07 Dic

La Génesis del Tratado de Roma

Las raíces de la Unión Europea se remontan a 1952, en el contexto de la Guerra de Corea, cuando se elaboró un proyecto para crear un ejército común para Europa Occidental bajo el control de la Comunidad Europea de Defensa (CED). En 1953, Beyen, ministro holandés de Asuntos Exteriores, presentó el Plan Beyen, una propuesta para completar el dispositivo político de la CED con un mecanismo paralelo de integración económica.

El Memorándum del Benelux y la Conferencia de Mesina

En 1955, el Benelux elaboró un Memorándum basado en el Plan Beyen, proponiendo una integración económica general y la creación del mercado común europeo. Este documento se envió a Francia, Italia y Alemania. Posteriormente, se celebró la Conferencia de Mesina, una reunión de los Ministros de Asuntos Exteriores de los Seis, donde se acordó elaborar un informe. El Reino Unido se retiró al observar la existencia de implicaciones políticas.

El Informe Spaak y las Negociaciones en Bruselas

En 1956, se presentó el Informe Spaak, elaborado por el Comité Spaak, liderado por el ministro de Exteriores de Bélgica. Este informe subrayaba las razones políticas de la creación de un mercado común y ponía de relieve las ventajas económicas, siempre que se formara por un grupo de países diferente de los que entrarían posteriormente. Se enfatizaba la necesidad de armonizar las políticas nacionales, especialmente en la política de precios, algo que solo se conseguiría con instituciones comunes.

Posteriormente, se iniciaron las negociaciones en la Conferencia Intergubernamental en Bruselas para redactar el Tratado y discutir el informe Spaak. Se constituyeron tres grupos de expertos: el Grupo de Redacción de Tratados, el Grupo de la CEE y el Grupo del EURATOM. Finalmente, se redactaron dos tratados: el de la Comunidad Económica Europea (CEE) y el de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (EURATOM). Inicialmente, se crearon dos tratados pensando que Francia no aprobaría la CEE, pero sí el EURATOM. Sin embargo, finalmente, Francia apoyó ambos en su parlamento.

Contexto Histórico y Desafíos Iniciales

Es fundamental tener en cuenta la situación de una Europa dividida en dos bloques. Además, se buscaba evitar la producción de productos antieconómicos, fomentando la producción a gran escala para poder competir con otros países como Estados Unidos.

Comenzaron a surgir disputas y problemas relacionados con la agricultura. Por ello, se acordó crear un sistema de precios mínimos para asegurar a los agricultores unos ingresos adecuados, similar a lo que ocurría con los transportes. Se hizo evidente la necesidad de crear una administración y una burocracia supranacional, dando lugar a cuatro instituciones. Sin embargo, surgió la pregunta: ¿hasta qué punto era operativa la existencia de la duplicidad de instituciones? Eventualmente, se llegó a un punto en el que se unificaron. Cabe destacar que, a pesar de la duplicidad, algunas instituciones fueron únicas desde el principio, como el Parlamento Europeo.

La Firma y Entrada en Vigor de los Tratados

En 1957, se firmaron solemnemente en Roma, con fecha del 25 de marzo, los Tratados constitutivos de la CEE y el EURATOM. El 1 de enero de 1958, ambos tratados entraron en vigor, constituyendo oficialmente las llamadas Comunidades Europeas: CEE, EURATOM y CECA. Una vez ratificados los tratados, se designaron las personas que ocuparían cargos en las instituciones comunitarias: Parlamento Europeo, Consejo de Ministros, Comisión Europea y Tribunal de Justicia.

Principios Fundamentales del Tratado de Roma

La misión fundamental del Tratado de Roma era la creación de un Mercado Común, una manifestación visible de la Unión Económica. No se hablaba de unificación económica, sino de armonización económica. La Unión Monetaria cristalizó posteriormente en el Tratado de Maastricht de 1992, algo que no se planteó con el nacimiento de la UE. Ambas cuestiones quedaron fuera del Tratado de Roma.

