civil le obliga a dar comienzo a la cosmovisión progresista y reivindicativa. Se
convierte en la voz del pueblo republicano y reivindica sus derechos: mejorar la calidad de vida del más
débil y la libertad y defensa de los valores humanos.
El poeta se fundamenta en las experiencias cotidianas, vividas y sufridas por él y los suyos, a diferencia
de los poetas de la Generación del 27 que hacían caso omiso a los problemas del pueblo.
En la obra Viento del pueblo denuncia la injusticia capitalista, pretende erradicar la clase explotada y
critica a los opresores del país y de los trabajadores; y en El hombre acecha, donde los
acontecimientos de la guerra provocan el desaliento hacia la cruel realidad, se lamenta por las víctimas
mostrando solidaridad, justicia y libertad.
En conclusión, toda la obra de Miguel Hernández recoge un profundo contenido social que brota de la
honda fidelidad del poeta a sus propios orígenes humildes. Su poesía social es una síntesis del dolor
compartido y de denuncia contra la injusticia capitalista. También hay poemas dirigidos a ensalzar la
política soviética y a alabar a los amigos republicanos. Miguel Hernández fue un hombre comprometido
con la libertad y la justicia y que representó todo lo que significó la Segunda República española.
4. TEMAS POÉTICOS DE Miguel HERNÁNDEZ: NATURALEZA, AMOR, SOCIAL Y HUMANO.
Miguel Hernández Gilabert (Orihuela 1910 – Alicante 1942) está considerado como uno de los poetas
más significativos del S.XX. Aunque cronológicamente pertenece a la Generación del 36, varios
factores lo relacionan estrechamente con la Generación del 27.
A pesar de que no es muy extensa, su obra es muy variada de hecho, lo más relevante de este autor
oreolano es la fusión de tradición e innovación que aparece en su obra, fruto de la lectura de los
clásicos españoles y de la influencia de todos los movimientos de la época (Vanguardias,
Neopopularismo, poesía social).
La obra poética de Miguel Hernández se puede sintetizar en cuatro temas: la naturaleza, el amor, el
compromiso social y político, y la vida y la muerte.
La naturaleza desarrolla cuatro rasgos:
➢ Naturaleza relacionada con su entorno vital, que se manifiesta en el paisaje y en los
elementos cotidianos de su existencia, que se convierte en el protagonista de sus poemas.
Intenta mostrar una naturaleza real y embellecida.
➢ Naturaleza relacionada con Dios, donde se concibe todo lo natural como obra de Dios. Por
tanto, es símbolo de pureza y divinidad.
➢ Naturaleza relacionada con lo literario, en forma de poesía pura. Destaca Perito en lunas.
Surgen las metáforas más personales: la luna, el viento y la tierra.
➢ Naturaleza como símbolo de la libertad, en las últimas etapas de su vida.
La obra de Miguel Hernández está calificada como poesía amorosa. Ningún poema queda al margen
del sentimiento amoroso, en el cual se articulan alrededor los demás temas. Podemos distinguir
distintas formulaciones:
➢ Amor divino: primera etapa.
➢ Despertar sexual, que se debate ante el goce sexual.
➢ Amor ficticio: amor cortés.
➢ Amor-dolor: tortura por no ser materializado sexualmente.
➢ Amor-alegría: dedicados a su mujer y su hijo
➢ Amor-odio: destaca la maldad humana, la guerra y el hambre. El poeta siente rechazo.
➢ Amor-esperanza: amor como su única esperanza.
Miguel Hernández es un poeta comprometido con el mundo que le rodea. Sus ideas van cambiando
desde el catolicismo de sus primeros años en Orihuela hasta las ideas más republicanas de
izquierdas en su época en Madrid y durante la Guerra Civil. Las obras comprometidas son: Viento del
pueblo (1937) y El hombre acecha (1938).
El primero se muestra optimista, entusiasta y combativo por la esperanza de victoria. Utiliza una métrica
popular y las metáforas se simplifican. El segundo, tiene una visión pesimista de la guerra: cárcel y
miseria. El verso se vuelve amplio y prosaico.
En la poesía de Miguel Hernández la vida y la muerte son temas fundamentales, en gran manera por
las muchas desgracias que transcurrieron a lo largo de su vida, como la muerte de sus hermanos, de su
amigo Ramón Sijé y sobre todo de su hijo. Su vida y obra están relacionadas.
En sus primeros poemas aparecen el optimismo y el vitalismo propios de la juventud. La vida se exalta
a través del vigor y la perfección de la naturaleza. Pero poco a poco, conforme se va configurando el
sufrimiento y se va desarrollando la historia personal del escritor, se va deslizando hacia la tragedia.
La muerte aparece como final inexcusable de la vida, pero también como semilla de futuro. Miguel
Hernández retrata a los hombres que luchan y mueren en la guerra como héroes. Pero al final de la
Guerra Civil, se ve la muerte como algo negativo, un horror. Ya no hay muerte de héroes sino de
víctimas. Ahora canta a la soledad, a la agonía, a la tristeza de las armas, pero con amor hay salvación.
Por encima de todas las calamidades están el amor y la libertad.
5. LA VIDA Y LA MUERTE EN LA POESÍA DE Miguel HERNÁNDEZ
Miguel Hernández Gilabert (Orihuela 1910 – Alicante 1942) está considerado como uno de los poetas
más significativos del S.XX. Aunque cronológicamente pertenece a la Generación del 36, varios
factores lo relacionan estrechamente con la Generación del 27.
