29 Dic

El Modernismo: Características y la Influencia de Rubén Darío

Características del Modernismo

El Modernismo representa una renovación del lenguaje poético, que surge de la síntesis de dos corrientes principales:

  • Parnasianismo: Busca la belleza, disciplina, equilibrio y rigor formal en el arte. De esta corriente, el Modernismo adopta la afición por el verso brillante y la equiparación del poema a una estatua de perfección clásica.
  • Simbolismo: Considera que la poesía debe estar presidida por la musicalidad, el intimismo y la sugerencia a través de símbolos.

En España, el Modernismo se introdujo de la mano de Rubén Darío, cuyo libro Azul (1888) marcó el comienzo de una importante renovación poética. Su objetivo principal era la búsqueda de la belleza y la evasión de la realidad, lo que implicó una renovación de la expresión literaria en tres aspectos fundamentales: temas, lenguaje literario y métrica.

Temática, Lenguaje y Métrica en el Modernismo

Temática

La temática modernista se divide en dos campos:

  • Exterioridad sensible: Se caracteriza por la sensibilidad ávida de goces sensoriales y de belleza. Incluye paisajes de ensueño, mujeres hermosas, un mundo poblado de dioses y ninfas, aristócratas frívolos, jardines perfumados con estanques, cisnes, pavos reales, etc. A menudo, se busca esta belleza mediante la evasión en el tiempo y en el espacio, lo que se conoce como escapismo. Se utilizan ambientaciones alejadas de la realidad cotidiana, como la Grecia clásica, la Francia de Versalles o la Edad Media. Aparecen objetos exóticos como unicornios, cisnes y jardines franceses. Otros temas recurrentes son el erotismo, el cosmopolitismo, el indigenismo y la exaltación del poeta.
  • Intimidad del poeta: Esta vertiente puede ser vitalista o estar marcada por la tristeza y la nostalgia. Se centra en la contemplación de la propia vida y una doble preocupación: sociopolítica y existencial.

Lenguaje literario

  • El Modernismo lleva a cabo una profunda renovación del lenguaje poético. El léxico se enriquece con términos cultos, exóticos y evocadores. La adjetivación es brillante, colorista y sensorial.
  • Los recursos literarios son variados y efectistas: aliteraciones, repeticiones, onomatopeyas, metáforas, símbolos (como el cisne, símbolo de la belleza por antonomasia) y sinestesias.

Renovación métrica

Se recuperan metros olvidados, como el alejandrino medieval o el dodecasílabo, y se crean otros nuevos, como los de dieciséis y veintiuna sílabas. Se modifican con libertad plena estrofas consagradas, como el soneto o el romance.

Rubén Darío: Máximo Exponente del Modernismo

Rubén Darío es el máximo exponente de la lírica modernista. Entre sus libros de poemas destacan Azul (1888), Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1905).

  • Azul (1888): Influenciada por el parnasianismo y su culto al arte por el arte. El autor crea un mundo de exquisitez aristocrática y léxico exótico, poblado de hadas, princesas, cisnes y fuentes, como muestra de su rechazo a la realidad burguesa. Incluye símbolos como el color azul (color del ensueño y del arte) y el cisne (mito griego del amor carnal y signo de pureza).
  • Prosas profanas (1896): Mezcla la evasión aristocrática con la preocupación social y los temas españoles, aunque el tema esencial es el placer erótico. La imagen femenina adquiere diversas formas de la naturaleza: tigre, paloma, yedra, mar, etc.
  • Cantos de vida y esperanza (1905): Rubén Darío muestra una expresión más sobria y trata asuntos políticos. Algunos poemas reflejan el cansancio y la amargura del poeta.

La influencia de Rubén Darío en España fue inmediata. Surgieron poetas como Manuel Machado y Juan Ramón Jiménez, y dramaturgos como Valle-Inclán, que adoptaron la estética modernista, subordinando la retórica ornamental a la expresión de la intimidad del creador. Otros autores, como Antonio Machado, se inclinaron por la vertiente más austera y comprometida de la modernidad. El Modernismo español, en su faceta más preciosista, colorista y retórica, tuvo escasa duración. Los escritores pronto iniciaron una búsqueda de temas metafísicos y se centraron progresivamente en la realidad de su propio país.

Trayectorias Poéticas de Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez

Antonio Machado: Del Yo al Nosotros

Vida y Personalidad

El sevillano Antonio Machado (1875-1936) es un ejemplo de equilibrio entre compromiso personal y exigencia artística. Fue un hombre bueno, humilde, ensimismado, de sobria y honda sensibilidad. Su trayectoria ideológica es opuesta a la de la mayoría de los noventayochistas.

