18 May

Modernismo y Generación del 98: Poesía de Fin de Siglo

A finales del siglo XIX y principios del XX, España atravesó una época de importantes cambios históricos y sociales, marcada por eventos como la Segunda Revolución Industrial y la pérdida de las últimas colonias en la Guerra hispano-estadounidense de 1898. En este contexto, surgieron dos movimientos literarios relevantes: el Modernismo y la Generación del 98.

El Modernismo, nacido en Hispanoamérica y liderado por figuras como Rubén Darío, destacó principalmente en la poesía. Darío, considerado el máximo exponente, inauguró esta corriente con su obra cumbre «Azul» (1888), la cual influenció a numerosos escritores. Otras obras relevantes de Darío incluyen «Prosas profanas y otros poemas» y «Cantos de vida y esperanza». Este movimiento estuvo influenciado por corrientes francesas como el parnasianismo y el simbolismo, caracterizándose por una temática marcada por la crisis existencial, el escapismo hacia mundos lejanos y exóticos, la sensualidad y el preciosismo.

En España, el Modernismo coexistió con la Generación del 98, un grupo de escritores preocupados por el atraso del país tras el desastre del 98. Aunque compartían con los modernistas una insatisfacción ante la realidad y un deseo de renovación estética, se diferenciaban en su materialización. Mientras el Modernismo buscaba la belleza formal y la evasión sensorial, la Generación del 98 se enfocaba en la reflexión sobre la situación política y social de España, especialmente a través del paisaje de Castilla.

Antonio Machado, destacado poeta español, transitó desde una fase inicial modernista hacia una poesía comprometida con los ideales del Grupo del 98. Sus obras reflejan esta evolución: desde la introspección y el simbolismo en «Soledades y Soledades, galerías y otros poemas», hasta la reflexión sobre los males de España en «Campos de Castilla», y su compromiso político en obras como «Canciones a Guiomar» y «Poesías de guerra», motivadas por la guerra civil y su apoyo a la causa republicana.

En resumen, el Modernismo y la Generación del 98 representan dos facetas importantes de la literatura española de finales del siglo XIX y principios del XX, cada uno con sus propias características temáticas, estilísticas y sociales, aunque interconectados por su preocupación por la realidad de su tiempo y su búsqueda de renovación literaria y social.

Narrativa de Fin de Siglo: Grupo del 98

A finales del siglo XIX, España se sumergió en una profunda crisis social, política y económica, agravada por la pérdida de sus últimas colonias en la guerra hispano-estadounidense de 1898. Este contexto histórico-social fue el caldo de cultivo para el surgimiento del Grupo del 98, un conjunto de escritores, ensayistas y poetas preocupados por la realidad de su país y comprometidos con su regeneración.

La novela del Grupo del 98, también conocida como «novela lírica», se caracteriza por una ruptura con el modelo de la novela decimonónica. Ya no se trata simplemente de reproducir la realidad, sino de explorar las emociones íntimas y personales de los personajes. Este enfoque refleja el pesimismo y el escepticismo heredados del desastre del 98.

Entre los destacados miembros del Grupo del 98 se encuentran Pío Baroja, Azorín, Unamuno y Valle-Inclán, cada uno con su propia voz y estilo distintivo. Sus obras reflejan una profunda preocupación por España, explorando temas como el paisaje, la identidad nacional, la existencia y la moralidad.

  • Pío Baroja, conocido por su visión pesimista de la vida nacional, es autor de obras como «El árbol de la ciencia», que ofrece una mirada desoladora sobre el atraso cultural y la corrupción política en España.
  • Unamuno, profundamente religioso y lleno de dudas existenciales, exploró el conflicto entre el libre albedrío y el determinismo en obras como «Niebla», utilizando su innovadora fórmula novelística, la «nivola», donde el conflicto se desarrolla en el interior del personaje.
  • Azorín, maestro de la descripción paisajística, destacó con obras como «La voluntad», donde se aborda el conflicto existencial de un personaje en busca del sentido de su existencia, y en sus ensayos, como «Castilla», donde captura la esencia del territorio castellano.
  • Valle-Inclán, conocido por su visión crítica y grotesca de la realidad española, dejó su huella con obras como «Comedias bárbaras», donde ensayó su visión deformadora de la realidad.

En resumen, la narrativa del Grupo del 98 dejó un profundo impacto en la literatura española, influyendo en corrientes posteriores y ofreciendo una mirada crítica y reflexiva sobre la España de finales del siglo XIX y principios del XX.

El Grupo Poético del 27

En las primeras décadas del siglo XX en España, se sucedieron eventos políticos como el colapso del sistema liberal, la dictadura de Primo de Rivera y el advenimiento de la Segunda República, truncada por la Guerra Civil. En este periodo, convivieron diversas corrientes literarias como el novecentismo, las vanguardias y la Generación del 27.

Origen y Miembros

La Generación del 27 se formó alrededor de 1927, cuando un grupo de jóvenes poetas innovadores se reunieron en el Ateneo de Sevilla para conmemorar el tricentenario de la muerte de Góngora. Entre sus integrantes destacan Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y Emilio Prados.

