16 Dic
La Modalización
La modalización es un concepto que se relaciona directamente con la subjetividad en el lenguaje y con la expresividad. Siempre, por tanto, está presente en la actividad textual indicando la actitud del emisor con respecto a su receptor y sus propios enunciados. A continuación, se analizarán los mecanismos que contribuyen a la modalización del presente texto.
Desde el punto de vista léxico-semántico, el texto está muy modalizado, ya que presenta gran cantidad de léxico valorativo. Así, hay abundancia de:
- Adjetivos valorativos
- Sustantivos valorativos con valor connotativo
- Verbos valorativos
- Verbos intelectivos
- Derivaciones apreciativas en sentido irónico
- Adverbios relevantes
En cuanto a la deixis, la presencia de la primera persona del singular es frecuente, ya que se trata de un texto de opinión. Así, el autor manifiesta su presencia a través de:
- Pronombres personales
- Plural inclusivo para ganarse la complicidad del lector
Ese plural inclusivo está representado a veces por la segunda persona del singular en forma de pronombre. Es más frecuente, sin embargo, la apelación al lector a través de la persona de cortesía. El autor pretende con ello incorporar al lector a su discurso y persuadirlo de sus afirmaciones. También se observan deícticos sociales que marcan una distancia para manifestar respeto.
Respecto a la modalidad oracional, predominan las oraciones enunciativas, la modalidad exclamativa y su función expresiva. También aparece la modalidad exhortativa. La subjetividad del autor se hace muy patente a la hora de usar figuras literarias valorativas como las metáforas, la ironía, personificaciones e hipérboles.
En cuanto al grado de certeza, el autor manifiesta con firmeza sus opiniones a través de los adverbios y elementos tipográficos. En cuanto al registro, el autor utiliza un lenguaje coloquial y soez, además de anglicismos. En definitiva, el texto se halla profundamente modalizado.
Temas en «La Casa de los Espíritus» de Isabel Allende
Isabel Allende recrea en “La casa de los espíritus” la vida de la familia Trueba-Del Valle a lo largo de cuatro generaciones. La novela reconstruye la historia de un país latinoamericano, que apunta a Chile, desde principios del siglo XX hasta el tercer cuarto del siglo. Como en la mayoría de textos narrativos, el componente testimonial adquiere una gran relevancia, pero hay que tener también en cuenta que los datos históricos aparecen fuertemente impregnados de subjetividad. Esta combinación pretende implicar al lector en un ejercicio de reflexión moral que le conduzca a adoptar una postura propia. La trama narrativa se articula en torno a dos grandes ejes temáticos: el testimonial y el amor. Estos dos temas mantienen en la novela estrechas relaciones de implicación.
El Testimonio Político y Social
“La casa de los espíritus” es la primera novela de Isabel Allende. Escribió esta novela tras verse obligada al exilio de su país en el año 1973, cuando su tío Salvador Allende, presidente de Chile, fue derrocado durante el golpe militar encabezado por el general Augusto Pinochet. El hecho de que la autora inicie su relato a principios del siglo se explica por su intención de presentar el golpe de Estado como el resultado de un proceso en el que tienen trascendencia los cambios sociales y estructurales acontecidos en la primera mitad del siglo.
- Datos que remiten al pasado colonial: El apellido familiar de Trueba, la participación del abuelo de Pedro García el viejo en la expulsión de los españoles, una sociedad descendiente de los más esforzados emigrantes castellanos y vascos o ceremonias que se mantienen desde los tiempos de la colonia.
- Aspectos socioeconómicos: La importancia de las minas en la dinamización de la economía, la reivindicación del voto femenino, el acceso de la mujer a la universidad y la protección a los menores.
- Referencias históricas y políticas: Las dos guerras europeas y su repercusión en América (emigración, elecciones presidenciales…).
