16 Feb

Nihilismo y la Filosofía de Nietzsche

La Muerte de Dios: Una Historia Dual

La muerte de Dios es una historia doble:

  1. Una historia que ha ocurrido y cuyo fin es la época nihilista.
  2. Una historia por hacer, una tarea cuyo fin es el superhombre.

Nietzsche utiliza el término Nihilismo al menos en dos sentidos:

  • Nihilismo como decadencia y retroceso del poder del espíritu: nihilismo pasivo.
  • Nihilismo como signo creciente del poder del espíritu: nihilismo activo.

Muerte de Dios y Nihilismo Pasivo

La muerte de Dios es una interpretación histórica de la situación moderna del hombre que no cuenta ya con los impulsos vitales que han movido la historia de occidente y que vive en una situación nihilista. El nihilismo es la caída de la metafísica tradicional, todos los valores creados por la cultura occidental son falsos valores, son la negación misma de la vida y proceden en el fondo de una voluntad de nada. Cuando esos valores se derrumben llegará forzosamente el nihilismo. El nihilismo tiene como consecuencia el hecho de que la existencia del hombre ha perdido orientación. Tal estado está anunciado en el pesimismo de Schopenhauer. El nihilismo que Nietzsche anunció es el sentimiento que el hombre tiene de estar arrojado en un mundo incomprensible, laberíntico, sin saber de dónde venimos ni a dónde vamos, es el sentido paralizador de encontrarse totalmente a la intemperie. El nihilismo estaba ya instalado dentro del cristianismo, con su metafísica y ética.

Muerte de Dios como Tarea: Nihilismo Activo

Contra el nihilismo pasivo, quiere reaccionar Nietzsche con el nihilismo activo, que por un lado es voluntad de poder, potencia violenta de destrucción, procedente de un creciente poder del espíritu que rompe con los valores vigentes. Esta es la condición, la destrucción de los valores hasta ahora vigentes, para que la voluntad de poder cree valores nuevos, afirmando la vida, y con ella al superhombre. El hombre debe adquirir su verdadera esencia, debe de convertirse en el asesino de Dios, en el aniquilador del más allá moral y metafísico. El asesinato de Dios se convierte en liberación del hombre. Nietzsche enaltece la figura del superhombre como creador de valores. Es el hombre que dicta valores, que posee una voluntad grande. La muerte de Dios debe dar paso a una nueva visión horrorosamente bella, una visión trágica de la vida, entendiendo esta expresión como afirmación de la vida terrena.

Hay por tanto dos lecturas de un mismo hecho. El hecho es la muerte de Dios. Las consecuencias son diferentes y opuestas. El nihilismo pasivo, que desemboca en la desesperanza. El nihilismo activo, que culmina en el superhombre, quien asume lo dionisíaco, lo instintivo, la terrenalidad y se eleva hasta los estados más ambiciosos creadores y libres del hombre.

Voluntad de Poder

Nietzsche ha distinguido dos fuerzas que luchaban dentro del hombre por imponerse: la dionisíaca y la apolínea. Nietzsche da a la vida el nombre de Dionisios, mientras lo apolíneo es sólo un momento de la vida y sin embargo, si analizamos la Historia de Occidente vemos como lo apolíneo se ha impuesto a lo dionisíaco, la parte se ha convertido en el todo. La voluntad de poder se ha visto anulada y sufre su subordinación a la razón. Este fenómeno se ha producido a través de la interpretación moral del ser iniciada por Platón y Sócrates, con la instauración de la ecuación razón-virtud-felicidad. Desde este análisis de la historia, es desde donde se enfrenta Nietzsche al tema de la voluntad de poder, con una intención de recuperarla para el hombre y de este modo recuperar también al hombre mismo. La voluntad de poder es el principio que reina sobre todos los fenómenos, es un concepto ontológico que designa al ser móvil de todo lo existente. Con la expresión “voluntad de poder” quiere Nietzsche caracterizar a la vida. El poder puede adoptar la forma negativa de la impotencia, como ha ocurrido en el cristianismo y en toda moral altruista. Cuando el hombre asume la verdadera realidad de la voluntad de poder se transforma en creador cuya liberta se realiza al proyectarse hacia posibilidades futuras. En el personaje de Zarathustra, encontramos a Dionisios transfigurado, atravesado por la voluntad de poder, como esa capacidad que empuja al hombre a alejarse de los consuelos metafísicos, y a querer realizarse en las cosas finitas, en sus proyectos de futuro. De alguna manera, es recuperar su voluntad perdida para dotarla de lo trágico, de lo dionisíaco. Supone asumir la responsabilidad inhibida por la herencia socrática. La voluntad de poder ocupa en Nietzsche el lugar central que se venía asignando a la razón o a la idea de orden. El poder aparece como opuesto al pensar, como opuesto a la razón. El poder aparece como creador de valores. Poder es la vida misma, que juega consigo sin intención de trascendencia. Nietzsche toma como modelo para explicar la realidad al cuerpo frente a la razón. El cuerpo es un campo donde se dan cita fuerzas de sentido contrario, igual sucede con el mundo, todas las fuerzas están dotadas de una voluntad, voluntad de poder.

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