Trayectoria Poética

Su trayectoria poética está marcada por el itinerario del YO al NOSOTROS. Se puede dividir en tres etapas:

  • Primera etapa (1900-1907). Mirada hacia dentro: Corresponde a los años de militancia modernista. A ella se adscribe Soledades, galerías y otros poemas (1907). Se trata de un Modernismo intimista, con una veta romántica que recuerda a Bécquer o Rosalía de Castro, y que aborda tres temas principales: el tiempo, la muerte y Dios. Es decir, el problema del destino del hombre, de la condición humana. Hay nostálgicos recuerdos de la infancia, evocaciones del paisaje y un amor más soñado que vivido. Soledad, melancolía y angustia son los resultados de ese mirar hacia el fondo del alma. Soledades, galerías y otros poemas es el libro de las emociones íntimas, del dolor, de los recuerdos, de la melancolía y de la exploración del alma. Machado buscaba una poesía centrada en el análisis del yo, personal y, al mismo tiempo, universal. Incluye símbolos como el agua (vida, fugacidad, muerte), el camino (discurrir de la vida), la noria (monotonía de vivir), la tarde, el crepúsculo, el ocaso (melancolía, la vejez espiritual, la tristeza, la soledad, los recuerdos), las galerías (personalidad) o el jardín (intimidad).
  • Segunda etapa (1907-1917). Toma de conciencia crítica: En esta época, noventayochista, compone Campos de Castilla (1912 y 1917), que denuncia la pobreza, la incultura y el atraso de España. La visión del paisaje y el paisanaje castellanos alterna con la contemplación de la propia intimidad (el amor, la muerte, el recuerdo). Alma y paisaje se funden en una única realidad. Sus temas son: la preocupación patriótica, el amor a la naturaleza (paisaje subjetivo), el amor y el dolor por la pérdida de Leonor (cuyo recuerdo asocia al paisaje) y meditaciones sobre el hombre y la codicia (producto de la miseria).
  • Tercera etapa (1917-1936): Se caracteriza por la búsqueda de una comunicación literaria de mayor carga ideológica y el cultivo del cantar popular de contenido sentencioso y la prosa ensayística (ej. Nuevas canciones).

Estilo

Machado busca, con la máxima claridad expresiva, dar testimonio, a través de la poesía, de su tiempo y de su propia vida. Usa versos dodecasílabos y alejandrinos. Recibe influencias modernistas en el léxico y las imágenes.

Juan Ramón Jiménez: La Búsqueda de la Perfección

Vida y Personalidad

Juan Ramón Jiménez (1881-1958) representa la cima de la poesía contemporánea en lengua española y uno de los nombres fundamentales de la lírica del siglo XX, como se reconoció en 1956 con la concesión del Premio Nobel de Literatura. Mostró desde muy joven su vocación poética y un extraordinario talento. Marcado por su miedo obsesivo a la muerte, su carácter susceptible y su vida en soledad dedicada a la creación. Su poesía está dirigida a la minoría. Fue también un excepcional prosista (Platero y yo).

Trayectoria Poética

Juan Ramón distingue en su evolución tres etapas:

  • Primera época (1898-1915). Época sensitiva: Sus primeros poemas son muestra de un posromanticismo becqueriano. Sin embargo, pronto acusa el influjo de un Modernismo sensorial. La crítica no le fue favorable y el autor los rechazaría más tarde. El modernismo de tendencia parnasiana cede paso ante el simbolismo. Arias tristes (1903) y Jardines lejanos (1904) vienen marcados por la inspiración romántica y modernista: perfección formal, melancolía, soledad, ensueños de amor y tristeza, próximos al decadentismo.
  • Época de plenitud creadora (1916-1936). Época intelectual: En 1916, Juan Ramón emprende un viaje a Nueva York para casarse con Zenobia Camprubí. La contemplación de la inmensidad del mar y del cielo frente a la pequeñez de su ser le produjo una gran exaltación, de la cual surge el Diario de un poeta recién casado. Junto a la meditación sobre la eternidad y el instante, este poemario incluye textos amorosos y reflexiones sobre la civilización norteamericana. Lo fundamental es la poesía desnuda, que podría definirse como el deseo de expresar lo sentido de forma sencilla, prescindiendo de la adjetivación y ornamentación inútiles. Se inicia así una etapa de plenitud creadora y humana.
  • Época suficiente o verdadera (1936-1958). Los primeros años del exilio: Al estallar la Guerra Civil, Juan Ramón y Zenobia se marchan a Estados Unidos y fijan su residencia definitiva en Puerto Rico. Su poesía se va haciendo más hermética y describe el júbilo producido por la sensación de haberse unido por fin a ese dios inmanente y terrenal, identificado con todo lo bello. En los últimos años, el poeta vive con el recuerdo nostálgico de los momentos de éxtasis.