A pesar de que no es muy extensa, su obra es muy variada de hecho, lo más relevante de este autor
oreolano es la fusión de tradición e innovación que aparece en su obra, fruto de la lectura de los
clásicos españoles y de la influencia de todos los movimientos de la época (Vanguardias,
Neopopularismo, poesía social).
La obra poética de Miguel Hernández se puede sintetizar en cuatro temas: la naturaleza, el amor, el
compromiso social y político, y la vida y la muerte.
En su poesía se da un transcurso dramático que comienza con la vida más elemental y acaba con la
tragedia.
En la primera etapa de su vida en Orihuela destacan el vitalismo despreocupado y el optimismo: sueña
con poder vivir para dedicarse a la poesía y contempla el mundo desde la perspectiva de sus poetas
leídos y admirados. Rinde homenaje a la naturaleza: todo lo vivo es bello. El vitalismo percibe los
objetos como si estuvieran vivos. Aquí no hay muerte.
En la segunda etapa, la amorosa, las “heridas” comienzan a sentirse en El rayo que no cesa (1936),
que narra el sentimiento trágico del amor y de la idea de que la vida es muerte por amor. El toro
representa el grito, la rabia, el fracaso amoroso, el presagio de destrucción… El amor y la muerte se
plasman en los símbolos del toro y la sangre.
En la tercera etapa o etapa bélica, la voz poética adquiere un tono combativo en Viento del pueblo
(1937), donde la muerte se convierte en parte de la lucha por la victoria. Pero el optimismo inicial
deriva en dolor y pesimismo por la dilatación y crudeza del conflicto bélico. En El hombre acecha, los
muertos ya no son héroes, sino víctimas.
En la cuarta y última etapa donde el poeta se encuentra en la cárcel, escribe Cancionero y
romancero de ausencias, con poemas oscurecidos por el desengaño y la ausencia de todo. La muerte
de su primer hijo, la pérdida de la guerra, el odio de la posguerra, la condena a muerte, la enfermedad y
la soledad configuran este poemario de la desolación más dura y terrible.
6. EL LENGUAJE POÉTICO DE Miguel HERNÁNDEZ; SÍMBOLOS Y FIGURAS RETÓRICAS MÁS
DESTACADAS
Miguel Hernández Gilabert (Orihuela 1910 – Alicante 1942) está considerado como uno de los poetas
más significativos del S.XX. Aunque cronológicamente pertenece a la Generación del 36, varios
factores lo relacionan estrechamente con la Generación del 27.
A pesar de que no es muy extensa, su obra es muy variada de hecho, lo más relevante de este autor
oreolano es la fusión de tradición e innovación que aparece en su obra, fruto de la lectura de los
clásicos españoles y de la influencia de todos los movimientos de la época (Vanguardias,
Neopopularismo, poesía social).
El lenguaje poético experimenta una serie de cambios a lo largo de la trayectoria del poeta en estrecha
relación con las etapas por las que atraviesa. Asimismo, esto ocurre con la métrica utilizada por el
poeta.
➢ La primera etapa está dominada por la poesía pura de Perito en lunas. Lenguaje próximo al
gongorismo con elementos de la naturaleza. Versos de arte mayor: soneto y tercetos
encadenados.
➢ La segunda etapa corresponde a la poética neorromántica de El rayo que no cesa. El
lenguaje mezcla el gongorismo con la expresión del dolor que causa el amor. Versos de arte
menor: cuarteta y romance.
➢ La tercera etapa marcada por la situación política y social: Viento del pueblo y El hombre
acecha. Lenguaje directo y claro para defender la libertad. Combinaciones de versos: silva.
➢ La última etapa se caracteriza por su encarcelamiento: Cancionero y romancero de
ausencias. Lenguaje propio de la lírica tradicional, sencillo y directo, con la expresión del dolor,
la soledad, el amor y la esperanza. Versos sin rima.
En cuanto a los símbolos, también encontramos una variación según transcurren las etapas.
➢ En la etapa de la naturaleza encontramos símbolos como la tierra, que representa la
naturaleza, la vitalidad del amor y la germinación; y la luna, metáfora más importante que
simboliza el paso del tiempo, el llanto, la fatalidad femenina y la evolución poética.
➢ En la segunda etapa, el rayo representa amenaza, maldición y fuerza. El toro es el símbolo
de la pena amorosa. El toro bravo simboliza virilidad y masculinidad; el toro de lidia, dolor y
muerte; y el buey o toro castrado es símbolo de quienes no son capaces de procurar lo que les
corresponde ni tienen agallas para protestar por lo suyo.
➢ En la tercera etapa (y en las demás), el viento simboliza la fuerza del pueblo, el compromiso
social y político de solidaridad con los desahuciados, infra-asalariados y republicanos
progresistas. Los huesos, evocan a la vida y la muerte, al impulso erótico y al empuje de los
combatientes republicanos. La luz y la sombra reflejan la esperanza y la frustración, donde se
sobrepone al desánimo y triunfa la esperanza en la lucha. La lluvia representa el amor y la
amada. También se asocia con la pena por la muerte de un ser querido y con la exaltación del
esfuerzo y del trabajo.
Las figuras retóricas más carácterísticas de la poesía de Miguel Hernández son: la hipérbole, la
comparación, la metáfora, la sinestesia, la personificación, las interrogaciones retóricas, el hipérbaton, la
anáfora y el paralelismo.
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