30 Mar

Friedrich Nietzsche (1844-1900) – Alemania

De niño lo llamaban ‘el pequeño pastor’. Esperaba ser un clérigo como su padre, pero en la universidad empezó a cuestionar su vocación. Llegó a la conclusión de que el cristianismo privaba a la gente de la voluntad de superación. Su ideal era el héroe artístico y guerrero de la antigua Grecia. Para él, el hombre no fue creado igual; había hombres y superhombres. Nietzsche pensaba que estos seres superiores eran la clave para el futuro. Este es el mensaje que contenía su famosa afirmación: «Dios ha muerto».

Nietzsche prefería la idea del eterno retorno, refiriéndose a que esta vida es la única realidad y se repetirá eternamente. Instaba a la gente a vivir la vida como una obra de arte. La vida de Nietzsche estuvo marcada por la enfermedad, primero física y luego mental.

Nietzsche, quien fue ignorado durante gran parte de su vida, predijo correctamente que la época de su filosofía aún estaba por llegar. Sin duda, su influencia floreció a partir de la segunda mitad del siglo XX a través de movimientos como el existencialismo, el postestructuralismo y el posmodernismo.

Karl Marx (1818-1883) – Alemania

Marx veía la historia como un proceso material. Afirmaba que los cambios en el modo de vivir llevan al hombre a desarrollar nuevas ideas, y no al revés. Coincidía con Hegel en que la historia pasa por diferentes etapas. Creía que la etapa vigente hasta entonces, el capitalismo, sería superada. Soñaba con una sociedad mejor en la que el dinero no existiera y todo se compartiera.

En uno de sus textos más conocidos, el Manifiesto Comunista, argumenta que el capitalismo esclaviza a la gente. Sin embargo, a diferencia de Hegel, Marx creía que una lógica inexorable dirigía el curso de la historia de forma material, no espiritual, ya que son las fuerzas materiales (y no las ideas) las que afectan los actos del ser humano y, por tanto, son el motor del cambio social.

Marx derivó su enfoque hacia la economía: según él, lo que determina el curso de la historia son los medios de producción y distribución, así como el conflicto dialéctico entre las diferentes clases socioeconómicas que estos generan. Marx analizó el capitalismo mediante la oposición entre quienes poseen los medios de producción (los capitalistas) y los trabajadores industriales (el proletariado).

Conceptos Clave de Karl Marx

Método Dialéctico

Karl Marx criticó el sentido idealista de la dialéctica de Hegel, argumentando que estaba totalmente desconectada de la realidad. Marx parte de una concepción materialista. Son las relaciones de producción y de cambio (es decir, las relaciones económicas) las que determinan dialécticamente el curso de la historia. Marx sustituyó así el desarrollo de la idea o espíritu hegeliano por el desarrollo del mundo material y económico.

Marx concluye afirmando que «no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia».

El método dialéctico lo llevó a sostener que el capitalismo industrial (tesis) engendra al proletariado (antítesis), y ambas contradicciones se superan en la sociedad sin clases (síntesis). Además, Marx definió al hombre en relación con su dimensión productiva y económica, y encontró en la creación del Estado, la propiedad privada y el capital el origen de la alienación humana.

Materialismo Histórico

El marxismo sostiene que la historia es consecuencia del desarrollo dialéctico de la infraestructura económico-social, causa de los hechos y motor de la evolución de la humanidad. Las relaciones económicas dan origen a las clases sociales y a la infraestructura que determina la formación de una superestructura, integrada por la ética, la cultura, la religión y el ordenamiento jurídico. Esto es así porque, según Marx, la ideología de una época es la de la clase dominante. De esta manera, la burguesía, al apoderarse del poder desde su condición de propietaria de los medios de producción (infraestructura), crea un sentido de la ética, una cultura y un ordenamiento jurídico (superestructura) que forman una conciencia favorable al sistema.