Estilo

Su poesía está presidida por una triple sed: sed de belleza, sed de conocimiento y sed de eternidad. Juan Ramón se alimenta de sus experiencias interiores, en perpetua búsqueda de la perfección. Abundan los términos abstractos, la adjetivación embellecedora y un magistral uso de la sinestesia.

El Grupo Poético del 27: Salinas, Lorca, Alberti y Cernuda

Los autores más destacados del Grupo del 27 son Pedro Salinas, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. Casi todos participaron en los actos celebrados en 1927 con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora. Otros factores de cohesión del grupo son su vinculación con la Residencia de Estudiantes de Madrid, su amplia formación literaria y la colaboración en revistas y empresas literarias. Los poetas del 27 comparten cierta tendencia al equilibrio, entre lo intelectual y lo sentimental, lo universal y lo español, y entre tradición y renovación. Reciben la influencia del Surrealismo, Juan Ramón Jiménez, Gómez de la Serna, Unamuno, los Machado, Rubén Darío, Góngora, Quevedo, Lope de Vega, Fray Luis de León, San Juan de la Cruz, Garcilaso y Jorge Manrique.

Etapas del Grupo del 27

Se suelen distinguir tres grandes etapas en la evolución del grupo:

  • Primera etapa: hasta 1927. Entre los poemas iniciales, hay tonos becquerianos y posmodernistas. Pronto se deja sentir el influjo de las primeras vanguardias y la poesía pura. Además, imitan a los clásicos, como Góngora.
  • Segunda etapa: de 1927 a la Guerra Civil. Comienza a notarse cierto cansancio del puro formalismo. Se produce la irrupción del surrealismo, opuesto a la poesía pura. Pasarán a primer término los más hondos sentimientos humanos: el amor, el ansia de plenitud, las frustraciones y las inquietudes existenciales o sociales.
  • Tercera etapa: después de la guerra. En 1939, la Generación del 27 se desintegró definitivamente de forma dramática: Lorca es asesinado; los demás, salvo Aleixandre, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, parten a un largo exilio. En su obra continuó el tema del compromiso. En el exilio, hay imprecaciones contra los vencedores. Con el tiempo, la nota dominante en ellos será la nostalgia de la patria perdida y el idioma, una poesía transterrada. En España, la poesía deriva hacia un humanismo angustiado, de tonos existenciales.

Pedro Salinas: La Búsqueda de la Esencia

La poesía es para Salinas un modo de acceso a las honduras de la realidad, a la esencia de cosas y experiencias vitales. Los tres elementos básicos de su creación son: la autenticidad, la belleza y el ingenio. El ingenio (la inteligencia) le permite ahondar en los sentimientos a través de paradojas, observaciones insólitas, sutiles juegos de ideas y condensación de conceptos. Su lengua poética es en apariencia sencilla, antirretórica y coloquial. Su métrica, también sencilla, prefiere los versos cortos y frecuentemente encabalgados, usa la silva y renuncia casi siempre a la rima o emplea suaves asonancias.

Etapas de la Obra de Salinas

  • Primera etapa: Presagios (1923), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931). Con influencia de la poesía pura de Juan Ramón y del vanguardismo, trata temas tecnológicos (automóvil, radiador, bombilla, máquina de escribir).
  • Segunda etapa: Compuesta por la trilogía amorosa La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) y Largo lamento (inédito hasta 1975), que recorren, con júbilo, todos los estadios de la aventura amorosa.
  • Tercera etapa: Durante su exilio en Estados Unidos, Salinas abandonó la temática amorosa para dar voz a su inquietud por el destino del hombre. Destaca el poema Cero, suscitado por el horror de la bomba atómica.

Federico García Lorca: Poesía y Destino Trágico

Federico García Lorca fue un artista polifacético: músico, dibujante, dramaturgo y poeta. Su personalidad es compleja: de un lado, su vitalidad arrolladora, desbordante de simpatía; de otro, un íntimo malestar. Como poeta, fue siempre fiel a los mismos temas: la muerte anunciada, el destino trágico, la violencia, la marginación, el deseo frustrado, la esterilidad, el erotismo y el misterio; la imposibilidad de realización. La producción lírica de Lorca queda dividida en dos épocas por su viaje a Nueva York en 1929, motivado por una crisis personal y literaria.

