04 Dic
Moral, Religión y Democracia: La Ética de un Inmoralista
“Yo soy el primer inmoralista”, dirá Nietzsche en Ecce Homo. “Hay que disparar contra la moral”. ¿Significa esto que para Nietzsche no hay bien ni mal? Sí y no.
Sí
Si los juicios sobre la verdad ya suponían una falsificación, mucho más los juicios morales, aquellos que razonan lo que está bien y lo que está mal. Estos juicios nada tienen que ver con la realidad, no describen nada, no se corresponden con nada, no se les puede tomar en serio. No hay fenómenos morales, todas las morales propuestas por los filósofos son artificios inventados por la conciencia a partir del “mundo verdadero”. Todas defienden la razón como el lugar apropiado para elaborar normas morales. Platón situaba el Bien como la Idea más importante del mundo inteligible. Sin embargo, él también habla de bien y de mal.
No
Con lo visto hasta ahora, podemos suponer dónde encontrará Nietzsche su bien y su mal. De la misma manera que el hecho de que no haya verdad no significa que no haya verdades, que no haya bien ni mal no significa que no haya bienes ni males. De nuevo, el criterio para determinar el bien y el mal está en la voluntad de poder: lo bueno será lo que favorece la vida, lo malo será todo aquello que la degenera. Los valores morales son aparentes comparados con los fisiológicos. Los juicios morales son síntomas de salud: según la potencia de vida tendremos una moral u otra. Si algo me perjudica concluyo que es malo, si algo me favorece concluyo que es bueno. Por eso la pregunta que Nietzsche se hace sobre la moral no es qué es el bien o el mal. Su enfoque va más allá del bien y del mal. Su pregunta es ¿en qué condiciones se inventó el ser humano esos juicios de valor que son las palabras bueno y malo? El inmoralismo de Nietzsche se puede entender como naturalización de la moral: en lugar de valores morales, valores meramente naturales. Esta ética no tiene nada que ver con lo que hasta ahora hemos respetado como moral. Es una ética natural, producto de la vida, de los instintos, no de la razón. Tiene que ver más con la salud que con la filosofía. Por eso, aunque Nietzsche sea inmoralista, podemos también llamar a su postura moral natural. Su moral no proviene del yo consciente sino del cuerpo inconsciente.
Moral de señores, moral de esclavos
Moral de señores
Moral de los fuertes. Para ellos “bueno” es todo cuanto eleva al individuo. Lo que es bueno son ellos mismos. Crean sus valores sin tener en cuenta lo que hagan o digan los otros. Satisfacen sus deseos y tensan sus pasiones hasta el límite.
Moral de los esclavos
Moral de los débiles. Para ellos la vida es demasiado dura como para digerirla y por eso sitúan la felicidad en paraísos racionales o sobrenaturales que pasan por destruir las pasiones. Resentidos fisiológicamente, crean su moral por venganza y odio ante los valores fuertes. En primer lugar conciben al malvado, señalan lo que está mal y, solo en segundo lugar, como contraposición, decidirán lo bueno.
Crítica a la moral de los esclavos
La moral de esclavos es una lucha a muerte contra todos los valores de la vida. Desde ella se ha reprimido al ser humano vitalmente fuerte, sensual, independiente y dominante. Han domado a la fiera y la han convertido en fiera enferma. Han desnaturalizado el cuerpo. Para ello han usado violentos mecanismos de imposición: el poder, la violencia. Así pues, la ética occidental ha caído en los siguientes errores:
- Dogmatismo moral: Considera los valores morales como trascendentes, objetivos y absolutos. A los juicios morales se les elimina el carácter condicionado en el que crecieron. Proclama por decreto que su norma se constituya en norma universal. Quiere a todos los humanos limitados, como animales de rebaño. Olvida que los valores morales de Occidente no son universales, solo son una posibilidad más de valorar el mundo.
- Antivitalismo: Las normas morales van en contra de las tendencias básicas de la vida. La moral es la peculiaridad de un ser decadente con la intención oculta de vengarse de la vida.
- Intelectualismo: La idea de que el conocimiento lleva a la virtud, impuesta en la cultura europea desde los tiempos de Sócrates. El sabio, el que da la primacía a su parte racional y sofoca su parte pasional e instintiva, es el modelo ideal de humano. De nuevo confunde una perspectiva con la verdad.
El Nihilismo, la Muerte de Dios y el Superhombre
El nihilismo pasivo
Los valores creados por esta cultura hacen referencia a un mundo engañoso y, llegado el momento en que se descubra, se romperá la ilusión. La cultura occidental no podrá salvarse cuando se sepa engañada y comprenda que sus logos eran mitos. En ese instante se encontrará vacía de sentido, sin meta, sin porqué. Desvalorización de los grandes valores tradicionales, todo estará perdido. La cultura occidental está enferma y esta enfermedad tiene un nombre: el nihilismo. El nihilismo (nihil=nada) es la profecía que Nietzsche lanza sobre el futuro de Occidente. El rostro de una decadencia fisiológica. La civilización ha entrado en un profundo declive. El remedio escogido por Occidente para sanar al enfermo ha acelerado el agotamiento. El nihilismo pasivo deja huérfana de sentido a toda una cultura, incapaz ya de generar individuos creadores.
El nihilismo activo. La muerte de Dios
Frente al nihilismo pasivo ya instalado en la cultura europea, reacciona Nietzsche con un nihilismo activo. En su propuesta los viejos valores no se hunden por sí mismos, sino que son hundidos por la voluntad de poder que dice no a esos valores. Una vez finalizada su tarea, el ser humano fuerte estará en condiciones de crear nuevos valores desde el cuerpo y el instinto. Nietzsche afirma que el hombre es un puente entre el mono y el superhombre, es decir, el hombre surgido de la cultura occidental, defensor de valores humanistas propios de una tradición cristiana. Para explicar el tránsito del nihilismo pasivo al superhombre utiliza la metáfora de la triple metamorfosis. En primer lugar nos encontramos al camello, símbolo de obediencia ciega, el que se arrodilla ante su amo, ejemplo de sacrificio y de humillación. Es el cristiano que carga durante toda la vida y el ser humano occidental capaz de soportar las obligaciones sociales por pura tradición. Es el que ha llevado a Occidente hacia el nihilismo pasivo. Ha de ser eliminado y para eso el camello habrá de transformarse en león. El león es el gran negador, el crítico, el destructor. A él le corresponde derrumbar los cimientos de la cultura occidental, él será el encargado de anunciar al mundo la muerte de Dios. El león simboliza el nihilismo activo que acaba con Dios y todos sus sucedáneos. Para vencer el miedo ante lo experimentado es también matar la Razón, la Verdad, las costumbres burguesas… La muerte de Dios es la muerte de una cultura. El león, el asesino de Dios, pretende conquistar su libertad, no es capaz de crear nuevos valores, pues está dominado por la venganza. Sabe de qué quiere ser libre, pero no sabe para qué quiere ser libre. Está lleno de odio hacia el camello y todo su pensamiento se dirige a devorarlo. Precisamos una nueva metamorfosis.
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