- Referencias culturales: El existencialismo europeo, el consumo de hachís…
La segunda parte de la novela gira en torno a la elección y derrocamiento de Salvador Allende como presidente. Posteriormente, el texto se hace eco de los desencuentros del presidente con la ultraizquierda (MIR). En esa situación final, marcada por la violencia y la restricción de las libertades, surge la esperanza a través de la solidaridad de la iglesia y de las mujeres entre sí. De este modo, la historia se desarrolla en un período que abarca casi un siglo.
“La casa de los espíritus” es la historia de una saga familiar ambientada en una Latinoamérica sacudida ferozmente por un pasado confuso e impreciso, una lucha por las libertades en definitiva. Este trasfondo histórico aparece reflejado en los abusos de poder y las injusticias a las que el gran latifundista, Esteban Trueba, somete a los campesinos que trabajan sus tierras. De hecho, la violación de la campesina Pancha García desencadenará una serie de circunstancias trágicas que afectarán de manera más o menos directa a todos los personajes de la novela.
En su trayectoria, los personajes presentan el entorno político y social de la época. Una de las manifestaciones más evidentes es la presentación de las diferencias de clase social. En la novela, se destacan los siguientes aspectos de esta relación:
- La desigualdad basada en el paternalismo: El patrón se percibe como el único preparado para administrar el destino de sus inquilinos.
- La protección del patrón alimenta relaciones de sumisión: La modernización de la hacienda pasa por la creación de una escuela donde se promueven más conocimientos que los básicos, un almacén donde los campesinos puedan abastecerse, pero no con dinero, sino con una especie de vales de color rosa; el patrón proporciona gratuitamente jabón, lana o jarabes, porque no quería a su alrededor gente sucia, con frío o enferma.
- El poder se ejerce a través de la violencia: Esteban Trueba y los otros patrones de la región son violentos y ambiciosos. Los hermanos Sánchez no solo matan a palos a un dirigente socialista, sino que también lo cuelgan de un poste de telégrafo e incluso lo desentierran para exhibirlo.
- Una de las manifestaciones más evidentes de la violencia es la violación, con lo que la dominación social y la sexual se superponen.
- Las posiciones de poder se mantienen mediante la manipulación: Es el caso de la falta de transparencia de las votaciones, que otorgan la victoria al Partido Conservador.
Pero a lo largo de la historia se aprecia cómo los trabajadores comienzan a comprender que son el eje principal del sistema, lo que hace que el conflicto de clases sea el eje en torno al que se articula la novela. Lo que resulta interesante no es lo representado, sino cómo es representado: el conflicto es producto de un orden social aparentemente inmutable y que comienza a desmoronarse a medida que los trabajadores del campo y la ciudad van haciéndose conscientes de sus derechos. Este conflicto solo parece tener resolución en el plano mítico, la violación por los hombres de otra clase social, con los cuales mantienen además vínculos de parentesco. De esta forma, esos vínculos son determinados por la voluntad masculina y reproducidos a través del cuerpo de las mujeres. La igualdad no es posible entre miembros de distintas clases, aunque compartan la sangre. Por eso surge el conflicto entre los Trueba legítimos y bastardos. La familia, en este sentido, opera como metáfora de la nación; el hecho de ser compatriotas no garantiza los mismos derechos ni posibilidades, el poder queda restringido a la minoría dominante. La oposición entre hombres y mujeres estructura la obra, Allende logra que los personajes femeninos convenzan el machismo en su propia casa, usando precisamente ese espacio como proyección de sus deseos.
El Amor
El amor es un eje transversal de “La casa de los espíritus”. Aparece como la fuerza motora de la historia, que permite la superación de lo negativo y la proyección hacia el futuro. Se presenta también como la fuerza que impulsa la oposición al orden social. Aunque aparecen más relaciones sentimentales, las tres principales de la novela adquieren especial relevancia porque en ellas se manifiesta la tensión entre posesión-libertad, deseo-indiferencia y aceptación-transgresión del modelo social. Amores pasionales, únicos, que perduran en el tiempo a pesar de las dificultades.
El amor desmedido de Esteban Trueba por Clara del Valle recorre toda la novela y condiciona su vida. El verdadero vínculo afectivo se establece cuando la posibilidad de que Esteban trate a Clara como una posesión desaparece, tras la muerte de esta; es entonces cuando accede al mundo de Clara, el mundo de los espíritus.