Etapas de la Obra de Lorca

  • Primera etapa (1920-1928): Lorca escribió cinco libros que se encuadran dentro de la corriente neopopularista. El autor mezcló en ellos distintos géneros de la poesía popular con sus obsesiones temáticas y las innovaciones vanguardistas. La obra más importante es el Romancero gitano (1928), que trata el tema del destino trágico a través de seres al margen de un mundo convencional y hostil.
  • Segunda etapa (1929-1936): Su estancia en los Estados Unidos (1929-1930), precisamente en el momento dramático del crack de la bolsa neoyorquina, es un hito en la vida de Lorca. Su contacto con la gran civilización es una sacudida violenta. Su obra da un giro estético radical, usa un lenguaje surrealista y sustituye el metro tradicional por el verso libre. Los temas se intensifican. Una de sus partes está dedicada a los negros, otra raza marginada. A su vuelta a España, Lorca se consagra al teatro y reduce su producción lírica. Mención aparte merece el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1935), extraordinaria elegía dedicada al torero amigo, muerto en la plaza.

Rafael Alberti: Variedad y Dominio Métrico

La poesía de Rafael Alberti se caracteriza por la variedad de estilos y temas (existenciales, humorísticos, políticos, personales, etc.) y por el dominio de la métrica. En sus primeras obras, Marinero en tierra (1925), La amante (1926) y El alba del alhelí (1927), destaca lo popular y tradicional. Cal y canto (1929) es una de sus obras vanguardistas. Luego evoluciona hacia la literatura comprometida. Alberti fue, además, un gran dramaturgo y prosista (La arboleda perdida).

Luis Cernuda: La Realidad y el Deseo

De espíritu rebelde, aristocrático y solitario, Cernuda reunió toda su obra poética en La realidad y el deseo. El título destaca el tema primordial de su obra: la lucha entre los deseos y la realidad. El talante romántico del poeta y un altivo sentimiento de diferencia, arraigado tal vez en su homosexualidad conflictiva, hicieron de él un inconformista nostálgico. Dejando al margen un periodo de formación poética bajo el influjo de la poesía pura y del neoclasicismo, cabe distinguir en la obra de Cernuda tres etapas: una surrealista, otra neorromántica y una tercera de desarraigo.

La Generación del 98: Baroja, Unamuno y Azorín

En España se denomina Edad de Plata al período que va de 1898 hasta 1939. En ella se suceden tres promociones: la del Modernismo y la Generación del 98; la del Novecentismo; y la de la Vanguardia y el Arte Nuevo (Generación del 27). La literatura occidental, en los años inmediatos al cambio de siglo, se ve invadida por un sentimiento de pesimismo y de desencanto: se desconfía del positivismo, de la fe ciega en la razón, la ciencia y el progreso material, mientras florecen las corrientes irracionalistas y la exaltación del sentimiento. Los escritores cercanos a estos planteamientos se autodenominan decadentes. En España, el decadentismo se asocia también al sentimiento de desencanto surgido tras el desastre colonial del 98, que dará lugar a la reacción de un grupo de escritores reunidos bajo el rótulo del Grupo del 98.

Características del Grupo del 98

Estos autores son Unamuno, Baroja, Maeztu, Valle-Inclán, Benavente, Rubén Darío y Azorín. Se caracterizan por su espíritu de protesta frente a las corrupciones políticas de la Restauración, que desembocaron en la pérdida de las colonias, la reivindicación de la figura de Larra y el intento de redescubrir aspectos olvidados de la cultura española: los viejos pueblos y ciudades, el paisaje, los escritores medievales o el lenguaje tradicional y castizo; y su profundo amor al arte. Reciben la influencia de las corrientes irracionalistas europeas y se centran, principalmente, en sus preocupaciones existenciales y religiosas y en el tema de España. Además, critican la historia nacional y las clases gobernantes, aunque admiran la belleza de los pueblos españoles. Otros de sus rasgos son el subjetivismo, el sentido de la sobriedad, la voluntad antirretórica, el gusto por las palabras tradicionales y terruñeras y las innovaciones en los géneros literarios, los temas, las estructuras y las técnicas narrativas. El género narrativo se convierte en instrumento idóneo.