Características Literarias

Esta generación combinó elementos de la tradición y la vanguardia en su poesía. Por un lado, se inspiraron en la poesía culta española, desde los clásicos del Siglo de Oro hasta la poesía pura de Juan Ramón Jiménez. Por otro lado, adoptaron la innovación y la ruptura de las vanguardias, utilizando el verso libre, imágenes ilógicas y temas modernos.

Etapas

  • Juventud (1922-1927): Se caracterizó por una poesía deshumanizada influenciada por la poesía pura y las vanguardias, coexistiendo con una poesía neopopular.
  • Madurez (hasta la Guerra Civil): Se observa la influencia del surrealismo rehumanizado, donde la irracionalidad convive con la humanidad. También se destacó el neorromanticismo, que retornó a temas humanos idealizados.
  • Guerra Civil y Posterior: Tras la Guerra Civil, se cultivó una poesía comprometida o social, marcada por la tragedia y la preocupación por España, tanto por los exiliados como por aquellos que se quedaron en el país.

Obras Representativas

  • Pedro Salinas: «La voz a ti debida».
  • Federico García Lorca: «Romancero gitano», «Poeta en Nueva York».
  • Rafael Alberti: «Sobre los ángeles».
  • Luis Cernuda: «Donde habite el olvido».

La Generación del 27 dejó un legado duradero en la literatura española, fusionando la tradición poética con la innovación vanguardista y explorando temas universales con una sensibilidad única.

Las Vanguardias: Innovación y Experimentación en el Arte Europeo

Contexto Histórico

Europa a principios del siglo XX presenció cambios radicales, desde avances tecnológicos hasta el caos de la Primera Guerra Mundial. Estos eventos dieron lugar a un período de innovación artística conocido como las vanguardias, que surgieron en torno a la década de 1920 en España.

Definición y Caracterización de las Vanguardias Europeas

Las vanguardias fueron movimientos artísticos que desafiaron las convenciones tradicionales del arte, buscando formas nuevas y revolucionarias de expresión. Movimientos como el Cubismo, Futurismo, Expresionismo, Dadaísmo y Surrealismo introdujeron técnicas y enfoques innovadores, desde la fragmentación de la realidad hasta la expresión subjetiva y la ilogicidad.

Las Vanguardias Hispánicas: Creacionismo y Ultraísmo

En el ámbito hispanohablante, destacaron el Creacionismo de Vicente Huidobro y el Ultraísmo liderado por Guillermo de la Torre. El Creacionismo abogaba por el poder creativo del artista y la construcción de un mundo autónomo, mientras que el Ultraísmo sintetizaba movimientos vanguardistas europeos y destacaba el canto a la vida moderna y el juego del lenguaje en la poesía.

Ramón Gómez de la Serna

Ramón Gómez de la Serna desempeñó un papel fundamental en la difusión de las vanguardias en España a través de su revista Prometeo. Inspiró a jóvenes escritores en el Café Pombo de Madrid y sus greguerías, frases con metáforas sorprendentes, representaron una contribución significativa a la literatura vanguardista.

Conclusiones

Las vanguardias marcaron un período de gran innovación y experimentación en el arte y la literatura europea. En España, sentaron las bases para el surgimiento de la Generación del 27 y dejaron un legado perdurable en la literatura española, influyendo en generaciones posteriores de escritores y artistas.

El Teatro Anterior a la Guerra Civil

El Teatro en el Primer Tercio del Siglo XX en España: Comercial y Renovador

Contexto Histórico

El teatro español del primer tercio del siglo XX estuvo marcado por la inestabilidad política y social, desde la dictadura de Primo de Rivera hasta la Guerra Civil y la posterior posguerra. Se distinguieron dos tendencias: el teatro comercial, orientado al público burgués, y el teatro innovador, impulsado por autores, empresarios y actores que buscaban renovar el panorama teatral.

Teatro Comercial

  • Fórmula Benaventina: Representada por Jacinto Benavente, quien abordaba temas cotidianos con una perspectiva crítica pero no agresiva. Obras como «La Malquerida» y «Los intereses creados» destacaron en este género.
  • Teatro Cómico: Incluía el sainete, el teatro costumbrista de los hermanos Álvarez Quintero y la tragedia grotesca de Carlos Arniches. Obras como «El patio» y «La señorita de Trevélez» capturaron la atención de las clases populares.
  • Teatro Modernista en Verso: Aunque de escaso interés, glorificaba el pasado nacional a través del verso, como en «Las hijas del Cid» de Marquina.

Teatro Innovador

  • Valle Inclán: Destacó por su farsa y su ciclo mítico que reflejaba la Galicia primitiva, así como por su innovadora fórmula teatral del esperpento, evidente en «Luces de Bohemia».
  • Federico García Lorca: Sus obras respondían al conflicto entre autoridad y libertad, con dramas como «Mariana Pineda» y «Bodas de sangre», que exploraban las pasiones humanas con intensidad poética y tensión dramática.

En resumen, el teatro español del primer tercio del siglo XX fue un crisol de tradición y renovación, con el teatro comercial satisfaciendo las demandas del público burgués y el teatro innovador desafiando las convenciones con nuevas formas de expresión y contenido crítico.

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