La historia de Blanca Trueba y Pedro Tercero responde, en cambio, a esquemas más tradicionales del amor romántico; Blanca idealiza su pasión de infancia y pudo convertirla en un amor de novela, pero dilata el compromiso por temor a la rutina de la convivencia. Su relación constituye una transgresión que se concreta en tres ámbitos: el étnico, el social y el ideológico, por lo que la consolidación de ese amor solo se producirá en el exilio.
La relación más equilibrada desde el punto de vista social es la de Alba y Miguel, quienes se conocen en la facultad y se enamoran desde el primer momento. Alba se verá conducida por su amor a Miguel al compromiso social y político, superando las barreras que su condición burguesa le impone, y acabará convirtiéndose en la heroína capaz de todo por el hombre al que ama.
En líneas generales, la afectividad se ve encarnada en los personajes femeninos: Clara establece fuertes lazos con su hija y su nieta, se siente muy unida al capataz Pedro Segundo… Blanca con los discapacitados en su taller y Alba atendiendo a los torturados o escondiendo en el sótano a los perseguidos políticos. Pese a tratarse de una novela en que domina lo femenino, no hay realmente reivindicación feminista. También en otras capas sociales se aprecia esta dedicación; la Nana es en la obra el símbolo de la proyección del afecto hacia los demás sin esperar nada a cambio, mientras que Férula representa el amor como obsesión.
Pero no todos los personajes femeninos encarnan el afecto y la dedicación a los demás: Pancha García inculca al pequeño Esteban García el odio que alimentará su afán de venganza y que se materializará en las torturas que este inflige a Alba. Por otra parte, Clara, impulsada por su temor a perderla, abofeteará a Blanca en una ocasión.
El desarrollo del tema de la violencia en la obra se asocia, casi exclusivamente, al ámbito masculino y se circunscribe especialmente al personaje de Esteban Trueba. Violencia y soledad se revelan como dos facetas que mantienen entre sí intensas relaciones de dependencia. La violencia y la falta de control de Esteban Trueba comportan un profundo sentimiento de soledad que será una constante en el personaje.
Lo Sobrenatural
El mundo de la magia y la adivinación gira en torno a Clara, aunque no se limita a ella. En la primera parte, Clara predice desde acontecimientos intrascendentes que acarrearán una cierta felicidad o desdicha (el resultado de la lotería o el fracaso de los negocios de su padre) a importantes desgracias familiares (la muerte de Rosa, el terremoto o el fracaso del matrimonio de Blanca). En la casa de la esquina, Clara comenzará a relacionarse con las hermanas Mora, con espiritistas, rosacruces y bohemios.
Esta aparente distribución estructural es más bien relativa. Precisamente, cuando Trueba consigue participar del mundo de los espíritus y disfrutar de la compañía de Clara es después de su muerte. Igualmente sucede en el caso de Alba, que recibe el apoyo del espíritu de su abuela en la soledad de la celda. En la segunda parte se concreta en la visita de Luisa Mora, que le lleva a Alba un mensaje a Clara para protegerla.
La clarividencia no constituye una ayuda real. Por ejemplo, intenta infructuosamente localizar a Férula mediante el péndulo o el tarot y acaba preguntándole al padre Antonio. Cuando se trata de acontecimientos más trascendentes, los poderes extraordinarios de Clara le permiten predecirlos. Sucede así con la muerte de Rosa, o el terremoto. Los poderes de Clara son intuitivos y caprichosos, de modo que nos hallamos más cerca de un caso de intuición que de magia.
En resumen, la presencia de lo sobrenatural le ha servido a la autora para justificar el título, no obstante, no constituye un elemento esencial en la obra. Se trata, más bien, de aspectos anecdóticos cuya función no va más allá del enriquecimiento de la trama como otro recurso para atraer al lector. Todo ello le permite a Isabel Allende conectar con la corriente del realismo mágico.
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