Miguel de Unamuno: La Angustia Existencial

Unamuno fue un intelectual, novelista, poeta, ensayista y dramaturgo, pensador profundo preocupado en su juventud por la regeneración de España y, en su madurez, por la pugna angustiosa del ser humano contra el no ser y la muerte. Sus novelas son novelas de ideas, sin descripción, en las que se realiza una exploración del mundo interior. Se construyen en torno al protagonista, que representa la idea que el autor quiere someter a debate a lo largo del relato.

Obras de Unamuno

Unamuno trasladó a la novela las preocupaciones de sus ensayos y tentativas dramáticas: Amor y pedagogía (satiriza la pretensión cientificista de planificar la vida humana para conquistar la felicidad), Niebla (angustia existencial, anhelo de inmortalidad), Abel Sánchez (envidia ciega), La tía Tula (maternidad) y San Manuel Bueno, mártir (la fe).

Estilo

El lenguaje de Unamuno está marcado por las ideas y las emociones, es preciso, usa palabras rústicas y terruñeras, aunque usa neologismos como intrahistoria o nivola. Su estilo es despojado, austero y exento de halagos retóricos.

Pío Baroja: El Pesimismo y la Ternura

Pío Baroja fue un hombre de vida sosegada, talante solitario y amargado, lo que explica su pesimismo sobre el hombre y el mundo. Sin embargo, Baroja es también capaz de sentir una inmensa ternura por los seres desvalidos o marginados. Pocos como él han fustigado la crueldad humana. Esto y su absoluta sinceridad completan su temperamento. Fue el más puro novelista de su generación. En sus novelas aflora su pesimismo existencial, su escepticismo religioso y una visión negativa y mordaz de la vida española en todos los órdenes. Supo novelar como nadie la abigarrada sociedad de su tiempo, de la que le atrajeron en particular los ambientes bajos y los tipos marginales. Defiende, en la novela, la amenidad y el espontáneo fluir de los acontecimientos y valora la capacidad de observación de la realidad, la facultad inventiva y el estilo.

Personajes y Temas en la Obra de Baroja

Baroja procura siempre describir con detalles significativos a los protagonistas y las condiciones de su entorno. Sus personajes nunca están quietos; la actividad que desarrollan, aunque nimia, es constante, como si actuaran movidos por la nostalgia de la aventura. Y casi siempre están abocados al fracaso de la acción que emprenden. Son criaturas desorientadas a las que arrasan el hastío y la carencia de un destino vital, y en las que el autor encarna su concepción desencantada del mundo. Para Baroja, el mundo carece de sentido. La vida resulta absurda y no alberga ninguna confianza en el hombre.

Obras de Baroja

Organizaba su producción narrativa en grupos de tres novelas agrupadas por un tema común. Parte en sus obras de una observación de la realidad, en muy variadas manifestaciones: ambientes madrileños (La busca), ciudades europeas (César o nada), el País Vasco (Zalacaín el aventurero) y conflictos existenciales (El árbol de la ciencia).

Estilo

Baroja desprecia la frase larga y ramificada y la retórica vacía. Su escritura es escueta, de frases cortas y párrafos breves, y su idioma es sobrio, claro y directo. El relato, cuyo objetivo supremo era entretener al lector, se caracteriza por estos rasgos: novelas centradas en un personaje, acción y diálogos abundantes, presencia del autor implícito y descripciones impresionistas.

Azorín: La Renovación de la Prosa Descriptiva

Azorín (seudónimo de José Martínez Ruiz) destaca en la literatura española del siglo XX como gran renovador de la prosa descriptiva y por haber escrito dos novelas esenciales para entender el espíritu del 98: La voluntad, donde trata el tema de la abulia como una de las principales lacras de la sociedad española, y Confesiones de un pequeño filósofo (1904), en la que, frente a los males nacionales, se aboga por un refugio en la propia subjetividad.

Temas y Etapas en la Obra de Azorín

Azorín renovó profundamente los géneros: novela, ensayo y artículo de prensa. Su actitud es escéptica, desapasionada y contemplativa. Hay dos temas principales en su obra: el paso del tiempo y la creación literaria. El fugaz correr del tiempo no constituye para Azorín un motivo elegíaco, sino una fuente de meditación melancólica sobre el destino de los hombres. En su producción se distinguen tres períodos discontinuos: novelas de inspiración autobiográfica (La voluntad), obras experimentales, como Don Juan (1922) y Doña Inés (1925), y novelas ensimismadas.

Estilo

Se caracteriza por las profusas descripciones, la sintaxis austera, su rico vocabulario y la precisión y concisión.

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