Propiedad Privada

El marxismo propone abolir la propiedad privada de los medios de producción, ya que esta es fruto del trabajo social y no debería pertenecer exclusivamente a individuos. Tal situación configura un poder en manos de un sector que explota a otro. Para el marxismo, el capital no es una fuerza personal sino una fuerza social, que se obtiene por medio del trabajo colectivo. Además, sostiene que la propiedad de los medios de producción debe ser abolida porque institucionaliza la explotación del hombre por el hombre.

Plusvalía

Al alcanzar la producción de mercancías un determinado grado de desarrollo, el dinero se convierte en capital. La fórmula simple de circulación de mercancías es M-D-M (Mercancía – Dinero – Mercancía): vender para comprar. La fórmula general del capital es, por el contrario, D-M-D’ (Dinero – Mercancía – Dinero incrementado): comprar para vender obteniendo una ganancia. El crecimiento del valor primitivo del dinero que se lanza a la circulación es lo que Marx llama plusvalía.

Ese «acrecentamiento» del dinero en la circulación capitalista es un hecho conocido y es lo que convierte el dinero en capital, estableciendo una relación social de producción determinada. La plusvalía no puede provenir de la simple circulación de mercancías (que idealmente implica intercambio de equivalentes) ni de un aumento generalizado de precios (donde ganancias y pérdidas se compensarían). Se trata de un fenómeno social inherente al modo de producción capitalista.

Para obtener plusvalía, el poseedor de dinero necesita encontrar en el mercado una mercancía cuyo valor de uso posea la singular propiedad de ser fuente de valor; una mercancía cuyo proceso de consumo sea, al mismo tiempo, un proceso de creación de valor. Esta mercancía existe: es la fuerza de trabajo del ser humano. Su uso es el trabajo, y el trabajo crea valor.

Lucha de Clases

Es sabido que en cualquier sociedad coexisten aspiraciones diversas y a menudo contrapuestas, que la vida social está llena de contradicciones y que la historia muestra luchas entre pueblos, sociedades y dentro de ellas mismas. También se observa una sucesión de períodos de revolución y reacción, paz y guerra, estancamiento y rápido progreso o decadencia. El marxismo ofrece un hilo conductor para descubrir la lógica en este aparente laberinto y caos: la teoría de la lucha de clases.

Solo el estudio del conjunto de aspiraciones de todos los miembros de una sociedad dada, o de un grupo de sociedades, permite fijar con precisión científica el resultado de estas aspiraciones. El origen de esas aspiraciones contradictorias son siempre las diferencias de situación y condiciones de vida de las clases en que se divide toda sociedad.

«La historia de todas las sociedades hasta nuestros días —escribe Marx en el Manifiesto Comunista (exceptuando la historia de la comunidad primitiva)— es la historia de las luchas de clases».

Teoría del Valor-Trabajo

Según la teoría del valor-trabajo marxista, el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de trabajo socialmente necesario para producirla, medido en tiempo. Según él, solo el trabajo socialmente necesario posibilita que una mercancía tenga valor (de cambio). Esto no significa que no existan bienes con gran valor de uso cuya obtención requiera poco trabajo (como el aire), pero su valor de cambio en el mercado se relaciona con el trabajo incorporado.

En conclusión: a mayor tiempo de trabajo socialmente necesario, mayor valor; a menor tiempo, menor valor. Por eso, una máquina con alta productividad permite producir artículos más baratos (menos tiempo de trabajo por unidad), mientras que un producto artesanal, que requiere más tiempo, será generalmente más caro.

El Concepto Marxista del Estado

Marx afirma que las ideas dominantes de una época son las ideas de la clase dominante. En consecuencia, el Estado burgués tiene la tarea no solo de asegurar las relaciones de producción capitalistas y la propiedad privada de los medios de producción, sino también de promover la cultura y la educación que legitiman dicho sistema.

¿Y qué es el gobierno? Para Marx: «El gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa».

«El Estado […] no tendrá razón de existir cuando se hayan suprimido las clases sociales».

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