Medidas para la Creación del Mercado Común

Para la creación del Mercado Común, se implementaron medidas concretas:

  • Supresión de las barreras intracomunitarias, dando lugar al Arancel Común, similar a lo que ocurrió con la CECA y el BENELUX.
  • Establecimiento de un periodo transitorio de 12 a 15 años, dividido en tres etapas, para lograr la plena implementación del Mercado Común.
  • Libre movimiento de capitales y trabajadores.
  • Defensa de los productos intracomunitarios con respecto al exterior, lo que suponía la adopción de una política comercial común.

El Tratado de Roma no abordó en detalle la elaboración de políticas comunes de agricultura y transportes. En cuanto a la balanza de pagos, se planteó la necesidad de coordinar las políticas de cada uno de los países.

Armonización Legislativa y Otras Aspiraciones

Las distintas legislaciones se tenían que aproximar, armonizar y reducir las diferencias. Además, se establecieron otras aspiraciones:

  • Las colonias debían tener el estatus de asociadas.
  • Creación de un fondo social para mejorar las cualidades de los trabajadores y elevar su nivel de vida.
  • Constitución del Banco Europeo de Inversiones para canalizar las ayudas hacia zonas más atrasadas.

Para llevar a cabo estos objetivos, se crearon las cuatro instituciones, verdaderas guardianas del tratado, y se establecieron cláusulas de salvaguarda.

La Unión Aduanera y el Mercado Común

Se estableció un calendario específico para la creación de la Unión Aduanera, eliminando gradualmente los contingentes. Se implementaron programas que, en doce años, permitieron el éxito del Mercado Común. El 1 de enero de 1970, se inauguró oficialmente el Mercado Común.

Flexibilidad y Evolución del Tratado

A diferencia de la CECA, que se creó para 50 años, la UE no se estableció con un límite temporal. No se preveía la posibilidad de que algún estado miembro abandonara la UE, ni por propia voluntad ni por expulsión. Francia quiso incluir esta posibilidad, pero se le negó. Lo que sí se recogió fue la posibilidad de modificar el tratado y de que entraran nuevos países en la entonces CEE.

Las etapas servían para amortiguar la aplicación del Tratado, ya que no todos los países tenían las mismas condiciones. Los países se incorporaban cuando se aproximaban a la situación de los países ya miembros. Si en un momento determinado se producía un estancamiento en su evolución, podían acogerse a la cláusula de salvaguarda hasta que se restablecieran. Italia y la Alemania Federal la utilizaron. Esto respondía a la preocupación de que las diferentes políticas se aproximaran al máximo sin grandes sacrificios para ninguna.

Objetivos, Instituciones y Medios

Con la excepción de una serie de obligaciones, los tratados marcan objetivos, crean instituciones y ponen los medios para alcanzarlos. Los tratados dan pautas para la consecución de objetivos a lo largo del tiempo. Mientras que el tratado de la CECA especificaba cómo se debía aplicar todo, el de Roma era un tratado más abierto que daba una serie de pautas. Por ello, concedía a las instituciones facultades legislativas más amplias que las que tenía la CECA.

La CEE como Proceso Evolutivo

La CEE se concibe como un proceso, a diferencia de la CECA, que se va logrando día a día con la promulgación de leyes, directivas y obligaciones. Por eso se habla de leyes europeas. Para la consolidación de la UE, según el Tratado de Roma, se atraviesan tres fases:

  1. Creación de la Unión Aduanera y el Mercado Común.
  2. Unión Económica.
  3. Unión Monetaria.

El proceso no es regular. A veces se han producido avances espectaculares y otras veces crisis y estancamientos, como la crisis del petróleo, que supuso un freno. A pesar de ello, el avance final es claro y positivo.

La EFTA y su Relación con la CEE

Paralelamente a la CEE, se creó la EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio) en 1960 a petición del Reino Unido. Era una zona de libre cambio y libre comercio que se formó en el seno de la OECE (Organización Europea de Cooperación Económica, existente desde 1948). La EFTA estaba formada por Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Noruega, Austria, Suiza y Portugal. Con el tiempo, estos países fueron entrando en la CEE: Reino Unido y Dinamarca en 1973, Portugal en 1986, y Austria y Suecia en 1995. La diferencia entre la EFTA y el Mercado Común es que los países de la EFTA suprimían los obstáculos de comercio interno, pero cada país mantenía sus propias políticas de defensa frente a los demás países. Hoy en día, la EFTA ya no existe como tal.

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